El español reflexiona tras su histórica victoria en Wimbledon
El teléfono de Carlos Alcaraz sigue echando humo. Las felicitaciones van cayendo una tras otra por WhatsApp, Instagram o Twitter, vale cualquier vía: de Serena Williams a Will Smith, pasando por Fernando Alonso, Michael Phelps, Naomi Osaka, Ben Stiller o Sebastián Yatra.
Hay uno, sin embargo, que reluce por encima de los demás: el de Rafael Nadal, 22 veces campeón de Grand Slam y uno de los ídolos del joven de 20 años.
“¡Felicidades por la victoria!”, le escribió el mallorquín al nuevo ganador de Wimbledon. «Disfrútalo porque estos momentos son mágicos y únicos”, añadió la estrella española, que en la previa de la final también le había mandado un mensaje a Alcaraz para desearle suerte de cara al encuentro con Djokovic.
Esa es la nueva dimensión en la que ha entrado el No. 1 del mundo, y que seguirá creciendo con cada nueva conquista. El domingo, en la final ante Djokovic, Brad Pitt, Emma Watson, Rachel Weiss, Daniel Craig, James Norton o el rey Felipe VI estaban en la central del All England Tennis Club siguiendo la lucha por el título.
“¡Y no me acostumbro!”, explica Alcaraz el lunes por la mañana, mientras el título de Wimbledon descansa sobre el alféizar de una ventana. “Jugando el partido no te das cuenta de muchas personas que han ido a verlo. Al rey de España obviamente sí que lo vi, pero no a muchos otros. Una vez acabó todo, y mirando el teléfono, no me podía creer que semejantes artistas estuvieron en la final animando y viendo el tenis”.
En la casa en la que Alcaraz y los suyos se han alojado durante las tres semanas de Wimbledon, a escasos metros del All England Tennis Club, la familia del tenista español hace las maletas mientras gran parte de su equipo se monta en un coche oficial rumbo al aeropuerto. Es el día después de la histórica final, y muchos quieren volver a casa cuanto antes después de una noche larga de celebración y casi un mes en Londres.
“Terminamos muy tarde, así que no me dio tiempo a descansar mucho”, explicó Alcaraz, que pese a todo no tiene cara de haber dormido mal. “Hoy por la mañana he tenido que hacer cosas desde pronto, pero estoy bien, sigo en una nube. Y creo que seguiré en esa nube durante muchos días. Ganar Wimbledon es un sueño hecho realidad, me costará bajar de la nube”.
Alcaraz empezó a escalar hacia esa nube cuando en septiembre del año pasado ganó su primer Grand Slam en el US Open, convirtiéndose además en el No. 1 del Pepperstone ATP Rankings más joven de toda la historia. Parece imposible, pero con solo 20 años ya ha ganado 12 títulos, incluyendo Indian Wells, Miami, Madrid (dos veces), además del US Open y Wimbledon.
“Todo va muy rápido”, coincidió el español. “Estoy cumpliendo mis sueños a toda velocidad. Me están pasando muchas cosas en poco tiempo, pero estoy trabajando para ello muy duro”, continuó. “He sacrificado ciertas cosas para poder estar en la posición actual. Han venido así las cosas, y es maravilloso. Tener 20 años y estar cumpliendo los sueños que tenía de crío…”.
Y aunque todo vaya rápido, quizás muy rápido, Alcaraz no hace nada para impedirlo. Al revés: se esfuerza con más ahínco para que siga siendo así, y el ejemplo está a los ojos de todos. Después de perder en las semifinales de Roland Garros ante Djokovic, sin poder competir el tercer y cuarto set como consecuencia de los calambres que le provocaron los nervios del encuentro, el español se prometió hacer lo de siempre: aprender para la próxima. Y eso fue lo que demostró en Wimbledon.
“Soy un chico que aprende de sus errores”, dijo Alcaraz. “Cuando hago algo mal, intento aprender de ello para la próxima vez evitar que me vuelta pasar. Antes del partido, lo gestioné de otra manera, me preparé de otra forma”, añadió. “El partido también lo abordé desde otro ángulo diferente. Creo que eso fue lo que me hizo aguantar y ser capaz de ganarle a Djokovic. Y la verdad que me ayudó: fue un tema mental poder resistir de la mejor forma”.
Esa fuerza mental brilló con más fuerza que nunca en el quinto set, cuando el español se sentó en su banquillo antes de sacar por la victoria.
“Intentaba estar tranquilo y sereno”, confesó Alcaraz. “Dejar la cabeza en blanco. Cuando me he levantado, he sentido un hormigueo en la barriga y en las piernas. Es difícil de gestionar. He pensado en meter el primer saque y… estaba pensando en mi cabeza que era normal tener esos nervios para cerrar el partido”, dijo, antes de desvelar el pensamiento que cruzó por su cabeza: las dos bolas de campeonato que tuvo Roger Federer en 2019 para ganar Wimbledon, y que Djokovic salvó heroicamente antes de imponerse al suizo.
“Soy un chico que ha visto mucho tenis”, aseguró el español. “Que alguien como Federer perdiera aquella final… me parece algo brutal”, reconoció. “He dicho: ‘Por favor, que no te ocurra. Haz lo que sea’. Pero en ese momento sí que lo he pensado”.
Luego, claro, el dulce momento del triunfo: el punto de partido, la victoria, la emoción.
“Probablemente sea el mejor momento después de ganar”. Dijo Alcaraz. “Al acabar, mi cabeza no pensaba, me quedé en blanco, simplemente pasé a la acción: me tiré al suelo y solo quería abrazar a mi equipo, celebrarlo con mi gente. Mi cabeza no dijo ‘Ostras, he ganado Wimbledon, he cumplido mi sueño’. Simplemente fue pasar a la acción”.
Eso sí, a pesar de haber ganado a Djokovic en un quinto set de la final de Wimbledon, el murciano tiene claro que no puede anticipar un cambio de era.
“No, no”, respondió con claridad. “Mientras sigan en activo Rafa y Djokovic no puede haber un cambio de era. Cuando se retiren, entonces quizás podamos hablar de nuevo, pero ahora no es momento. Como siempre digo, no juego para nadie, solo para mí, para mi familia y para mi equipo. No lo hago para que empiece una nueva era. Intento evitar lo que espera la gente porque es más presión. Si estoy pendiente de todo eso… Después del partido, mi sensación es que estoy listo para vivir este tipo de situaciones, para jugar partidos épicos con grandes leyendas en grandes escenarios”.