Habrá quien opine que Yulimar Rojas ya mira por encima del hombro a Caterine Ibargüen, pero será en Lima donde se reforzarán conceptos
Primero se observaban desde la distancia. Luego empezó la persecución. Se cruzaron en 2016 en Rio de Janeiro y la fiesta de la colombiana en Apartadó fue olímpica, aunque la celebración se trasladó a Caracas un año después, con el triunfo de la venezolana en el Mundial de Londres.
La previsión para julio-agosto en Lima es la habitual: cielo gris y tibias temperaturas. Al menos hasta que la colombiana Caterine Ibargüen y la venezolana Yulimar Rojas pisen la pista del Estadio Atlético de la Videna para librar otro duelo al rojo vivo por la supremacía del triple salto en los Juegos Panamericanos.
Será sin duda el enfrentamiento estelar de 17 días de competencias en la capital peruana, pero ni por asomo el único a marcar en el calendario.
Un total de 39 deportes y 61 modalidades deberían dar para mucho en esta decimoctava edición de la gran cita polideportiva continental.
Y teniendo en cuenta que se trata de la antesala de los Mundiales de atletismo en Doha y básquetbol en China, o que 22 disciplinas darán boleto olímpico a Tokio-2020, los panamericanos verán considerablemente reforzado su nivel competitivo.
Pero el gran foco se posará inevitablemente en la colombiana Ibargüen y la venezolana Rojas, quienes añaden al factor fronterizo un condimento generacional, siendo 12 años menor la vinotinto, quien viene amenazando desde hace ya tiempo con tomar el relevo de la cafetera.
Habrá quien opine que Yulimar ya mira por encima del hombro a Caterine, pero será en Lima donde se reforzarán conceptos, después de que ambas evitaran emparejarse en gran medida a lo largo de la temporada, apenas coincidiendo en julio por la Liga del Diamante, primero en Lausana con victoria para Ibargüen, y una semana después en Mónaco, donde se impuso con claridad Rojas.