En una escena digna de película, el venezolano Ronald Acuña Jr. regresó este viernes a la acción en las Grandes Ligas con un golpe de autoridad que estremeció el estadio y encendió a toda la afición de los Bravos de Atlanta: jonrón en el primer lanzamiento que vio tras su lesión.
Luego de semanas de incertidumbre y rehabilitación por una lesión que lo mantuvo alejado del diamante, el MVP de la Liga Nacional de 2023 demostró que está hecho de otra pasta. No pasaron ni segundos completos desde que pisó la caja de bateo cuando, con su característico swing agresivo, depositó la pelota en las gradas del jardín izquierdo, desatando una ovación ensordecedora en el Truist Park.
“No podía esperar más. Quería volver con todo, y gracias a Dios pude hacerlo de esta forma”, declaró Acuña tras el encuentro, visiblemente emocionado por el recibimiento y por haber aportado de inmediato al equipo.
El batazo no solo fue un mensaje claro de que está de vuelta, sino también un recordatorio del peligro que representa para cualquier lanzador en las Grandes Ligas. Con su energía explosiva, velocidad y poder natural, Acuña volvió a ser ese jugador que puede cambiar el curso de un juego con una sola aparición en el plato.
El jonrón fue solo el inicio de una noche redonda para el criollo, que también anotó dos carreras y se mostró ágil en los jardines, disipando dudas sobre su recuperación física.
Para los Bravos, su regreso representa mucho más que un refuerzo ofensivo. Es el retorno del líder emocional, del espectáculo asegurado cada vez que se para en el campo. Y para los fanáticos del béisbol, es una bendición volver a ver al número 13 hacer lo que mejor sabe: brillar.
Ronald Acuña Jr. no solo volvió. Volvió haciendo historia. Y dejó claro que el show apenas está comenzando.