Mientras los reflectores se apagaban y los equipos de limpieza comenzaban a desmontar las vallas del recorrido, un corredor seguía avanzando paso a paso por las calles de Nueva York. Su nombre: Juan Pablo Dos Santos, un atleta venezolano que demostró que la verdadera victoria no siempre se mide en tiempo, sino en determinación.
A Dos Santos le tomó poco más de 15 horas completar los 42 kilómetros del Maratón de Nueva York, convirtiéndose en el último corredor en cruzar la meta. Pero lejos de pasar desapercibido, su llegada fue recibida con aplausos, lágrimas y ovaciones de quienes aún permanecían en el lugar. Su travesía fue transmitida en vivo a través de YouTube, donde cientos de personas siguieron su recorrido en tiempo real, animándolo virtualmente kilómetro a kilómetro.
“No se trata de ser el más rápido, sino de no rendirse jamás”, expresó Dos Santos al finalizar, visiblemente emocionado. Su historia se viralizó rápidamente, convirtiéndose en símbolo de perseverancia y espíritu deportivo.
A lo largo del trayecto, neoyorquinos y turistas se unieron para alentar al venezolano, ofreciéndole agua, palabras de aliento y hasta acompañándolo brevemente en su marcha. Su paso lento pero firme se convirtió en una metáfora viviente de lo que significa ser imparable.
El Maratón de Nueva York, uno de los eventos deportivos más emblemáticos del mundo, encontró en Juan Pablo Dos Santos una nueva leyenda: la del hombre que, sin importar el reloj, corrió con el corazón por delante.






