Altas temperaturas y humedad elevada, prometen ser las protagonistas de Doha, donde el viernes comienza la decimoséptima edición del Mundial (27 septiembre-6 octubre), la primera desde la retirada del jamaicano.
Desde que Bolt terminara cojeando su última carrera mundialista, la de los relevos de 4×100 metros, el atletismo no deja de pensar en qué figura mediática puede seguir los pasos del jamaicano, con los velocistas estadounidenses Noah Lyles y Christian Coleman, como principales aspirantes a ser la estrella de esta edición.
Pero más allá de la batalla en la pista o en el asfalto, el Mundial de Doha-2019 es una cita especialmente atípica, por las condiciones particulares que presenta un evento de este tipo en Qatar, un pequeño pero riquísimo emirato del Golfo, que será sede en 2022 del Mundial de fútbol.
Las altas temperaturas han obligado a desplazar el Mundial de atletismo de sus fechas habituales, tradicionalmente en el mes de agosto, y a tomar medidas especiales para combatir la dureza del termómetro, que en esta época del año puede llegar a rondar los 40 grados centígrados, con tasas de humedad de un 85% aproximadamente.
En los estadios se ha preparado un sistema de refrigeración a gran escala que garantizará una temperatura acorde a los estándares habituales, pero las pruebas en carretera, las de maratón y la marcha, han tenido que programarse hacia la medianoche local para evitar las partes más complicadas del día.
En una entrevista con la AFP el pasado mes, el presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sebastian Coe, reelegido este miércoles al frente de esa organización, se mostraba tranquilo ante la cuestión del calor extremo.
«La tecnología en el estadio es para dejar sin aliento. Estás sentado en el estadio, hace 38 o 40 grados fuera, y en el recinto hace 23 grados. La tecnología para los atletas va a ser de primera clase», se enorgullecía.
«Doha nos da la ocasión de hacer mucho trabajo sobre la gestión del calor para los atletas. En realidad, la gestión del calor será más dura en Tokio para los Juegos Olímpicos de 2020 que en Doha, donde los atletas van probablemente a competir en condiciones perfectas», apuntaba entonces.
Otra de las dudas está en saber si las gradas del estadio Khalifa tendrán el público esperado, en un país con apenas 2,6 millones de habitantes.
Según la prensa británica, apenas se han vendido 50.000 entradas para los diez días de competición. El estadio cuenta con 46.000 plazas, por lo que los organizadores se habrían planteado distribuir gratuitamente entradas a niños y migrantes, para evitar la imagen desoladora de unas gradas casi vacías.
Con información de AFP