El nacimiento resiste la presencia importada, considera María Fernanda Madriz, investigadora del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco) de la UCV. Hay una aceptación natural de una simbología que no tiene que ver con el trópico, refiere el sociólogo Oliver Reina
Bajo el mismo cielo y sobre el mismo suelo hay osos polares (como los que se derriten cerca de la plaza Las Tres Gracias), el San Nicolás que no sabe si se protege del sol o del frío, nacimientos que se levantan en el Medio Oriente de Caracas y pinos venezolanizados. Así es la Navidad en Venezuela: un país que no es encrucijada, sino punto de encuentro, lugar en el que conviven tradiciones de muchos sitios.
Los nacimientos, supuestamente forjados en Italia en el siglo XIII y asociados con San Francisco de Asís, son tan venezolanos como la arepa. Es impensable una Navidad sin el pesebre.
«El nacimiento resiste esa presencia importada, y todavía se hacen nacimientos», explica María Fernanda Madriz, investigadora del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco) de la UCV. «Lo que es más local, para celebrar el momento de la Navidad en Venezuela, es hacer nacimientos».
Su experiencia retrata la de muchos: «Yo hago nacimiento, mi abuela hacía nacimiento, y en los grupos de wasap, mucho de lo que circula, junto a la nieve y San Nicolás, son los nacimientos». En su casa «hubo siempre nacimientos, y mi mamá montaba un árbol de Navidad porque le gustaba el olor, y era interesante ver cómo, en la misma casa, había árboles de Navidad y nacimientos».
Más que en una lucha para ver cuál es más fuerte, las figuras comparten el espacio en las tradiciones. «Ciertamente eso está imbricado con las figuras que expresan las globalización, con la vivencia de la experiencia navideña en otras latitudes», indica Madriz a contrapunto.com.
Como lo recuerda el sociólogo e investigador Oliver Reina, la Navidad «es una tradición muy propia de las familias venezolanas»; es una fecha de encuentro «y, en consecuencia, nosotros, que somos una sociedad caracterizada por expresarnos los afectos, usamos esos símbolos navideños para encontrarnos y reencontrarnos». Suma «aportes de múltiples culturas, se construye una identidad» en la que conviven expresiones culturales diversas.
San Nicolás, aclara Madriz, es una imagen escandinava que llega a Venezuela porque logró insertarse en las grandes potencias mediáticas que penetraron el país. «Con la masificación del consumo esas figuras comenzaron a exportarse, y me parece interesante que aunque están aquí, se usan y se consumen», también están presentes las otras.
El nacimiento, sin problema alguno, convive con elementos «de otras coordenadas», y hay una aceptación natural «de una simbología que no tiene que ver con lo latino, que no tiene que ver con el trópico, como los renos, osos polares, nieve, pinos, que son símbolos de una cultura nórdica que adoptamos sin mayor problema», destaca Reina a contrapunto.com.
El Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad estima que el árbol de Noel llegó a Venezuela, como tradición, en los primeros años del siglo XX, asociado con el afrancesamiento del país.
https://fundacionciev.com/el-arbol-de-navidad-en-venezuela?x-host=fundacionciev.com
Mas lo nórdico, lo que se ha universalizado, analiza Madriz, «no ha tenido capacidad para desplazar de manera total y definitiva al nacimiento». Tampoco han reemplazado las hallacas. Si no logra prevalecer lo criollo, sí convive. «Nosotros tenemos muchas cosas, pero aquí se preparan hallacas y se hacen nacimientos».
La migración forzada ha separado a las familias, pero no ha liquidado las tradiciones. «El reencuentro a través de símbolos que fueron aquellos en los que crecieron afectos y se construyeron recuerdos están más presentes, y tienen un significado muy especial», señala Reina.
La separación familiar hace que las Navidades «adquieran una particular importancia; que los recuerdos, la nostalgia, el deseo de estar al lado de los seres amados afloren», retrata el sociólogo; en circunstancias adversas las familias han buscado encontrarse gracias a la tecnología, construir nuevos referentes: «Mantienen el calor familiar reconstruido, resemantizado» e incorporan los elementos culturales de otros países.