Las cartas que varias mujeres compartieron en los tiempos de pandemia se convirtieron en una obra de teatro que es, también, una forma de hacer catarsis asumida como un desafío por el grupo Entre Vías. «Cuarentonas en cuarentena», la pieza que recoge seis cartas de mujeres, se presentará este sábado 8 y domingo 9 de noviembre a las 4:00 pm en la Sala Doris Wells de la Casa del Artista, en Caracas. Y con un detalle adicional: las actrices con terapeutas, psicólogas y psicodramatistas.
«Son seis cartas, seis temas y seis razones por las que estamos seguros de que el público va a ir a ver la obra y se va a sentir identificado», explica la terapeuta Érika Ramos, integrante del elenco. Traición, migración, maternidad, ser esposa y ama de casa, problemas con la madre y la familia son algunos de los puntos que se montan en la tarima.
La recopilación de las misivas, detalla Ramos, la hizo Fania Castillo en la cuarentena. «Ella decidió mantener comunicación con un grupo de amigos, y decidió que esa comunicación fuese a través de cartas y correos electrónicos. Las amigas comenzaron a escribirse de su día a día, del devenir y de los temas del ser humano». Hablaron también «de lo que significa ser mujer después de cierta edad, porque no es lo mismo ser veintiañera en cuarentena, que cuarentona en cuarentena».

Son mujeres hablando de su cotidianidad. «Desde pequeñas hay una cantidad de ‘debeísmos’ que tenemos presentes las mujeres: ‘Debes hacer esto, debes ser buena madre, debes ser buena esposa’. Debes, debes, debes. En la práctica no siempre es tan fácil ni fluido», comenta. Por eso, los espacios en los cuales las mujeres puedan desahogarse son imprescindibles: «Déjame drenar sin sentirme culpable por no saber ser madre, déjame drenar y no sentirme culpable por no ser buena esposa o buena hija. Es decirlo sin el juicio de la familia y de la sociedad que parece no entendernos».
Ramos reivindica el teatro como un espacio para estas reflexiones. «Tal como lo proponía Aristóteles, que se haga catarsis a través del teatro, pero adicionalmente que pueda ser un teatro terapéutico, porque al verte reflejada en cada una de las cartas vas a sentir que no eres la única persona que está viviendo lo que se muestra». Como terapeuta, subraya que es importante que el público pueda verse reflejado «para hacer terapia a través del darte y para hacer catarsis».
La pieza se presenta para desvestir las vivencias de las mujeres, para que el público pueda reír y llorar y, también, para recaudar fondos para los gastos médicos de Isabel Prieto, la hija de la psicodramatista Leila Suárez, que afronta una enfermedad autoinmune muy agresiva.






