Rubby Pérez, cuyo nombre real era Roberto Antonio Pérez Herrera, nació el 8 de marzo de 1956 en Bajos de Haina, República Dominicana. Desde joven, soñaba con ser beisbolista, pero un accidente automovilístico truncó su sueño y lo llevó a descubrir su verdadera pasión: la música.
Estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo, donde perfeccionó su talento vocal y aprendió a tocar instrumentos como el piano y la guitarra. Su carrera musical comenzó en agrupaciones juveniles como Los Hijos del Rey, pero su gran salto a la fama llegó en los años 80, cuando se unió a la orquesta de Wilfrido Vargas. Con éxitos como «El Africano», «Volveré» y «Las Avispas», Rubby se consolidó como una de las voces más emblemáticas del merengue.
En 1987, Rubby Pérez emprendió su carrera como solista, marcando un antes y un después en su trayectoria. Temas como «Buscando tus Besos», «Dame Veneno» y «Enamorado de Ella» se convirtieron en clásicos del género. Su álbum homónimo alcanzó el puesto #15 en la lista Tropical de Billboard, y su sencillo «Enamorado de Ella» llegó al #29 en los Latin Charts.
A lo largo de su carrera, Rubby recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo discos de oro y platino en Venezuela y varios Premios Casandra en República Dominicana. Además de su éxito musical, Rubby fue un artista comprometido con causas sociales y cercano a su público.
Fue embajador del merengue en países como Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico, y muchos otros, y su legado queda inmortalizado en más de una docena de discos y cientos de presentaciones que emocionaron a millones.
Lamentablemente, el 8 de abril de 2025, Rubby Pérez falleció trágicamente durante un concierto en la discoteca Jet Set en Santo Domingo, cuando el techo del lugar colapsó. Su partida dejó un vacío en la música tropical, pero su legado perdura en cada rincón donde se celebra el merengue.
Con su partida, el mundo del merengue pierde una de sus voces más brillantes, pero su música seguirá resonando en cada fiesta, cada radio y cada corazón que alguna vez vibró al ritmo de su voz. Rubby Pérez no se ha ido: vive en cada nota, en cada coro, en cada historia de amor y desamor que narró con su arte.
Rubby Pérez no solo fue un cantante; fue un símbolo de resiliencia, talento y orgullo dominicano. Su música y su historia seguirán inspirando a generaciones futuras.
La voz más alta del merengue nunca se apagará…