En el corazón de la llanura venezolana, donde el horizonte se funde con la memoria, nació uno de los más grandes exponentes de la lírica nacional: Alberto Arvelo Torrealba. Poeta, abogado, diplomático, educador y ensayista, su legado trasciende géneros y generaciones, convirtiéndose en símbolo de la venezolanidad profunda.
La voz del llano
Nació el 3 de septiembre de 1905 en Barinas, Arvelo Torrealba creció en una familia marcada por la sensibilidad poética. Su madre, Atilia Torrealba de Arvelo, y sus primos Alfredo y Enriqueta Arvelo Larriva, también cultivaron las letras. Esta atmósfera literaria lo llevó a publicar su primer libro, Música de Cuatro, en 1928, donde ya se vislumbraba su vocación por retratar el alma del llano.
Formación académica y profesional
Graduado como abogado y doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela en 1935, ejerció la docencia en Caracas y ocupó cargos públicos de alto nivel: gobernador de Barinas (1941–1944), embajador en Bolivia e Italia, y ministro de Agricultura y Cría en 1953. Su vida pública nunca eclipsó su labor literaria; más bien, la nutrió con una visión crítica y comprometida.
Florentino y El Diablo
Su obra más emblemática, Florentino y El Diablo, publicada en 1940 y reeditada en 1957, es considerada una joya de la poesía venezolana. En ella, el contrapunteo entre el hombre y el demonio se convierte en metáfora de la lucha entre el bien y el mal, la fe y la tentación, la identidad y el olvido. El poema, escrito en décimas y coplas, se inscribe en la tradición de los “aedas del llano”, pero con una profundidad filosófica que lo eleva a lo universal.
“Humilde a pie y soberbio a caballo”, escribió sobre el hombre llanero, en una descripción que condensa la dualidad del carácter venezolano.
El Diablo
Catire quitapesares
contésteme esta pregunta:
¿Cuál es el gallo que siempre
lleva ventaja en la lucha
y aunque le den en el pico
tiene picada segura?
Florentino
Tiene picada segura
el gallo que se rebate
y no se atraviesa nunca,
bueno si tira de pie,
mejor si pica en la pluma.
Legado
En 1966 recibió el Premio Nacional de Literatura, mención Prosa, por su ensayo Lazo Martí: vigencia en lejanía. Dos años después, fue nombrado Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Su obra, lejos de ser mero nativismo, se caracteriza por una lírica de gran fuerza estética, cargada de imágenes herméticas y reflexiones existenciales.
“La calificación de Arvelo Torrealba como ‘poeta nativista’ nos parece hoy bastante discutible”, señala una crítica especializada, destacando la complejidad de su lenguaje y su vocación universal.
Su verso y más
Alberto Arvelo Torrealba falleció el 28 de marzo de 1971 en Caracas, para muchos amantes del folclor venezolano, «su voz sigue resonando en cada copla que se canta en el llano, en cada estudiante que descubre el poder de la palabra, y en cada venezolano que busca en la poesía una forma de entender su tierra».
Su obra no solo es literatura: es pedagogía, es identidad, es resistencia. En tiempos donde la memoria cultural se ve amenazada por la fugacidad digital, volver a Arvelo Torrealba es un acto de reafirmación.






