Se publicó el poemario «El Palacio de la Fruta Blanca y Otras Leyendas» de David Mendoza Yamaui
«Entre la niebla de un lago que respira, surge un palacio imposible: columnas de canela endurecida, techos de cáscara de granada, y en su corazón, el último árbol de fruta blanca —luna fresca cortada con cuchillo de plata—. Aquí habitan mujeres flotantes de cabellos líquidos, piratas clavados en mástiles de poemas, y emperadores con la piel arrancada. Un universo donde las lágrimas se convierten en mariposas, los besos roban el peso del alma, y hasta los dragones son prisioneros de tatuajes», así lo publicó en su texto poético Mendoza Yamaui.
Este cuarto poemario de Mendoza Yamaui (disponible en amazon) es un «banquete de imágenes prohibidas: concubinas, niñas que tosen constelaciones en pañuelos de seda, generales y poetas borrachos».
Género: Poesía narrativa
El Temas propuesto por el texto son: Mitología china reinventada, decadencia imperial, identidad líquida
El poemario fusiona poesía lírica, narrativa breve y crónica ficticia, creando un tejido entre lo mitológico y lo cotidiano.
La estructura alterna leyendas breves (como Las mujeres flotantes) con viñetas surrealistas (La niña que tosía estrellas), evocando el realismo mágico latinoamericano con la precisión del haiku japonés.
Imágenes sensoriales: Uso de metáforas orgánicas («techos de cáscara de granada«, «fruta blanca/luna fresca recién cortada«) que vinculan lo natural con lo sobrenatural.
Bilingüismo: Los poemas en español e inglés no son meras traducciones, sino variaciones temáticas (ej.: La marcha fúnebre de los barcos tristes vs. The funeral march of the sad ships), sugiriendo que el lenguaje mismo es un personaje mutable. Temas Centrales: La feminidad etérea y su poder subversivo: las mujeres flotantes, la princesa que llora mariposas, y la muchacha de porcelana representan lo femenino como fuerza natural indomable. Su resistencia (ej.: cortar el árbol para elevarse) critica estructuras de poder (el emperador de «piel arrancada»).
Decadencia y violencia imperial: lo político se explora mediante símbolos grotescos: el pato laqueado en el banquete (opulencia vacía), el general borracho (militarismo corrupto), o el ministro de tinta que mancha a sus amantes (abuso literario y sexual).
Lo cotidiano como mitología: personajes como el señor Fu (cocinero de nostalgias) o los universitarios ebrios transforman lo mundano en ritual..
Mendoza Yamaui construye un universo donde lo poético es político: cada imagen (un colibrí enamorado de una serpiente, un general que bebe sus derrotas) desafía jerarquías y celebra lo marginal.






