La muestra Traslaciones, que se exhibe en el Centro Cultural BOD, recoge tres memorias: la de un material reutilizado, que ya viene con una historia; la memoria del material, un término físico que se refiere al retorno a una forma determinada; y la memoria del contenido. Patrones, tejidos y otros objetos rinden homenaje a las mujeres, pero también, a los hombres.
Quien espere encontrar un elefante dorado o una Mona Lisa en la exposición Traslaciones, de la artista venezolana Isabel Cisneros, es mejor que ni se acerque. porque en Traslaciones, abierta en el Centro Cultural BOD, está el recuerdo de las mujeres que cosieron ropa, amores y desamores a punta de patrones.
Allí está presente su abuela materna, Josefina, preservada en los archivos de la familia como la mujer de la costura.
Cisneros, se cansó de que la maltrataran en las ferreterías y, poco a poco, se enamoró de las vendedoras de las mercerías. Los patrones y otros materiales usados para Traslaciones “fueron buscados voluntariamente”, relata la artista en conversación con Contrapunto.
“Por feminismo, o porque la verdad es que en las ferreterías te tratan muy mal, te maltratan mucho los ferreteros, tuve que ir a buscar un material, ir a unas mercerías, y la verdad es que me parecieron encantadoras las señoras en las mercerías, con aquel amor y aquella paciencia”, confiesa.
Dejó atrás la cerámica porque le parecía demasiado trascendental pasar por el fuego y quedarse con una figura rígida. “Estaba buscando aire, estaba buscando luz, estaba buscando movimiento y salir del formato al que te obliga el tamaño del horno”.
Un viaje al exterior en un momento en el que estaba especialmente molesta por la falta de papel tualé, que coincidió también con la manipulación de libros de su padre, le dio el empujón definitivo. Le regalaron patrones, también compró otros y los intervino “para hilvanar” historias.
“Buena parte de mis conocidos, cuando tienen un perolero con el que no saben qué hacer, me lo llevan”, bromea.
Así, con patrones y guías de costura, Isabel Cisneros, construye la memoria de las mujeres. Pero también, la de los hombres.
Son tres memorias las que desarrolla en Traslaciones: la de un material reutilizado, que ya viene con una historia; la memoria del material, un término físico que se refiere al retorno a una forma determinada; y la memoria del contenido. “Quedé atrapada con aquello y comencé a intervenir”, explica.
Es “a toda esa memoria a la que le quiero hacer homenaje” con Traslaciones, precisa la artista. ¿Solo femenina? “Sí y no, porque a mí me encantan los sastres y hay una pieza inspirada en un taller de sastrería”, aclara.
Los patrones les dan pie a las mujeres, también, para hacer los ajustes que quieran, lo que Cisneros interpreta como “una toma de posesión del cuerpo, una libertad, una liberación femenina porque subes el ruedo o te escotas más”. Hay, también, “un proceso de economía que es conmovedor”, un “darles valor a las cosas”.
El premio que Cisneros se ganó en el BOD, con su obra Chorreón (el Gran Premio de Artes Visuales) incluía el espacio para contar lo que quisiera, un tremendo regalo para artistas venezolanos que hoy día no tienen muchas opciones para mostrar su arte (las galerías privadas o los museos nacionales que no abren sus puertas a todo el mundo), y tampoco acceden a todos los materiales que desean. Ella decidió convertir ese galardón del banco en Traslaciones, una exposición que abrió sus puertas el 27 de noviembre y que se puede visitar gratuitamente.