El restaurador Fernando de Tovar Pantin aseguró que la obra podía regresar a la autopista Fajardo (o Cacique Guaicaipuro). El director de Copred, Pablo Molina, insistió en que se haga una consulta para que la gente decida dónde debe estar la pieza
Quedan varios cabos sueltos sobre la estatua de María Lionza, obra del escultor Alejandro Colina propiedad de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que el gobierno se llevó a Quibayo (Yaracuy) de manera inconsulta en septiembre pasado. Algunos de ellos fueron planteados este martes durante el foro organizado por el Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV (Copred). El director de Copred, profesor Pablo Molina, recordó que la pieza estaba resguardada en la casa de estudios mientras las autoridades nacionales la volvían a colocar en la autopista Fajardo (o Cacique Guaicaipuro) después de la restauración de la que fue objeto en 2004; en la UCV estuvo más de una década, a la espera de que las instituciones del Estado la trasladaran otra vez a la autopista.
Lo cierto es que María Lionza, siempre en la polémica, continúa en el debate público. No solo por su culto, sino por todo lo que ha sucedido con la estatua que la representa como una estilizada mujer que cabalga sobre una danta.
Estos son tres datos presentados durante el foro:
1)Dudas sobre el informe del IMME. Hay un informe del Instituto de Materiales y Modelos Estructurales (IMME) de la UCV según el cual la estatua se hallaba en malas condiciones en el lugar donde la universidad la resguardaba (la Casona Ibarra). Supuestamente este informe sustenta la decisión del gobierno de llevársela de Caracas. El profesor Molina pone en duda la autenticidad de este documento, ya que el presidente del IMME no lo conoce. Copred está a la espera de que el Consejo de Facultad de Ingeniería se pronuncie.
2)Lo que dice el restaurador. Fernando de Tovar Pantin se encargó de la restauración de la obra hace casi 20 años. Con base en los estudios que se hicieron, y en una inspección realizada entre ocho y 10 años después, Pantin aclaró que los daños de la estatua no eran atribuibles al sitio en el cual se encontraba (la autopista Francisco Fajardo o Cacique Guaicaipuro); el colapso es achacable a la caducidad de la mezcla, la disposición interna de los herrajes y la forma como se sacó del molde, según detalló en una intervención grabada previamente.
Por esta razón el restaurador sostiene que la estatua podía regresar a la autopista. No hay ningún motivo para que la obra no retorne a su sitio, subrayó en una entrevista audiovisual para El Nacional, porque ya se demostró que el daño no es causado por la vibración de los vehículos. Cabe recordar que la pieza presentaba problemas, y en 2004 se fracturó.
3)Incongruencias. Pablo Molina señaló que, si la obra estaba en tan mal estado como lo afirma el supuesto informe del IMME no se explica cómo soportó las horas de carretera hasta Yaracuy y ahora resiste a la intemperie.
La propuesta: Pablo Molina planteó hacer un referéndum o una consulta para que sea la gente la que decida qué debe suceder con la estatua. Es decir, si debe regresar a la autopista, ser llevada a otro lugar de Caracas o mantenerse en Quibayo.
Si se mantiene la decisión de que no regrese a la autopista caraqueña entonces hay que revisar la sentencia de tribunales que estableció su retorno a la vía hace más de 15 años, en una batalla legal que emprendió la UCV. Como la obra le pertenece a la universidad, el profesor no descartó buscar una vía, como la donación, para solucionar el conflicto. Pero, insistió, estos mecanismos deben lograrse mediante el diálogo entre los sectores involucrados.