Cuando se conoció que la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 había sido pospuesta, muchísima gente comprendió que la emergencia sanitaria global era un asunto definitivamente grave. Ciertamente las olimpiadas, tanto de verano como de invierno, no habían sido suspendidas desde la segunda guerra mundial, lo que confirma la magnitud del efecto de la pandemia.
Un conjunto de otras citas tanto del deporte profesional como amateur, así como las prácticas, entrenamientos, torneos y eventos de clasificación han debido ser diferidos a la espera que las restricciones a la movilidad, las normas sobre reuniones de personas y el distanciamiento social lo permitan. En Estados Unidos, varios jugadores de basquetbol resultaron contagiados por lo que los encuentros de la NBA fueron suspendidos. Aunque al principio algunos futbolistas y beisbolistas recurrieron a las mascarillas para continuar las actividades de sus ligas finalmente los partidos terminaron por cancelarse. La actividad deportiva no ha cesado en Nicaragua y Bielorrusia, países en los cuales el distanciamiento social no es una política gubernamental.
Entre las reprogramaciones, además de los juegos olímpicos de Tokio pospuestos para agosto del 2021, figuran la Copa América y la Eurocopa también para el próximo año. Los circuitos de la Formula 1, las tradicionales vueltas ciclísticas, el GPA de Golf y los emblemáticos torneos de Wimbledon y Roland Garros han sido reprogramados con las millonarias pérdidas que ello supone. Los ingresos por taquilla, las utilidades por la difusión de eventos y la esponsorización de actividades están severamente afectados. Pero no sólo el deporte de alta competencia se ha paralizado. Los centros deportivos, clubes sociales, los gimnasios e incluso algunos parques recreativos están cerrados al público temporalmente. Diversos países han emitido regulaciones que restringen las actividades deportivas particulares. Muchas personas en medio de las limitaciones han redoblado sus esfuerzos en la realización de ejercicio en casa.
La Organización Mundial de la Salud ha recomendado a la ciudadanía realizar ejercicios durante la cuarentena, instruyendo sobre la necesidad de planificar diariamente modalidades de actividad física para mitigar el sedentarismo que provoca el confinamiento. El ejercicio físico es desaconsejable solo en el caso de personas contagiadas que presenten los síntomas de la enfermedad. A consecuencia de la pandemia los cronómetros se han detenido tanto para atletas y jugadores, como para los apasionados fanáticos y los fieles espectadores de las diversas disciplinas deportivas. Se trata, por ahora, de ganarle la partida a la Covid-19.
¡Amanecerá y veremos!
@adigiampaolo