La reducción llega después de que la extensión de hielo en la Antártida viviese décadas de crecimiento hasta 2015 mostrando una reducción sorpresiva
Un estudio del British Antarctic Survey (BAS) reveló que los bajos niveles de hielo en la Antártida registrados en 2023, que marcaron récords, habrían sido “extremadamente improbables” sin la presencia del cambio climático.
La investigación que se publicó en la revista ‘Geophysical Research Letter’, señaló que durante el 2023, el mar de hielo antártico registró niveles históricamente bajo, con dos millones de kilómetros cuadrados menos de hielo que lo normal en invierno, una superficie equivalente a diez veces el Reino Unido.
La reducción, además, llega después de que la extensión de hielo en la Antártida viviese décadas de crecimiento hasta 2015, cuando empezó a caer de repente, reseña la agencia EFE.
Los científicos del BAS emplearon 18 modelos climáticos diferentes para tratar de entender la reducción del hielo y su posible conexión con el cambio climático.
Rachel Diamond, la autora principal del estudio, señaló que pese a que el cambio climático permitió el bajo nivel de hielo, era un fenómeno absolutamente excepcional.
“Según los modelos, esta extensión mínima del mar de hielo que ha batido los récords sería un evento que sucede en un año de cada 2000 sin el cambio climático. Esto nos dice que lo sucedido fue muy extremo”, precisó.
Carolina Holmes, coautora del estudio, expresó que el cambio climático hace cuatro veces más probable que se contraiga de tal forma la capa de hielo en la Antártida, lo que indica que el calentamiento muy posiblemente tuvo que ver en ese fenómeno.
Los investigadores también estudiaron cómo se recupera el mar de hielo después de haber retrocedido de forma tan importante, y descubrieron que después de una pérdida similar no todo el hielo vuelve, incluso después de 20 años.
Esto apunta a que los últimos años podrían marcar un cambio de régimen duradero en el océano Antártico.
“El impacto de que el mar de hielo antártico siga bajo durante más de 20 años sería profundo, incluido sobre la meteorología local y global y sobre los ecosistemas únicos del océano, entre ellos ballenas y pingüinos”, subrayó Louise Sime, también coautora del estudio.
Los registros por satélite del hielo antártico comenzaron a finales de 1978, y entre entonces y 2015 su extensión creció ligeramente y de manera progresiva.






