El pasado miércoles, Vietnam conmemoró el 50º aniversario de la victoria comunista sobre EEUU, al tiempo que observa con recelo las nuevas amenazas arancelarias de la administración Trump.
Miles de personas se alinearon en las calles de Ho Chi Minh City, muchas de ellas pernoctando, para presenciar el desfile que incluyó tropas marchando, un espectáculo aéreo con cazas y helicópteros rusos y el ondeo de banderas rojas frente al antiguo Palacio de la Independencia.
El desfile siguió la avenida principal que conduce al palacio donde, el 30 de abril de 1975, un tanque norvietnamita irrumpió en sus puertas, marcando el fin de la participación militar estadounidense y la caída de Saigón. En los veinte años previos a la reunificación, el conflicto costó la vida a unos 58 000 efectivos de EEUU y a cerca de tres millones de vietnamitas.
Aunque en Vietnam se denomina “Día de la Liberación”, muchos países occidentales recuerdan el 30 de abril como la caída de Saigón, punto final de una guerra profundamente divisoria.
En esta edición, diplomáticos estadounidenses participaron en la celebración a pesar de la instrucción por parte de la administración Trump que les impedía asistir, según informaciones de la Agencia AP.
Las relaciones bilaterales, normalizadas en 1995 y elevadas en 2023 a asociación estratégica integral, han ampliado el comercio y la cooperación en seguridad, en parte para contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico.
El ex subsecretario de Estado para Asuntos del Pacífico Este, Daniel Kritenbrink, calificó de “extraordinaria” la transformación de un conflicto brutal en una alianza estratégica, aunque advirtió que persisten cuestiones sensibles derivadas de la guerra.
El saldo comercial de Vietnam con EEUU supera los 123.000 millones de dólares, y en abril Trump anunció un arancel del 46 % a las exportaciones vietnamitas, medida pospuesta hasta julio para permitir negociaciones.
Pese a las tensiones, el secretario general del Partido Comunista, To Lam, destacó los emotivos reencuentros entre veteranos de ambos bandos, símbolo de la reconciliación y la voluntad de dejar atrás el pasado.