Taylor Swift culminó su monumental Eras Tour con cifras que marcaron un antes y un después en la historia de la música en vivo. La gira, que se extendió por dos años, 149 conciertos y cinco continentes, recaudó más de 2.07 mil millones de dólares en boletos, convirtiéndose en la gira más taquillera de todos los tiempos, el doble de cualquier tour previo.
Pero más allá de los números, Swift sorprendió al mundo con su generosidad: distribuyó 197 millones de dólares en bonificaciones a su equipo. Los bailarines recibieron alrededor de 750.000 dólares cada uno, cinco veces su salario anual típico, mientras que los camioneros encargados de transportar el escenario y equipos fueron premiados con 100.000 dólares cada uno, equivalente a un salario anual promedio.
Un agradecimiento personal
La entrega de los bonos fue documentada en el nuevo docuseries de Disney+, The End of an Era. En escenas que se volvieron virales, Swift aparece entregando cartas escritas a mano a sus empleados, quienes reaccionaron con lágrimas y asombro al descubrir las cifras. “Bonus day es increíblemente significativo porque establecer un estándar con el Eras Tour es muy importante para mí. Si la gira gana más, ellos reciben más”, explicó la cantante.
Impacto cultural y económico
El Eras Tour no solo consolidó a Swift como la artista más influyente de su generación, sino que también tuvo un impacto económico notable en las ciudades que visitó. En Estados Unidos, se estimó que cada parada generó cientos de millones en ingresos turísticos, hoteles y restaurantes. Además, la gira impulsó la venta de mercancía oficial por más de 400 millones de dólares.
Swift, que celebró su cumpleaños número 36 en diciembre, también aprovechó las ganancias para comprar de vuelta sus masters musicales por 360 millones de dólares, consolidando su independencia artística.
Un legado sin precedentes
Con este tour, Taylor Swift no solo se convirtió en la primera artista en superar los 2 mil millones de dólares en una gira, sino que también reforzó su reputación como líder en la industria musical, capaz de transformar un espectáculo en un fenómeno cultural global. Su decisión de compartir las ganancias con su equipo marca un nuevo estándar de justicia y reconocimiento en el mundo del entretenimiento.






