El Gobierno de Bolivia confirmó que la cifra oficial de fallecidos ascendió a siete, mientras que más de 20 personas continúan desaparecidas tras las inundaciones por el desbordamiento de un río en la región de Santa Cruz, la más poblada del país.
El viceministro de Defensa Civil, Alfredo Troche, se declaró «muy consternado» por la gravedad de la situación tras realizar un sobrevuelo por el municipio de El Torno, la zona más golpeada por la riada ocurrida la madrugada del sábado. Troche señaló que la situación en las comunidades es «crítica» y requiere de una acción inmediata.
Para hacer frente a la emergencia, el viceministro Troche informó que se dispuso el trabajo con tres helicópteros que tienen la misión vital de llevar víveres y asistencia a las comunidades que han quedado completamente aisladas por el lodo y el caudal del agua, además de operar evacuaciones aéreas debido a la limitada capacidad logística para llegar por tierra.
La asistencia humanitaria se concentra en el coliseo municipal de El Torno, habilitado como albergue para las familias desplazadas, donde se reciben donativos y se ofrece atención médica de urgencia. No obstante, una de las prioridades del día es la evacuación urgente del Centro de Orientación y Reintegración Social (Cenvicruz) para adolescentes, que también quedó incomunicado.
Ante la gravedad de la situación, el Ejecutivo instaló una sala de crisis en el Palacio de Gobierno, bajo la coordinación directa del presidente Rodrigo Paz. Desde ese centro estratégico se supervisa la emergencia, se gestionan recursos y se articulan las acciones de respuesta para asistir a la población afectada en Santa Cruz, una de las regiones más pobladas y productivas del país.






