Las constantes tensiones entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos (EEUU) han recrudecido el ya complejo panorama socioeconómico venezolano, marcando un clima de incertidumbre que ralentiza las operaciones de carácter comercial dentro de la Nación y obligando a los inversionistas a tomar medidas que les permitan conservar sus activos.
En una realidad tan cambiante, algunos empresarios se han visto en la obligación de pagar «de contado» la materia prima, material industrial u otros rubros, necesarios para garantizar su producción; siendo esta una petición de sus proveedores en el extranjero ante el temor de una escalada del conflicto geopolítico con EEUU, que pudiera impedir que sus compradores en Venezuela puedan saldar una deuda fraccionada.
Así lo explicó el asesor financiero Óscar Doval, durante una entrevista para Contrapunto.com, quien desde su cercanía con grandes empresas, pymes y sus juntas directivas, conoce de casos en los que «muchos de los vendedores o proveedores que están en el exterior, algunos que manejan materia prima, otros de material industrial, y que antes ofrecían cierta cuota de crédito, están pidiendo que se pague de contado, porque están en otro país y tienen miedo, ante una situación tan compleja, y que se desarrolle una confrontación en Venezuela (…) en la gente que está importando no pueda pagar».
«Eso hace que los empresarios venezolanos tengan menor caja ya que tienen que pagar de contado a los proveedores internacionales y entonces se ven mucho más complicados, desde el punto de vista de capital de trabajo, cosa que también encarece su producto en el aquí y en el ahora; y de alguna forma le impide invertir en inventario», detalló.
¿Qué pasaría en un escenario de confrontación EEUU – Venezuela?
Doval indicó que en caso de que se concretara un escenario de confrontación «asimétrica», en el que Estados Unidos iniciara un ataque de carácter bélico contra Venezuela, el Gobierno Nacional podría reaccionar de manera defensiva: «Eso nos puede llevar un caos nacional que va a contraer más la economía», siendo el país sudamericano el más perjudicado de la ecuación, poniendo como ejemplo el caso petrolero, en el que, si ya se vendía el crudo venezolano a descuentos por tema de sanciones, el panorama geopolítico ha agravado la situación, obligando al país a bajar mucho más el precio de su ‘oro negro’.
«Eso está produciendo una ralentización de la economía o una contracción económica, como lo quieras ver. Eso se traduce en inflación, devaluación, sin duda, y menor poder adquisitivo de la gente, en consecuencia», señaló el también presidente de la Asociación Venezolana de Capital Privado (Venecapital).
Por lo tanto, considera que «si se diera una arremetida bélica o un conflicto continuo con el país colapsado, que no puede realmente dedicarse a producir, a transportar productos, servicios a lo largo del territorio nacional, a vender y abrir nuevamente sus instalaciones, como comercios, las industrias -para producir, para comercializar-, eso obviamente va a repercutir nuevamente la economía nacional», generando mayor inflación, devaluación y bajo poder adquisitivo.
Un entorno económico hundido
Entonces, «nos encontramos en una perspectiva actual donde la gente está pasando trabajo y una perspectiva, en el mediano plazo si se dan las intenciones de estas medidas coercitivas unilaterales norteamericanas contra Venezuela, consolidándose en algo mucho más grave, nuevamente (sería) un golpe económico muy fuerte para el país».
Destacó que entre los mayores afectados se encuentran los ciudadanos de a pie, «y es lo que los políticos de un lado u otro no se dan cuenta. Lo otro a tener en cuenta es que no hay soluciones mágicas para mejorar el tema económico. (Aunque) evidentemente, la estabilidad política suele mejorar el entorno económico».
Óscar Doval determinó que actualmente el país enfrenta un entorno económico «hundido» que «se puede hundir muchísimo más», dependiendo de las piezas que se muevan, o no, en materia geopolítica.






