Luego de más de nueve años de investigación y once mil nacionalidades europeas aprobadas, Crisanto Bello, presidente de Sefar Universal, desarrolló el “Derecho Genealogista”, disciplina jurídica que reconoce, interpreta y defiende los derechos heredados de los antepasados para la obtención legítima de un pasaporte europeo.
Esta especialidad certificada por el Centro de Formación, Investigación y Defensa de los Derechos Derivados de la Genealogía, integra historia, genealogía, paleografía y derecho.
Los especialistas en esta disciplina, abogados genealogistas, elaboran expedientes basados en documentos de archivos nacionales, parroquiales y notariales de Europa y América Latina. Su labor requiere acceso especializado a estos repositorios históricos y la capacidad de interpretar escrituras antiguas, muchas de ellas con más de cuatrocientos años de antigüedad. A partir de esta evidencia, es posible acreditar filiaciones legítimas con antepasados originarios de España, Portugal o Italia, lo que permite ejercer el derecho de sangre y, en consecuencia, acceder a la ciudadanía europea.
El derecho genealogista goza de reconocimiento como herramienta probatoria en procesos de nacionalidad avalados por la (CIL) Comunidad Israelita de Lisboa; la (FCJE) Federación de Comunidades Judías de España y distintos tribunales europeos. Su labor ha contribuido a estructurar un marco jurídico que combina la investigación documental con la defensa legal del derecho de origen, ante instituciones y tribunales europeos.
Esta visión se alinea con la evolución de las políticas de nacionalidad en la Unión Europea, en la que distintos marcos legales —como las leyes de ascendencia sefardí en España y Portugal o las normativas italianas de ius sanguinis— han considerado la genealogía como medio probatorio de ciudadanía.






