La visión del poder que compartió este miércoles el apóstol Dan Suárez, presidente de la Mesa Ministerial Nacional, es más compasiva que vengadora. Suárez, durante una rueda de prensa en la que informó la celebración de la Cumbre Cenit en Caracas entre el 19 y el 21 de noviembre, explicó que las relaciones con el gobierno buscan un mejor ejercicio de la gestión pública. Si hay un pueblo espiritual y un gobernante ateo eso afectará la vida de la nación. Por eso, insistió, hay que tocar arriba, las cabezas gubernamentales para que las cosas cambien. Sin embargo, aclaró que esto no significa «una demarcación ideológica o política, porque la iglesia es iglesia, y en la iglesia pastoreamos a una tendencia y a otra tendencia» y el objetivo es que «Cristo pueda resplandecer».
Puso su ejemplo en La Guaira, pues por la cercanía con el exgobernador Jorge Luis García Carneiro pudieron trabajar en hospitales, colegios, con fuerzas públicas y «dios resplandeció en La Guaira». Explicó que el jefe de gobierno del Distrito Capital, Nahum Fernández, también pidió el apoyo evangélico y «Caracas ha reverdecido».
Este no es un apoyo servil, insistió. «No nos pagan. Lo que hacemos, lo hacemos por convicción». En privado «hacemos las correcciones», no en público. Garantizó que han dicho «las verdades que tenemos que decir», pero en privado.
En las redes sociales la gente quiere sangre, quiere ver a un pastor confrontando al presidente, pero ese no es el trabajo de un pastor, argumentó. El trabajo, aseguró, es orar por quienes ejercen el poder.
Para Suárez, los gobernantes, más que un psicólogo, necesitan a alguien que los ame y que se preocupe por sus familias, porque son seres humanos igual que todos.
El apóstol calcula que en el país hay cerca de 10 millones de personas de fe cristiana evangélicas, entre las activas y las que pudieron haberse alejado de los espacios de encuentro. Los domingos, en las iglesias, se congregan 5,5 millones de cristianos evangélicos, y aparte «tenemos 4,5 millones de personas que profesaron su fe» pero «hoy no están asistiendo».
Aclaró que la Mesa Ministerial no es el único actor en el escenario y comentó que, efectivamente, la polarización afectó a la iglesia, porque «una parte importante de la iglesia se sintió identificada con un bando y con otro bando en el ámbito político», aunque la posición es trabajar «por ver el país levantarse, porque ya hemos vivido todo tipo de cosas» por parte de grupos políticos que quieren hacer las cosas a su manera.
«Lo que puede dar resultado en el tiempo es que Cristo alumbre el corazón de los venezolanos», defendió. «Si esto ocurre, Venezuela saldrá adelante. Y para esto, los pastores son la pieza, son la bisagra, son el elemento fundamental para que las puertas de bendición vuelvan a abrirse en toda la nación».
Suárez afirmó que trabajan con personas de todas las visiones ideológicas, e informó que la Mesa «está en el estado Cojedes», donde está activo «un gobierno de línea opositora». Ahora «creemos que dios es el que pone y quita reyes, y si el que está ahora gobernando es el presidente Nicolás Maduro es porque dios lo tiene allí. Si dios lo quisiera quitar…El día que quiso quitar al presidente Hugo Chávez, lo quitó. Pero si Nicolás Maduro está allí gobernando es porque dios lo tiene allá».






