El béisbol volvió a latir con fuerza en la capital. El Estadio Monumental Simón Bolívar fue el epicentro de una noche mágica en la que se disputó el primer duelo de la temporada entre los eternos rivales: Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes. Y como era de esperarse, la pasión desbordó las tribunas.
Desde tempranas horas de la tarde, los alrededores del coloso de La Rinconada se vistieron de fiesta. Las principales marcas del país dijeron presente con activaciones que convirtieron el estadio en una feria de emociones: rifas, concursos, juegos interactivos y premios con material POP hicieron las delicias de los fanáticos, que llegaban con gorras, franelas y banderas, listos para alentar a su equipo.
A las 7:30 de la noche, luego de la voz de “play ball”, aún se veían largas filas de personas ingresando al estadio. La expectativa era tal que la cifra oficial de asistencia no se conoció sino hasta pasadas las 9:00 p.m.: un total de 32.623 fanáticos colmaron las tribunas, marcando un hito en esta joven temporada.
La emoción se vivió desde antes de entrar al parque
El ambiente fue eléctrico. Las luces del Monumental brillaban como nunca, y el rugido de la fanaticada se mezclaba con el eco de las cornetas, los tambores y los cánticos que no cesaron ni un segundo. Era más que un juego: era una celebración del béisbol venezolano, una tradición que se renueva cada año con la misma intensidad. Es el «clásico del beisbol venezolano» y quizás, el enfretamiento deportivo más importante de Venezuela.
En el terreno, los protagonistas no decepcionaron. Cada batazo, cada jugada cerrada, cada out fue celebrado como si se tratara de una final. Pero más allá del marcador (4 a 3, a favor del visitante), lo que quedó claro es que el clásico Caracas-Magallanes sigue siendo el evento deportivo más esperado del país.
La noche del 29 de octubre no fue solo el inicio de una nueva rivalidad en la temporada, sino una postal viva del fervor beisbolero que define a Venezuela y la confirmación de que cuando juegan estos dos equipos el país se detiene.






