La Alianza por la Soberanía y la Democracia (ASD) propone ante el país, «la construcción de una gran confluencia de fuerzas por libertades públicas y derechos democráticos”.
La nueva alianza realizó un encuentro, en el Salón de Reuniones de la Escuela de Trabajo Social (UCV), con la finalidad de debatir la situación país desde una dimensión general.
Entre los voceros se contó con las participaciones de los lideres políticos Manuel Isidro Molina, Rafael Venegas y Eustoquio Contreras, quien hizo la presentación del siguiente documento:
Por libertades públicas, derechos democráticos y justicia social
HACIA UNA GRAN CONJUNCIÓN DE FUERZAS
Unos le llaman «deriva autoritaria» o simplemente «autoritarismo». Otros le dicen «régimen de facto o despótico», acentuando la erre inicial.
Hay quienes lo califican llanamente como «dictadura», sin más adjetivo. Y en los entresijos existe una gran variedad de grises, según los conocimientos que se tengan de comparaciones históricas.
Entre los críticos existen los que reclaman sus enseñas de «izquierda», mientras otros defienden a capa y espada sus referencias liberales. A muchos esas diferenciaciones los tienen sin cuidado. Están hastiados.
Todos coinciden en el abierto desconocimiento de nuestra Carta Magna y de numerosas leyes y convenios firmados por la República.
Algunos fijan los inicios de esta forma de gobernar en 2014, con antecedentes notorios en acampadas y «guarimbas», aparte de una cantidad de fallecidos en las protestas.
Otros lo fijan en la elección presidencial «fraudulenta» de 2018 y su antecedente de fuertes refriegas el año anterior, con denuncias de la fiscal general y el montaje de una dudosa asamblea constituyente.
Por último, la mayoría coincide en que el endurecimiento represivo —»terrorismo de Estado» se ha llegado a decir— se recrudece luego de la elección presidencial del 28 de julio del año pasado y del masivo rechazo al resultado anunciado por el CNE.
Al denunciar violaciones y exabruptos, se pone el acento según el sector social que asocie sus banderas o luchas a algún articulado específico. Derechos humanos, en general, pero se enfatiza en derechos civiles y políticos y/o derechos sociales, económicos y culturales. Suena tanto el 5° como el 91; se entrecruza el habeas corpus y el debido proceso con el derecho a visitas y al cese de la desaparición forzada; y algunos constitucionalistas se atreven a mencionar el 350… un verdadero rosario.
Así como todos tenemos un familiar cercano fuera de nuestro suelo, asimismo cada cual destaca sus principales quejas: • irrespeto a la esencia republicana • invalidez de la voluntad expresada en el voto popular • censura abierta a la libertad de expresión y movilización • trabajo esclavizante sin salario • salud abandonada • educación deficiente y de baja calidad • desaparición de la seguridad social • exterminio de adultos mayores • ataques a la autonomía universitaria • violación del hogar • falta de transparencia en los convenios con otros países… y un etcétera larguísimo.
Más allá del alejamiento constitucional, cada uno a su manera constata en su vida cotidiana la reducción abrupta de las libertades públicas y los derechos democráticos. No podemos obligar o forzar a que todos defiendan todo. Pero sí podemos crear una red de solidaridad, de acompañamiento entre las luchas, como si fueran una sola, aunque tengan derroteros particulares.
Desde la Alianza por la Soberanía y la Democracia (ASD) estamos proponiendo la construcción de una gran Conjunción de Fuerzas por Libertades Públicas y Derechos Democráticos. Nos dirigimos a todas las organizaciones defensoras de los derechos humanos, a sindicatos y gremios, a los partidos y asociaciones de talante democrático.
Este jueves 9 de octubre es la primera cita para intercambiar opiniones y poner los pilotes a esta conjunción de fuerzas y de voluntades. Esperamos que éste sea un nuevo inicio para que mucha gente, muchas organizaciones y asociaciones sociales, representaciones partidistas, oenegés, colegios profesionales, etc., comiencen a aunar sus esfuerzos para hacer de Venezuela un espacio para la convivencia civilizada, para la realización de los sueños democráticos, para el respeto por la vida y la dignidad de quienes compartimos este trozo de tierra.







