En el corazón del Valle de Quíbor, una de las principales zonas agrícolas de Venezuela, los productores de la parroquia Tintorero demuestran que la resiliencia campesina es clave para enfrentar los efectos del cambio climático. Un reportaje publicado en Cotejo.info expone como se reinventaron los agricultores de esta zona y pasaron de ser reconocidos por la producción de pimentón y tomate, a diversificar su oferta con rubros como la pitahaya, el pepino, ají, parchita, lechosa y hasta productos gourmet, mientras impulsan prácticas de reforestación y
fertilización orgánica.
En Campo Lindo, caserío de Tintorero, funcionan seis casas de cultivo familiares
que abastecen de plántulas a agricultores de 17 estados del país. Esta actividad,
iniciada en 2001 por recomendación del Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor,
permitió a los productores sustituir la siembra en campo abierto por invernaderos,
reduciendo el uso de agua y minimizando riesgos asociados al clima, plagas y
contrabando de hortalizas.
“Nos hemos reinventado para seguir produciendo y buscar opciones ante las
dificultades”, señala Leida Lovera, vocera de la Asociación Civil de Productores y
Semilleros de Campo Lindo (Aciprosemcla), según nota de prensa.
El cambio en los patrones climáticos ha obligado a los agricultores a implementar
soluciones creativas. Además de diversificar cultivos, han incorporado fertilizantes
orgánicos y prácticas de lombricultura para recuperar suelos degradados por
agroquímicos.
Inspirado por el documental Mi gran pequeña granja, el productor Rafael Corobo
instaló una estación de lombricultura en su finca y hoy enseña a estudiantes y
comunidades los beneficios del humus de lombrices y los insumos naturales que
prepara a base de estiércol, melaza y canela.
El aumento de las temperaturas es una de las principales amenazas. Para
mitigarlo, los agricultores iniciaron un plan de reforestación con 8.000 plántulas de
araguaney en calles y jardines de la comunidad.
“Queremos enfriar la tierra y dar sombra a las plántulas que germinamos”, explica
Nairobi Valenzuela, quien abrió su primera casa de cultivo en 2010 y puso sus
terrenos al servicio del proyecto.
El ingeniero agrónomo Oswaldo Castellanos, asesor en la zona, destaca que el
Valle de Quíbor ofrece condiciones únicas para la producción de hortalizas gracias
a sus noches frescas y la alta radiación solar durante el día.
Actualmente, plántulas producidas en Campo Lindo viajan a estados como Anzoátegui, Carabobo, Mérida, Táchira y Bolívar, entre otros, garantizando alimentos resistentes y de calidad para los agricultores locales y nacionales.
El reportaje completo se encuentra en la web de Cotejo.info.






