«…y si es verdad que acabó ofrezco para ti esta sentida canción».
Cuando uno se entera que se va un hombre que conoció a Venezuela desde su música, es decir desde lo más profundo que tiene este país, no se consigue otro camino que el de la tristeza.
Eso pasó al enterarnos que el corazón de Henry Martínez dejó latir, pero inmediatamente se siente la respiración de sus canciones dándole vida a la musicalidad de nuestra esencia y eso se impone a esa muerte que nos alcanzará a todos.
Pero gente Henry Martínez tienen el don de trascender a su tiempo, incluso antes de que se acabe.
Un maracayero que entendió que «Oriente es de otro color» y que unos «Grifiñafitos» se cantaban en trabalenguas larenses «con un porrazo Ruperto en la rabadilla», supo describir de manera «Criollísima» nuestra geografía y nuestra venezolanidad.
Cantado por muchos, por todos y algunos más Henry Martínez nos deja un «Tiempo de esperanza» para cantarlo «A tu regreso».






