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lunes, 15 diciembre, 2025
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Juan Sebastian Bar: El viejo amigo jazzista de las noches caraqueñas

Yahvé Álvarez @yahveal

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El empresario y fotógrafo, Enrique Cañizalez, director general de Juan Sebastian Bar (JSB) y amigo de los fundadores asociados del local, desde su particular visión gerente-artista, sostiene que Juan Sebastian Bar es «un viejo amigo «de las buenas noches musicales de Caracas. Somos parte del patrimonio histórico cultural de Venezuela».

«Nosotros hacemos posible, desde nuestras modestas experiencias el mapeo de la movida nocturna en Caracas, sobre todo con la movida de la musica en vivo», señala mientras recuerda que la propuesta fundadora fue «de jazz con vino, para los melómanos del mundo».

«Se mencionan varios locales y movidas nocturnas importantes en Caracas: ‘Boga’, ‘Sala de Despecho’, ‘Modo’, ‘La Salsa en San Agustín’ (una movida callejera), y ‘La Clave’ (un evento de salsa una vez al mes), nosotros desde nuestra histórica propuesta somos un ícono cultura en nuestro país», subrayó el empresario Cañizalez.

Pero… ¿Cómo surgió y como evolucionó la propuesta comercial y artística el Juan Sebastian Bar en Caracas? ¿Qué importancia tiene la música y el jazz en la evolución histórica en Venezuela, y en el especial con Juan Sebastian Bar? ¿Cómo la vida nocturna en Caracas, favorece a la mediana reactivación del comercio vinculado al negocio del espectáculo en Caracas? ¿Cómo ha cambiado la vida artística en la Venezuela del siglo XXI, después de los efectos comerciales de pandemia?

Llegamos a Juan Sebastian Bar

El ambiente esta saturado de una luz tenue, el símbolo decorativo del local es la madera y fuera de la tarima en los espacios públicos se deja observar la portentosa presencia decorativa, como mesa para el público, de un piano de cola negro. Se usa como mesa frente a la barra. Al entrar a Juan Sebastian Bar, solo puedes escuchar el murmullo del amplio público presente, un aforo promedio de 300 personas entre sentadas y paradas. 

El publico presente habla, baila, canta y escucha música de una forma casi que religiosa.

Al fondo Cañizalez grita: «Pasa, pasa. Llégate al templo del jazz en Caracas«. Le respondo, rodeado de un montón de parejas bailando en la pista: «Si me dejan llego».

Cañizalez, es el encargado de relaciones públicas y llegó a Juan Sebastian Bar por su relación con la familia propietaria de José Mata de Ornelas, uno de los dueños asociados y fundadores, de origen portugués. 

Su experiencia como fotógrafo y su amplia red de contactos le facilitaron la integración a la nueva gerencia del local después de los tiempos «oscuros» de la pandemia.

El local tiene 52 años de historia y es percibido como patrimonio cultural de los caraqueños. Hoy, en 2025, sigue siendo un ícono de jazz y música latina, como en los años 70-80. Y permanece allí, donde nació, en la avenida Venezuela con calle Mohedano, en El Rosal.

«Tras la pandemia, atrae a un público más joven con una movida salsera más intensa, aunque mantiene su esencia de latin jazz. Se incluye un segmento de 15-20 minutos de pop latino y música urbana. Quiero sentenciar que el jazz no ha muerto en Caracas», advierte Cañizalez.

Asimismo agregó: «Aquí entendemos y practicamos el mundo del jazz, no sólo como un género musical. Hacer jazz y sus derivaciones regionales es para nosotros, los devotos, un rito sagrado».

«Los expertos de la neurociencia afirman que la música activa el sistema límbico, libera dopamina y oxitocina, que son las hormonas del placer y el vínculo humano. La mayoría de los seres humanos contamos con instintos armónicos y melódicos, no todos los músicos saben bailar, pero si tiene corazón musical es probable que sepa bailar bien. Todo eso se puede notar en los clientes», argumentó Cañizalez.

El fotógrafo y gerente viste de color negro cual músico de la noche. Tiene una forma «eléctrica» de abordar la conversación. Nos recuerda al protagonista Johnny Carter, del cuento largo El Perseguidor, del escritor argentino Julio Cortazar, obra publicada en 1959, como homenaje a la genialidad del jazzista estadounidense Charlie Parker.

«De cuentos tengo un montón de chismes y anécdotas vividas en este local, sobre todo los amigos casados que se escapan de su vida rutinaria en complicidad de nuestra propuesta musical», narró Cañizalez.

En medio de la consulta documental para este trabajo, es sustancial recordar que uno de los textos más consultado sobre la historia del jazz a nivel universal es «Grandes Mitos del Jazz. Una Historia en Imágenes 1900-2000», de Dave Gelly, publicado editorial LIBSA (2004). Consulta fundamental para ilustrar de forma básica la evolución histórica del jazz a nivel universal. Otro texto fundamental, como aporte teórico para el registro de la música en Venezuela, es «Historia de la Salsa», de César Miguel Rondón. Una libro apasionante que narra el origen y desarrollo de la salsa como género musical a nivel mundial. 

-¿Cuál es la clave del éxito de Juan Sebastian Bar?

-Nuestra clave del éxito fue cambiar el estilo de atención para generar emociones, en nuestros antiguos y nuevos clientes. Esto incluye una rotación de grupos musicales de alto nivel (Alfredo Naranjo y su Guageo, Marcial Istúriz, Aditus, entre otros), shows especiales cada uno o dos meses, y un servicio al cliente muy interactivo y atento, comparado con un hotel cinco estrellas o un restaurante con estrellas Michelin.

-¿Es un bar ícono en Caracas?

-Se menciona una frase que posiciona al bar como marca: Juan Sebastián Bar es una visita obligada en la Caracas nocturna. Esta propuesta comercial de entretenimiento es tan obligada como ir a ‘comer perros calientes en Plaza Venezuela o en la calle del hambre en Caracas’. Es como ‘ir a la Plaza Bolívar’ o ‘subir al Humboldt’, como turista».

-¿Cuáles son los proyectos a futuro? 

– Me gustaría organizar un festival de salsa de un día en la calles de Caracas, bajo la marca de Juan Sebastián Bar, presentando a los grupos icónicos del local entre otros.

– ¿Cómo llevas la gestión musical del local?

-Con pasión. Este es un oficio que exige pasión, de lo contrario no se hace o se hace mal. En la gerencia me acompaña Juan Carlos de Freitas, uno de los propietarios e hijo de los dueños fundadores. En numerosas oportunidades actúa como director musical gracias a su vasto conocimiento de los músicos y la escena. El local es conocido por ser ‘la casa de los músicos’, donde estas vienen a tocar e improvisar (jam session de jazz) después de sus propios conciertos.

-¿Cómo hace el local para convivir con tendencias, corrientes musicales y géneros tan disímiles en el jazz y la salsa?

-Es complejo pero lo logramos. Te recuerdo que la tarima es un templo para los músicos y para todas las personas que se consideran melómanos. Cualquier persona o músico que desee incorporarse a la tarima para descargar debe tener el acuerdo de los profesionales que están trabajando en la tarima. Este principio es sagrado para todos los invitados y visitantes de nuestro local. Aquí tocamos todos estilos del jazz, paseamos desde el Ragtime, New Orleans Hot, Dixieland, Swing, Bebop o Bop, Cool, West Coast jazz, Hard Bop, Third Stream, Jazz Latino, Funk Jazz o Soul Jazz, Free Jazz, Post-Bop, Jazz Fusión entre otros. Es bueno recordar que existen salseros que no les agrada el término «latín jazz» o también contamos con otros salseros que les encanta ese término.

-¿Cómo hace para convivir con géneros musicales tan diversos como, la salsa, la charanga, el bolero y los ritmos latinos?

-Aquí hacemos música, toda la buena música posible. Por eso no es complejo convivir con géneros parecidos en su riqueza musical como es el jazz y el latin jazz.

-¿Tienes anécdotas del local?

-Se cuentan dos historias que siempre recuerdo: una pareja joven que descubre de forma casual y curiosa que sus padres se conocieron de pura casualidad en nuestro bar, porque cada uno vino a buscar a otras personas y los dejaron embarcados, y surgió al rompe un acercamiento casual, y otra pareja que se conoció en la esquina a las afuera del local durante protestas sociales (manos blancas), y mucho tiempo después tuvieron su primera cita aquí en nuestro local y nombraron a su primer hijo con el nombre Sebastián alegórico a nuestro local.

-¿Cuáles son los atributos principales de Juan Sebastian Bar?

-Se destaca que es un local híbrido, para todas las edades (desde jóvenes hasta abuelos de 80 años). Sus mayores atributos son la capacidad de entretener, la buena música, el buen menú (nuestra emblemática sopa de cebolla) y una atención esmerada enfocada en las emociones del cliente. Atendemos a nuestros clientes de forma exclusiva y con dedicación desde la llegada a la puerta del local hasta su partida.

Juan Sebastian Bar y el jazz en Venezuela

«El jazz es arte, música y matemática como un performance humano escrito en un pentagrama que alimenta el latir del corazón», sentenció el fotógrafo, gerente y productor musical.

La historia documentada del jazz en Venezuela comienza en 1925 con la «Colón Jazz Band» en Caracas.

«Sobre la historia del jazz, tiempo después para el año 1932, el pianista Virgilio Soteldo fundó la ‘Jazz Band Unión’ en Barquisimeto, estado Lara, estableciendo un legado que continúa en las generaciones de músicos de la familia Soteldo. A lo largo de los años treinta en nuestro país, surgió la fusión del jazz con valses locales y otros estilos caribeños generando de esta forma una manera propia de interpretar y generar un estilo de jazz propio con sello venezolano», narró Cañizalez.

Músicos destacados y reconocidos de fama mundial como Rafael “El Gallo” Velázquez, Alberto Naranjo, Gerry Weil, Aldemaro Romero y Luis Alfonzo Larrain, entre otros, son patrimonio fundamental de la historia del jazz en Venezuela.

«Para cerrar la idea histórica del jazz es necesario recordar y reiterar que en noviembre de 2011, la UNESCO designó el 30 de abril como el Día Internacional del Jazz, celebrando así un género que mezcla melodías afroamericanas con otros ritmos, uniendo culturas a nivel mundial», destacó Cañizalez.

Hijo de fundadores

El empresario y contador de profesión, Juan Carlos de Freitas, es el director general del restaurant «Limoncello Italian & Grill» y «Generen» de Juan Sebastian Bar, hijo de uno de los fundadores, del señor Joao de Freitas. 

«Nuestra propuesta comercial surgió en la Caracas de los años 70, con la intención de hacer posible un espacio de calidez humana, para los amantes del jazz, con atención de un elevado estilo de calor familiar», narró de Freitas.

El entrevistado retrata la evolución histórica y cultural de Juan Sebastián Bar, su impacto en el jazz y la salsa caraqueña (latin jazz), y los retos operativos derivados de la hiperinflación, la pandemia y la migración del público. 

De camisa azul marino y pantalón de vestir negro nos recibe el gerente de Freitas, hombre afable de gestos humildes. Carga los lentes para leer en la mano, o los coloca por encima de su frente de vez en vez. Su tono de voz es agudo y de volumen bajo. Al llegar a nuestra mesa en el restaurante me recibe con la frase: «Bienvenido al templo del jazz en Caracas». Yo pregunto: «¿Por qué afirma eso de templo?» y Freitas responde: «Verás».

Al ingresar a Juan Sebastián Bar, se puede respirar una mezcla rara entre melodías, acordes y ese vaho de local nocturno. En el sitio el sonido es música y el silencio esporádico también es música. Allí todo es música, alimento para el alma, lugar de encuentro de afectos para hacer de la música, una buena excusa para el encuentro social.  

En términos muy personales, entiendo la música como el arte de sentir sin ver y sin tocar las notas que levitan en el aire, es el oxigeno del alma humana. Es el arte de crear y organizar los sonidos y los silencios también como una forma de sonidos, respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía, los tiempos, la cadencia y el ritmo, representados en un pentagrama y traducido por instrumentos musicales.

En general la música es una manifestación artística, es un producto cultural con múltiples finalidades de orden estético. Ahora todo este acto de generar y escuchar música se traduce en sentimientos, química de cuerpo que genera estimulaciones de diversos efectos (alegría o tristeza). La música es un estímulo sonoro que afecta al campo perceptivo de la persona en medio de su ambiente social natural. Instrumentos, métodos para hacer posible el baile humano.

De Freitas detalló que la reapertura escalonada del local, la flexibilización de la curaduría musical y la intención de retomar las sesiones de jazz de los días miércoles, están proyectadas a corto plazo priorizando la «sostenibilidad económica sin perder el valor patrimonial del local».

-¿Cómo surgió el proyecto de Juan Sebastián Bar?

-La idea surgió en 1973. Todo el proyecto fue fundado por Eleazar López Contreras (nieto), Egildo Luján (ingeniero agrónomo), Jesús Emilio Franco (gran diseñador de la época, autor de los logos y emblemas venezolanos más importantes por aquellos años). Prestó su colaboración Aldemaro Romero y luego, un equipo de comunicadores y publicistas denominado Grupo 34. De 1973 a 1978 era solo vinos y jazz.

-¿De qué forma evolucionó el local? 

-Lo de arriba abrió como restaurante «Limoncello» y se fundó en el año 2002. Antes eran depósitos, neveras y una sala donde Aldemaro Romero ensayaba. El local de abajo era el original.

-¿Cómo fue la operación pre-pandemia y el cambio por la pandemia?

-Antes abríamos de lunes a sábado desde las 8:00 pm hasta las 4:00 pm. Se contaba con grupos fijos en nómina. Es de destacar que el último show pre-cierre antes de la pandemia fue con Víctor Cuica un día antes de la pandemia. Cerramos en marzo de 2019 y se liquidaron a todos los músicos y personal en septiembre de 2020. Te recuerdo que antes contamos con músicos fijos de nómina en tres turnos. Se escuchaba jazz a toda hora. 

-¿Cómo fue la reapertura y la reinvención después de la pandemia?

-Arriba en el «Limoncello» abrió en marzo de 2021. Juan Sebastián Bar abajo reabrió alrededor de septiembre de 2021, reinventándose. Dejamos atrás las sesiones de jazz de los miércoles en la noche. 

¿Cómo se hace viable en términos contables un proyecto comercial como este local?

-Difícil de explicar contablemente por cambios de moneda e hiperinflación. Prioridad: Dar cultura aunque sin ganancias. Buscan proveedores que cobran en bolívares; evitar pagar en dólares.

¿Cuál es tu trayectoria personal?

-Trabajo desde 1986, con 18 años. Mi padre me colocaba en la sala de pre-despacho del bar para escuchar a los músicos en vivo de forma escondida porque era menor de edad. Voy al local de mis padres desde 1978 con 10 años de edad. Ya un poco mayor, estudié contabilidad en la Universidad Católica Andrés Bello mientras trabajaba en la noche. Me defino como melómano y amante del jazz. Mi padre compró la mayoría de la sociedad en 1978 y falleció en 1993.

-Su relación con los músicos y anécdotas de jazz para compartir.

-Por aquí pasaron grandes como: Arturo Sandoval, Ted Carson (años 90, 100 discos vendidos), Rafael «Gallo» Velásquez, Néstor Torres (último traído por la embajada de los EEUU en 2018). Es importante recordar que la embajada de Estados Unidos en Venezuela y el locutor Jacques Braunstein trajeron un montón músicos de jazz para nuestro local. Maestros como Paquito D’Rivera se montaba a improvisar a cada rato cuando vivió una temporada en Caracas. Es de hacer notar que montarse a improvisar con los músicos implica un procedimiento donde todos los músicos deben intervenir y aprobar la incorporación de un músico que desea improvisar acompañados por la banda. 

-¿Quién fue Jacques Braunstein para el jazz venezolano y para el local?

-Fue el fundador del Caracas Jazz Club (CJC) en 1952 y tres años después comenzó a hacer su programa radial «El idioma del jazz», que hasta los últimos días se mantuvo al aire con tres emisiones semanales diferentes por Radio Nacional de Venezuela, la Emisora Cultural de Caracas 97.7 FM y Jazz 95.5 FM. Gracias a Jacques vinieron a nuestro país y a nuestro local músicos legendarios del jazz como: John La Porta, Barney Kessel, Woody Herman, Charlie Byrd, Eddie Bert, Zimbo Trio, Chick Corea, Dizzy Gillespie, Paquito D’Rivera, Bill Evans, Stanley Turrentine, Djalma Correa, Monty Alexander, Nat Adderley, The Dolphins (grupo de los hijos de Dave Brubeck) y, en el campo del rock, la iconoclasta Nina Hagen.

-Desde su experiencia como melómano…¿Cuáles son los reconocimientos y homenajes generados por Juan Sebastian Bar?

-En especial el reciente homenaje a mi amigo Víctor Cuica por la alcaldía de Chacao; le develaron una placa frente a nuestro local. Víctor tocó todos los jueves por muchos años. Por aquí pasaron músicos venezolanos como Aquiles Báez y Aldemaro Romero entre otros. De los virtuosos puedo destacar a Otmaro Ruiz entre otros músicos venezolanos.

De Freitas, sostiene que «para hacer posible un buen músico, es fundamental contar con una buena disciplina con rigor técnico, esa es la formación básica. Mi padre fue afinador de pianos y era una enciclopedia de la música», además agregó que «el buen músico debe crear su propio sentido del tiempo para así contar con un buen sentido del ritmo y la melodía musical que lo puede legitimar como un músico con personalidad artística propia».

-¿Cuáles son los músicos venezolanos destacados internacionalmente?

-El primero es Otmaro Ruiz (Grammy 2016; beca en Berklee College of Music por “Diablo Suelto”), Benito González (pianista de Kenny Garrett), Luis Perdomo (banda con Ravi Coltrane; tocó con Miguel Zenón; tiene Grammy), Leo Blanco (docente en Berklee College), Linda Briceño (trompetista y compositora, Wynton Marsalis la invitó a quedarse).

-¿Cuál es el estado del público del jazz en Juan Sebastian Bar?

-Tiene una salud moderada. Antes nosotros teníamos fijado el miércoles de jazz en nuestro local. Ahora los consumos musicales son distintos. El mercado está dominado por la balada urbana. 

Sobre la base de sus observaciones y opiniones agregó que «el público de jazz se fue del país. Están fuera de nuestra nación. Intento recuperar los miércoles de jazz desde el 30 de abril (Día Internacional del Jazz) hasta hace un mes, sin éxito sostenido».

-Programación y cambios de géneros para los visitantes

-Antes (hasta 2005) era jazz; luego salsa o latin jazz. Históricamente había tres grupos diarios (mediodía, tarde, noche). Hoy los costos impiden replicar este esquema de trabajo musical.

-¿Cómo es su convivencia con nuevas tendencias musicales como el reguetón/latino?

-Ocasionalmente ponemos música para bailar de las nuevas tendencias y, si el cliente lo pide, reguetón. Nuestra prioridad: servir al cliente sobre preferencias personales.

-¿Como surgió la propuesta del restaurante en medio de su gestión gerencial post pandemia?

-Después de la pandemia abrimos el restaurante «Limoncello. Italian & Grill» en 2002. Este negocio se mantiene por la sociedad familiar. Tras 1993 se dedicó más a la relación con músicos. Padre tocaba de oído y afinaba el piano.

-¿Se ha intentado documentar la historia del local como patrimonio musical de Caracas?

-Existe un machote de libro hecho antes de la pandemia donde se relata la historia de Juan Sebastián Bar; no publicado por falta de patrocinio, ya está diseñado y editado. Se consideró publicar la versión digital. Este proyecto es una prioridad a trabajar a corto plazo.

-¿Cuáles son los proyectos a corto plazo?

-Retomar el jazz, especialmente las sesiones los miércoles, aunque debe hacerse ajustes por los costos. Se sigue prestando el local para ensayos (ej. el músico Andrés Briceño los lunes).

-¿Cuál es el mejor concierto que recuerdas en Juan Sebastian Bar?

-Desde mis recuerdos el mejor concierto en el local: Simbotrío (bossa nova) en 1984, con 16 años lo escuche en vivo, visto desde el comedor por ser menor de edad y escondido por mi señor padre. 

-Por cierto… ¿Es verdad que para los músicos de jazz, existe una referencia editorial denominada The Real Book en su sexta edición?

-Es verdad. Son un grupo de partituras copiadas en una edición referencial para los músicos de jazz. Ahora bien, aquí en Juan Sebastian Bar, tenemos una carpeta con algunas de esas partituras y arreglos musicales. Es una fija referencia musical por tocar, para todos los músicos de jazz en el mundo, sobre todo a las nuevas generaciones de músicos que desean incursionar en la ejecución de la música nocturna. El Real Book es una recopilación de partituras de estándares de jazz hecha por los estudiantes del Berklee College of Music durante la década de 1970.

-¿Son un patrimonio musical de Venezuela?

-Creo que sí. Marcamos un hito histórico, y somos con orgullo un referente Latinoamericano y mundial. En este local, los referentes nacionales, como: David Peña (zancudo), Pedro «Pedrito» López, el contrabajista José Quintero (Quintero Padre), Aquiles Báez y el popular Víctor Cuica, todos ellos son algunos de los referentes históricos que pasaron por nuestra tarima. 

-¿Cómo es su relación con los proveedores y pagos de nómina en la Venezuela del presente histórico?

-Hoy día nuestra prioridad es pagar en bolívares. Ahora es complicado conseguir los dólares en efectivo. Hoy casi no hay ofertas. Prefiero pagar en bolívares; comprar dólares en el mercado para facturas sale similar a pagar en bolívares. Aunque el jazz es eventual, aseguro que los mejores grupos de salsa tocaron en nuestro local. Nuestra calidad musical es de alta factura. Los melómanos del mundo consideran a Juan Sebastian Bar el local de jazz como patrimonio cultural caraqueño.

Testimonio musical 

El músico y pianista, Pedro López, también conocido popularmente como Pedrito López, esgrimió que «cuando hablamos de Juan Sebastian Bar, hablamos de Víctor Cuica, que además fue un artista integral para empezar. Un buen amigo, un buen ser humano. Un hombre que se paseó entre la música y la actuación maravillosamente bien. Aparte un adjetivo que lo caracterizaba, es que era una gran bonhomía (buena hombre)».

«Podemos entender el término de bonhomía como ser un hombre bueno, integral, sabroso,  simpático como lo fue Víctor y en el mundo de jazz, debo decir que fue el único jazzista venezolano que vivió desde y para el jazz. Un músico que trabajó exclusivamente desde y para el jazz y además que es patrimonio fundamental del Juan Sebastian Bar», agregó López.

Sobre la base de sus testimonios musicales agregó que «todos los demás músicos venezolanos, que nos mantenemos en el país, hemos tenido que tocar salsa, merengue, pasodoble, hacer grabaciones, hacer de todo y el único que vivió exclusivamente en ser jazz fue Víctor Cuica».

-¿Qué significa para usted Juan Sebastián Bar? 

-Lo primero a destacar es que es el sitio de jazz más antiguo de Latinoamérica que sigue trabajando y que está abierto. Acaba de cumplir 52 años. Por esa tarima pasó raimundo y todo el mundo. Ahí en ese local está la butaca donde se sentó Paco de Lucía en su oportunidad. Todos los grandes músicos de jazz que vinieron a Caracas terminaban allí en más de cinco décadas de historia, aquí terminaban descargando de forma frecuente Paquito D’Rivera y Chucho Valdez al piano en sus pasadas por Venezuela.

-¿Qué protagonismo tiene la propuesta de Juan Sebastian Bar en el jazz venezolano?

-En el año 1973, un grupo de empresarios venezolanos (Jesús Emilio Franco, Egildo Luján Nava, Andrés Rosas y Eleazár López Contreras) abren el lugar nocturno más exclusivo de ese entonces, un nightclub que revolucionó la noche caraqueña, el Juan Sebastian Bar. Originalmente estuvo concebido como una alternativa al entonces ya conocido “Le Club”, es decir, un sitio para la alta sociedad caraqueña, pero con música en vivo y una excelente gastronomía. Eleazar López Contreras era un hombre con una cultura musical realmente fuera de serie (además de ser un caballero a carta cabal) y fue él quien se empeñó en tener un trio de jazz estable en el sitio. Por pura coincidencia, acababa de llegar importado directamente del estado Táchira a Caracas un magnífico trío integrado por el gran pianista Virgilio Armas, el bajista Rodolfo Buenaño y el baterista Guillermo Táriba, quienes estaban en el momento preciso en el lugar preciso. El local se convirtió de inmediato en un éxito total, y todos los jazzistas comenzaron a caer por allí para tocar con el trio de la casa. Adicionalmente al excelente trío de Virgilio Armas, allí también tocó, por poco tiempo, una agrupación uruguaya que se llamaba “Camerata del Tango” del genial pianista Manolo Guardia. Fuera de serie. 

-¿Qué es Juan Sebastian Bar y su patrimonio personal como músico?

-Es un lugar que durante más de 50 años fue un pilar fundamental para el jazz en Venezuela.

El pianista, compositor y arreglista López para finalizar su testimonio relató que «el bar funcionó como una verdadera escuela para generaciones de músicos, ofreciendo un espacio para jam sessions que fomentaron el crecimiento de la comunidad musical en nuestro país y sobre todo para los músicos de jazz en Caracas».

Además para finalizar, destacó que «las noches temáticas dedicadas a géneros como el Dixieland y la música brasileña fueron un presente histórico para la evolución en la interpretación del jazz en nuestro país, las cuales obligaban a los músicos a ampliar sus repertorios y conocimientos en una era sin acceso a Internet».

-¿Cuál es su lectura del origen y evolución histórica del jazz en Venezuela?

-El primer dato documentado del jazz en Venezuela es que en 1925 en un periódico de Caracas se da cuenta de una agrupación denominada como la “Colón Jazz Band”, integrada por los hermanos Colón. Posteriormente en Barquisimeto en 1932 el legendario pianista Virgilio Soteldo tuvo la “Jazz Band Unión”. Virgilio es el padre de la famosa dinastía Soteldo, compuesta por sus hijos Rafaél Horacio, Antonio María, Salvador, Elisa y Carmen, y posteriormente abuelo de destacados músicos tales como Michael, Alexander, Ángela y Keylis Berti Soteldo, Elaiza Romero Soteldo, Lys Fernández Soteldo, Jesús Sanoja Soteldo “Chuchito” y de Antonio “Musiquita” Soteldo, y hay músicos excelentes hasta en su cuarta generación como su bisnieta Nicole, hija de Elaiza Romero Soteldo. Sin duda alguna que los Soteldo son la familia con más talento musical por metro cuadrado en Venezuela. 

-Y su evolución histórica en el siglo XX…¿Dónde queda?

-Huyendo de la debacle europea de la posguerra, llegaron a Venezuela en los años 50 una serie de excelentes músicos, tales como el extraordinario y delicado pianista Charlie Nagy, el italiano Luciano Gherardi que tocaba acordeón, vibráfono y contrabajo, su paisano el gran clarinetista Giusseppe Gai, el saxofonista húngaro Buci Tarcsay (quién después tuvo la venta de instrumentos en Sabana Grande), el gran pianista y profesor como es el austríaco Gerhard (Gerry) Weil, el maravilloso saxofonista yugoeslavo “El flaco” Joseph Kast y otros. Estos músicos, que apenas machucaban el español cuando llegaron, comenzaron a tocar con los venezolanos, y ayudaron con sus conocimientos a formar a los del patio. Por su parte, los músicos venezolanos en contraprestación y como agradecimiento, los «malandrearon» hasta criollizarlos totalmente.

-Y después…¿Qué paso con el jazz?

-Ya el jazz se comenzaba a meter en el gusto de los venezolanos. En los 60 había sitios como “The Town Tavern”, “La Potinière”, “Crystal Room”, y “Le Mazzot” (en donde tocaba Gerry Weil y también los hermanos Harry y Roy Planchart, magníficos músicos trinitarios) en los que de manera bastante regular, además de música bailable y rocanrolera, también se tocaba jazz. Por allí también pasaba como una tromba Santiago Baquedano, todo un personaje que además de un grandioso saxofonista y clarinetista, era campeón latinoamericano de billar y un jodedor delicioso. También en esos lugares tocaban ocasionalmente Aldemaro Romero y “El Pavo” Frank Hernández. Hay que mencionar la visita que hizo a Caracas en diciembre de 1957 el legendario trompetista Louis Armstrong, quién se presentó en el Aula Magna y en la incipiente emisora de televisión Televisa. Los venezolanos tuvieron el privilegio de tener a esa leyenda viviente aquí en nuestro país, tocando su delicioso jazz. En esa visita igualmente hay que destacar, pero en manera negativa, el bochornoso hecho que sucedió en el Hotel Tamanaco, que al ser este de la cadena hotelera norteamericana Intercontinental, la gerencia del mismo pretendió “extraterritorializar” la asquerosa segregación racial que imperaba en Estados Unidos, al tratar inicialmente de impedirle el alojamiento del genial Louis Armstrong allí, y posteriormente de tratar de limitar su acceso al hotel para que él lo hiciese por la puerta trasera. Los músicos caraqueños y el gremio artístico de la época, encabezados por Jesús Sanoja y Aldemaro Romero, organizaron una protesta con todos los hierros en el Tamanaco que hizo recapacitar a la gerencia de su estupidez. 

-¿Por qué se tiene entendido que´matar un tigre`es una costumbre de los musicos?

-Te cuento que en 1918 en EEUU la “Original Dixieland Jass Band” (sí, Jass con doble ss) grabó el tema “Tiger Rag”, el cual se convirtió en el primer hit de ventas a escala mundial. Esto ocurrió porque se dio la coincidencia de que, además del valor intrínseco musical de este tema tan sabroso, el mismo fue grabado en el nuevo sistema de discos planos que se tocaban en los nuevos “gramófonos” (de allí viene el nombre del famoso premio Grammy), y además coincide con la masificación de la radio en todo el mundo. «Tiger Rag» desató una fiebre mundial al punto tal que entre 1918 y 1936 se grabaron 136 diferentes versiones, además de que lo incluyeron en numerosas películas y hasta en las comiquitas “Merrie Melodies” de Warner Brothers. Creo que “Despacito” se quedó corto en comparación. La fiebre del Tiger Rag llegó también a Venezuela, evidentemente con la difusión de la radio y las ventas de las conocidas “Victrolas”, y pronto el público comenzó a solicitar a los músicos que la tocaran en las fiestas. A partir de los años 30 hasta finales de los 50, como tener un teléfono en casa para recibir llamadas de trabajo era muy costoso para el magro presupuesto de los músicos, estos se reunían en la Esquina de La Torre en el centro de Caracas, en el lugar que ellos denominaban “La Matica”, y allí se intercambiaban mensajes para cuadrar trabajos, y era donde los directores de los conjuntos u orquestas buscaban a los músicos. Estos directores armaban los famosos “vente tú”, y comenzaron a preguntarles a los músicos “¿Te sabes “El Tigre?” refiriéndose al «Tiger Rag», y en vista de que los músicos eran escogidos sí respondían afirmativamente, estos comenzaron a responder “Sí, yo me la sé, yo mato ese tigre”, y esto se extendió a denominar como “un tigre” a una actividad musical no regular (como un trabajo fijo en un sitio determinado), y poco a poco la expresión “matar un tigre” ha permeado a todo el país

-¿Qué más pasó con el jazz en Caracas en la década de los años 70 y 80?

-En los años 70 y 80, además del Juan Sebastian Bar, hubo en paralelo una gran cantidad de lugares donde se tocaba muy buen jazz. En el Ateneo de Caracas, específicamente en el Café Rajatabla, el recordado Moncho Porte armaba unos toques espectaculares.

Otras lecturas

Hablamos con el reconocido locutor y musicólogo Julio César III Venegas y surgió la siguiente pregunta: ¿Qué le dice al mundo de la música venezolana el nombre de Víctor Cuica? 

-Sin duda alguna, es uno de los músicos más importantes de la movida jazzística venezolana que siempre ha sido una muy buena movida, tanto la de salsa como la de jazz, desde la experiencia de la propuesta melódica de Juan Sebastian Bar.

-¿Quién fue Víctor Cuica para Juan Sebastian Bar?

-Ícono del local. Fue un hombre multifacético. No solamente músico, también actor, un tipo divertidísimo con una cancha y además con todas las historias del mundo, porque él tenía todos los cuentos del mundo.

-Víctor Cuica…¿Quién era como músico de jazz? 

-El era todo un personaje y creo que el evento de presentar un placa alegórica sobre este músico en las inmediaciones de Juan Sebastian Bar, es un buen homenaje. Esa pequeña placa que se colocó en la entrada del local nos permite recordar la vida de un gran músico del jazz venezolano.

-Juan Sebastian Bar…¿Qué significa para el jazz venezolano? 

-Es el principal escenario de muchas generaciones, de varias generaciones nacionales e internacionales. Por ser local pasaron entre otros: Luis «Luisito» Quintero, Otmaro Ruiz, Pedro «Pedrito» López, Andrés Briceño y Víctor Cuica. Es un escenario muy importante porque, de hecho, desde que nació el Juan Sebastián Bar ha sido y sigue siendo el bar de jazz más importante y casi único en algunos momentos históricos de Venezuela.

La música y sus técnicas

El joven Josman Amador Hernández se presenta como un músico trompetista formado en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Continuó sus estudios en el Conservatorio de Música Simón Bolívar, lo que le proporcionó una base sólida en la música académica. 

Además también fue integrante de la fila de trompetas de la Simón Bolívar Big Band Jazz durante aproximadamente 9 años. Destaca su participación en la gira por Estados Unidos en 2015, donde tocaron en ciudades como Washington, Miami y Nueva York, incluyendo una presentación en el prestigioso Jazz at Lincoln Center. Actualmente, se desempeña como músico trompetista independiente, continuando su carrera fuera de las instituciones donde se formó inicialmente.

«La música académica es una base técnica fundamental para incursionar en el resto de los géneros musicales, incluyendo de forma especial el jazz y todas sus derivaciones. El Juan Sebastian Bar es un espacio emblemático para todos los músicos venezolanos. Una escuela de música y de tradición histórica», destacó.

Sostiene que «la formación académica proporciona todos los elementos técnicos necesarios para dominar un instrumento (flexibilidad, arpegios, intervalos, etc.). Esta base técnica, obtenida a través de métodos y libros académicos, facilita la ejecución y otorga soltura al músico, siendo aplicable a cualquier instrumento. Este principio aplica para todos los músicos tanto para los clásicos como para aquellos que han tenido el privilegio de poder tocar en Juan Sebastian Bar».

En este sentido afirmó que «la música es el mejor arte del mundo», asimismo agregó que «ahora el jazz es una forma muy particular y especial de hacer posible el jazz».

«Para amar el jazz es importante intentar sentir y comprender la complejidad superior de este superior y sublime género musical», destacó. 

Consideró que «el jazz es un género mucho más complejo». La transición de la música clásica al jazz le resultó «difícil porque la interpretación y la teoría, especialmente la armonía, son totalmente distintas y más complejas que en la música académica».

“Una formación clásica brinda al músico una base técnica sólida que facilita aprender y ejecutar jazz. Aunque la transición al jazz tiene desafíos propios, la técnica clásica previa permite un manejo más rápido y eficiente del instrumento”, indicó el trompetista.

Asimismo manifestó que “esta base técnica de origen clásico, es una ventaja al abordar la complejidad armónica e interpretativa del jazz”..

Además agregó que “el conocimiento adquirido en el jazz es altamente transferible y útil para tocar salsa, merengue o pop. Estudiar jazz ofrece una comprensión profunda de armonía y melodía, dando mayor soltura y versatilidad”.

“Muchos géneros populares no profundizan tanto en la complejidad armónica como el jazz; dominarlo representa una ventaja considerable”, sentenció el músico.

Al final dijo que «el Juan Sebastian Bar es el templo de jazz en Caracas, patrimonio cultural de todos los venezolanos».

El jazz y sus historias

El baterista, comunicador y docente investigador, Willy Díaz, en forma reflexiva sostiene que «el jazz es el género más libre, con ciertas restricciones, pero con amplia libertad interpretativa: cada ejecución es diferente y cada día ofrece una nueva interpretación».

«Improvisación en el jazz, es una forma de comprender la música», además afirmó que «la música en el jazz es un punto de partida para improvisar en cualquier velocidad, tiempo y género, destacando la flexibilidad y apertura del estilo, este principio se aplica a todos los músicos que pasaron y pasarán por el Juan Sebastian Bar».

Destacó que «la historia y desarrollo del jazz en Venezuela es modesta. Se ubica en los inicios del jazz en Venezuela alrededor de 1920» y sostiene que ha «progresado, con un repertorio amplio en la actualidad comparado con sus modestos comienzos en el siglo XX».

«Hoy día es necesaria la difusión de información sobre el jazz. Existe bastante información sobre el jazz en Venezuela que debe darse a conocer al público. El Juan Sebastian Bar es una escuela formadora de músicos en nuestro país», subrayó el baterista.

Principios y evolución  

«Billo Frómeta introdujo su famosa orquesta Big Band que también interpretaba jazz en la Venezuela del siglo XX. La música y el jazz son hijos del mismo vientre», destacó el musicólogo y productor musical Federico Pacanins.

«Para hablar del Juan Sebastian Bar entre otros locales dedicados a la música del jazz en Venezuela, es fundamental hacer un breve recorrido histórico sobre el origen y la evolución histórica del jazz en nuestro país», resaltó.

Formulando un breve relato histórico indicó que «el desarrollo en el interior del país sobre el jazz fue a través, de los hermanos Soteldo (Rafael María y Salvador Soteldo) y su hermana Elisa Soteldo, junto a la llegada de películas americanas con standards de jazz, impulsaron la práctica del género en formato de tríos y cuartetos».

«Se menciona a Leonel Velasco, un músico trinitario que incorporaba armonías de jazz a la experiencia musical jazzística venezolana. En esta época, el jazz era entendido como música popular de baile basada en el blues norteamericano, interpretada por orquestas con secciones de saxofones, trombones y trompetas. La Era de la Imitación y el surgimiento del jazz latino (Años 40 y 50)», relató el especialista.

«Hasta bien entrados los años 50, la producción de jazz en Venezuela se centró en imitar el estilo de las grandes orquestas de jazz bailable norteamericanas como las de Glenn Miller, Count Basie y Duke Ellington», indicó.

Sobre la base de sus relatos indicó que «con la llegada del bebop, surge en Venezuela una nueva generación de músicos como Aldemaro Romero, Aníbal Abreu y los hermanos Sanoja que comenzó a experimentar a nivel nacional».

«Se desarrolló una vertiente de jazz latino con rítmica tropical, imitando a orquestas como las de Machito y Chico O’Farrill. En los años 50 comenzaron los festivales de jazz y se popularizó el programa de radio El Idioma del Jazz del maestro Jacques Braunstein, que estuvo al aire por 50 años. Nuevas influencias: Las tiendas de discos importaban música más avanzada de artistas como Charlie Parker y Dizzy Gillespie. La influencia del jazz latino cubano, con figuras como Chico O’Farrill, también fue fundamental para nutrir a la nueva generación de músicos. Fusión y Vanguardia (Años 60 y 70)», relató el especialista.

«Con la llegada de los años 70 el Juan Sebastian Bar, se consolidó como lugar emblemático para la promoción y formación musical del jazz en Caracas», subrayó.

Para concluir indicó que «La Onda Nueva de Aldemaro Romero creó este movimiento, que aportó al fusionar la estructura del trío de jazz clásico (piano, bajo, batería) con ritmos autóctonos venezolanos como el joropo y el merengue venezolano. Introducción del free jazz: A finales de los años 50, llegó a Venezuela el músico Gerry Weil, quien comenzó a practicar free jazz y otras corrientes más avanzadas. Nuevos talentos y colaboraciones a partir de los 70, surgieron como figuras del saxofonista Víctor Cuica, el trompetista Rafael «El Gallo» Velázquez y el guitarrista Gonzalo Micó, quienes colaboraron con Weil y expandieron la escena del jazz nacional».

Una escuela

El músico Alfredo Naranjo, desde su experiencia personal sostiene que “Juan Sebastián Bar -en el desarrollo del jazz en Venezuela- representa la época dorada del jazz en nuestro país sobre todo en la década de los años 70, 80 y parte de los 90”.

Este proyecto comercial «yo la visite primo como oyente y después he participado en varias oportunidad como intérprete. El Juan Sebastian Bar es una plataforma de proyección para músicos venezolanos y punto de encuentro de figuras nacionales e internacionales del jazz».

“Desde mi punto de vista el origen del movimiento de jazzistas en Venezuela se considera un tema delicado, por diversas razones de orden histórico. Las opiniones están contrastadas. Yo tengo mis opiniones reservadas”.

Naranjo identificó a Juan Sebastian Bar como “el lugar más importante del jazz en Venezuela en su época de mayor actividad. Este proyecto comercial es el centro protagónico de presentaciones en vivo y visitas de grandes exponentes del jazz a nivel nacional e internacional”, en este sentido agregó que “es una cantera formativa y de impulso para músicos venezolanos que lograron proyección internacional”.

“En su mejor momento» fue el centro de presentación de tríos legendarios en los años 70. Fue además centro de recepción de emigración de varios músicos formados/activos en el bar, hoy respetados internacionalmente”, relató.

Sobre la base de su opinión destacó que “pianistas, bajistas, guitarristas, percusionistas venezolanos que alcanzaron reconocimiento global, pasan necesariamente por Juan Sebastian».

«Lo importante de Juan Sebastian Bar, aunque hoy mermada, es la posición de Venezuela en la escena internacional del jazz”, comparándola con centros relevantes como “Puerto Rico y México”. 

El músico evocó que “el pasado vibrante del jazz en el país, se destacó con el famoso Festival de Jazz de Caracas (entre otros eventos de la misma calidad), cuyo epicentro fue la Casa Rómulo Gallegos. Este evento convocó a un público numeroso, con participación de músicos internacionales y una notable lista de talentos locales que han profundizado y expandido el género en Venezuela”, además agregó que “Venezuela es reconocida por sus grandes exponentes del jazz, al igual que Puerto Rico y México. En el caso de México presenta un movimiento particularmente fuerte, influido por su frontera con Estados Unidos, en todas está movida el JSB tiene un lugar protagónico”.

“Aunque Venezuela actualmente está en desventaja por razones no especificadas, históricamente ha sido un destino importante que ha recibido a algunos de los músicos de jazz más relevantes del mundo”, finalizó.

Del jazz al latin jazz

El músico saxofonista, Ezequiel Serrano, sostiene que «en Juan Sebastian Bar antes solo se escuchaba e interpretaba jazz y bossa nova, después se consolidó la secciones los días miércoles con jazz y jueves con la improvisación y la llegada del bossa nova».

«Hoy día el fuerte melódico del local está centrado en la salsa», puntualizó.

Sin embargo aseveró que «los músicos en Venezuela ahora estamos haciendo un poco de todo, después de la pandemia muchas cosas en la vida nocturna de Caracas y el mundo han cambiado por completo».

«Por ejemplo antes en Juan Sebastian Bar, se interpretaba jazz los miércoles y bossa nova los días jueves, ahora esta realidad ha cambiado por completo. Los clientes habituales demanda salsa o música latina. El local por subsistencia debe adaptarse a los nuevos gustos y tendencias», subrayó.

Asimismo agregó que «ahora con el surgimiento de nuevos géneros musicales, la fusión latina está a la orden del día».

Serrano, relató que con su llegada a Caracas en 1975 y su inmersión en la escena del jazz, menciona locales como Studio 84 donde conoció a músicos como Freddy Roldán y los hermanos Quintero, también nombra otros bares históricos de Caracas como «Las Ciencillas» y «La Conga», destacando que Caracas siempre ha sido un nicho del jazz en Latinoamérica a partir de los años 70.

El entrevistado nombró la existencia de importantes big bands de jazz en la historia del Juan Sebastian Bar.

El músico sostiene que «el músico Porfi Jiménez tenía una Big Band, Alberto Naranjo (creador del Trabuco venezolano) también tenia una banda muy buena, y Don Pucho Escalante formó una para tocar música de Glenn Miller y Benny Goodman de los años 40/50 con arreglos originales y vestuario de época, creo que todos pasaron por el Juan Sebastian Bar».

Describe la propuesta de Juan Sebastián Bar como su «casa» y el centro de la escena del jazz en Venezuela desde mediados de los años 70, un lugar donde «siempre ha vuelto a tocar y por donde pasaron la mayoría de los músicos mencionados».

Se destaca la gran cantidad de músicos venezolanos en la élite del jazz mundial, que pasaron por Juan Sebastian Bar. Menciona de forma especial a «Ed Simon, Luis Perdomo (pianista de Ravi Coltrane), Luisito Quintero (percusionista con Chick Corea y Jack DeJohnette), Robert Quintero, Benito, Leo Blanco (profesor en Berklee), Hugo Fuguet y Silvano Monasterios, entre otros».

«Recuerdo de forma particular la primera emisora FM cultural de Caracas, que tenía programas de jazz de alta calidad, comparables a la BBC, y donde siempre se mencionaba a los músicos tanto nacionales como internacionales que se presentaban en Juan Sebastian Bar. Esta emisora sorprendía a los músicos extranjeros por el importante movimiento de jazz que existía en el país», advirtió Serrano.

El sentimiento manifiesto por él músico es cálido y reverente, con un fuerte orgullo por las raíces musicales y la comunidad de jazz en Venezuela. La energía se mantiene alta gracias a anécdotas vívidas, nombres concretos y momentos personales que muestran tanto aprendizaje como asombro.

«La musica une a los venezolanos. La música tiene el atributo de unir a la gente. Es el arte se escucha y se baila con el cuerpo cuando tienes la presencia de un ritmo particular», destacó.

Para finalizar agregó que «todo es posible en la música, pero en la música las cosas se tiene que hacer con pasión, por la pasión marca un elemento crucial en el entendimiento y ejecución musical».

Finalizamos este trabajo sosteniendo la fuerza de los testimonios recogidos «que la música es alimento del alma», además definido como «energía para el corazón». Por esta razón formulamos un especial protagonismo sobre el género del jazz y su historia nacional vinculada el local Juan Sebastian Bar. Por todas y múltiples razones esgrimimos el siguiente alarido como frase fuerza de nuestro trabajo: ¡Viva la música cómo fuente de motivación en la existencia humana!

Documentando la noticia
Fotos y videos

Fotógrafo y productor musical Enriquez Cañizalez, destacó «el arte y la música está en todos los lugares de las manifestaciones humanas».

Empresario Juan Carlos de Freitas, afirmó que «Juan Sebastian Bar es una escuela musical para todos los melomanos de Venezuela».

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