Ni se va de Venezuela ni se queda callado en ella. Phil Gunson, analista de Crisis Group, observa el momento geopolítico para Venezuela y comparte algunas hipótesis. ¿Se atrinchera el gobierno venezolano? Seguro. ¿Perpetrará Estados Unidos (EEUU) bombardeos contra los objetivos que defina en el país? Posiblemente. ¿Sale del poder el mandatario Nicolás Maduro y deja en su lugar a un dirigente del chavismo? Es posible. ¿Ayuda el presidente de EEUU, Donald Trump, a mejorar la democracia en Venezuela? Difícilmente.
-¿Qué hace Estados Unidos en el Caribe? ¿Para qué ese despliegue? ¿Es para derrocar el gobierno de Maduro, para forzarlo a negociar?
-Yo creo que el despliegue de la flota es para diferentes objetivos y hay tendencias, distintas tendencias en la administración Trump que lo ven de distintas maneras. El secretario de Estado, Marco Rubio, lo que quiere es aumentar la presión al gobierno Maduro para causar una fractura, una ruptura interna en el gobierno que fuerce la salida de Maduro del poder. No me queda totalmente claro si para ellos es aceptable que simplemente se vaya Maduro y el grupo alrededor de él, o si necesitan cambiar totalmente de régimen y traer, digamos, a Edmundo González y María Corina para instalarlos en el poder. Me da la impresión de que la salida de Maduro, en primera instancia, sería suficiente para él.
-¿Podría quedar otro líder chavista?
-Podría quedar otro líder chavista con tal de prometer ciertas cosas, ¿no? Que garantice transición. Que garantice, aunque no sea de manera inmediata, algún tipo de promesa de elecciones más adelante, una cosa así. Pero hay otra facción en el gobierno de Trump cuyo principal interés es combatir el narcotráfico, y ellos perciben que la mejor manera de hacer eso es con cohetes, con drones; como dice Trump, haciéndolos volar en mil pedazos.
-¿Un ensayo de lo que podría aplicarse en México?
-Un ensayo, porque esto no está dirigido solamente a Venezuela. Hay un efecto demostración para toda la región. De hecho, Rubio dijo, al principio de este despliegue, que estaban armando una gran coalición regional en contra del narcotráfico o de los carteles, como dicen ellos. Recuerden que todo esto tiene lugar dentro del marco de una supuesta guerra, esto no es simplemente una operación antinarcóticos. Según Trump y su gente, hay una guerra de los carteles que están invadiendo Estados Unidos con terrorismo y con drogas, con el fin explícito de subvertir el orden político en Estados Unidos.

-Trump coloca a Maduro como un elemento más dentro de una narrativa que justifique una agresión contra el país?
-Sí, porque con sus videos de explosiones y su vocabulario de guerra lo que pretenden en parte, digamos, es convencer en Estados Unidos. Convencer, por ejemplo, a los tribunales cuando discutan si se puede o no utilizar una ley diseñada para tiempos de guerra para expulsar ahora a los migrantes. Entonces, pueden decir: «Tanto hay una guerra que nosotros hemos mandado buena parte de la flota a Venezuela». Esa narrativa tiene que ver con uno de los motivos de Trump, que es la expulsión de los migrantes; supuestamente serían casi todos, por lo visto, terroristas, miembros del tren del agua, narcotraficantes, ¿ya? Y toda esta narrativa que han construido se ha traducido en hechos bélicos de verdad, ¿no? Y la muerte, hasta ahora, de por lo menos 17 personas. La presión sobre el gobierno Maduro se ha aumentado significativamente y tiene que haber mucha preocupación entre las filas del alto gobierno. Entonces, yo creo que los más lúcidos en Washington lo que estarán diciendo probablemente es «bueno, a lo mejor solo conseguimos uno o dos de estos objetivos, pero si cae el gobierno, mejor». Si con toda esta presión, además de frenar el narcotráfico, justificar la expulsión de migrantes y mandar un mensaje al resto de la región, cae el gobierno de Maduro, fabuloso. Pero yo no creo que eso sea el único fin, o ni siquiera el fin más importante. Para Trump, sacar a Maduro, como lo ha dicho, no es una prioridad. Cuando él habla de sacar a Maduro, la terminología que él utiliza, y sus voceros utilizan, es que Maduro no es un presidente legítimo; es un fugitivo porque está imputado en Estados Unidos por narcotráfico y lo que hay que hacer es llevarlo a juicio. La línea de Trump y la línea central en todo esto es que Maduro, y en general los líderes del supuesto cartel narcoterrorista, tienen que enfrentar la justicia, y la justicia evidentemente representada por Estados Unidos. Y si en eso liberan al pueblo venezolano de «la tiranía», pues mejor, pero no es lo central, creo, en el discurso de Trump.
-¿Se pretende equiparar al mandatario Nicolás Maduro con el régimen de Manuel Noriega en Panamá en 1989?
-Discursivamente al menos, ¿no? Inevitable hacer la comparación. Yo no recuerdo haber oído a un vocero del gobierno de Estados Unidos hacer explícita esa comparación. A lo mejor sí lo han hecho, pero no recuerdo, aunque es inevitable hacer esa comparación por todos los elementos que tienen en común. Pero si uno empieza a hacer la comparación, saltan a la vista las grandes diferencias y lo que significaría tratar de hacer lo que hicieron en 1989 en Panamá. O sea, las diferencias son abismales, y creo que hasta ellos a lo mejor están subestimando el desafío. Hasta ellos tienen que entender que Venezuela 2025 no es Panamá 1989.
-La otra cara de la moneda es que hay gente esperando con los brazos abiertos la intervención estadounidense, igual que hay gente que se está organizando para enfrentarla. ¿Qué puede hacer el ejecutivo venezolano para tratar de bajar la amenaza contra el país?
-Maduro está mandando señales muy claras de que quiere negociar; lo ha dicho explícitamente, pero no da nada. Solo da señales. No ofrece nada. Lo que no ofrece, obviamente, es irse. Lo que quiere explícitamente es volver a las negociaciones con Grenell, con el enviado especial ¿Por qué? Porque Grenell no está pidiendo que Maduro se vaya. Pero Grenell, en este momento, no está influyendo directamente sobre la política. Tengo la impresión de que Estados Unidos le ha dicho al gobierno de Maduro «te tienes que ir, lo que estamos buscando con esto es tu salida del poder, y podemos hacerlo por la vía más suave, un exilio dorado; te puedes ir con todo y familia y amigos, y llevarte todo el dinero que quieras. Pero te tienes que ir». Mi impresión es que el gobierno de Venezuela colectivamente ha dicho «eso no es negociable, eso no va a suceder». Y por eso no solo tenemos a la flota cerca de aguas venezolanas, sino que también tenemos a un Maduro diciendo que los canales de comunicación están cerrados, que ya no hay negociación. Entonces, ¿qué es lo que ofrece Maduro? Maduro ofrece terminar de acabar con el narcotráfico en Venezuela. Claro, eso difícil que lo haga, pero él ofrece su colaboración en ese sentido. Seguirá recibiendo a los detenidos; permitirá seguramente mayor apertura de la industria petrolera a intereses norteamericanos. Pero el cambio de régimen, o la salida del presidente, hasta donde sabemos, no está sobre la mesa por parte del gobierno.

-¿Qué podría generar algo de estabilidad en el país? Porque hay una expectativa.
-La gente quiere una solución rápida, sin dolor. Sí. El problema es que yo creo que hay expectativas absolutamente irreales sobre lo que puede pasar.
-¿A qué se refiere con que son irreales?
-Veo muy difícil un desembarco. Pero digamos, puede haber una campaña de bombardeos, como dicen, quirúrgicos.
-¿Ve ese escenario en Venezuela?
-Sí. Yo creo que no es descartable. El Caribe se ha vuelto muy poco productivo para ellos. Ya no hay barcos ahí. Entonces, ¿qué más van a volar? Nadie va a sacar una lancha con drogas en este momento. Entonces, si van a seguir aumentando la presión, lo que les queda es hacer una demostración de fuerza en tierra.
@philgunson de @CrisisGroup ve posible un ataque de EEUU contra algunos puntos del territorio venezolano para seguir aumentando la presión contra el mandatario Nicolás Maduro https://t.co/Dvqx2OHC1w pic.twitter.com/7vgUub8YDp
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-¿Aun cuando no haya laboratorios en territorio venezolano?
-Una cosa es que consigan un barco que de verdad tenga algo que ver con el narcotráfico, y otra cosa es que vuelen algo que después digan que fue, que sé yo, la sede corporativa del «cartel de los soles».
Gunson no participa en especulaciones. Ni siquiera en el off the record. Todo lo que describe es porque lo ve posible. Los bombardeos que, de acuerdo con su análisis, podrían suceder, serían contra infraestructura vital para el país, como algunas instalaciones, y no contra dirigentes políticos. «Quizá pistas clandestinas, depósitos de combustible o de algún tipo de insumo que se utiliza en el narcotráfico».
-¿Y después de eso? ¿Qué viene?
-Yo no veo que eso vaya a cambiar radicalmente la disposición ni de Maduro ni de los que están a su alrededor de irse el país. Yo creo que causa un atrincheramiento del gobierno. No porque no haya divisiones dentro del gobierno, porque sí las debe haber; algunas son como evidentes. Pero frente a un enemigo externo, un enemigo que literalmente represente una amenaza existencial, lo más natural es que el grupo en el poder se atrinchere, se cohesione, se blinde.
-¿Cuáles son las salidas políticas que ve? ¿Regresa al país González Urrutia, se repiten las elecciones?
-Parte del problema, creo, es que actores venezolanos en este momento son los menos importantes en esto. Lamentablemente la orquesta la están dirigiendo desde afuera. Y a pesar de que la dirigencia opositora quiere dar la impresión de que está actuando de la mano con el gobierno de Estados Unidos, yo creo que es fantasioso. En este momento quienes están marcando el paso son Trump y la gente de Washington. Entonces, ¿cómo se puede negociar una transición si los actores venezolanos que tienen que estar en la mesa no están, y ni hay una mesa en este momento? Para mí no hay transición viable, sostenible, si no se incluye en la negociación a buena parte de la Fuerza Armada, porque, ¿cómo tú vas a hacer una transición si no tienes la anuencia de los que garantizan tu orden interno? Puedes estar muy en desacuerdo con ellos, puedes pensar que no deberían formar parte de ningún gobierno posterior, o ninguna transición, pero la realidad es que los necesitas para garantizar esa transición. Ni María Corina Machado ni el mundo nacional tienen cómo garantizar el orden interno, la seguridad interna en un país que está plagado de grupos armados no estatales con unos incentivos muy grandes para mantener el statu quo. Es imposible, desde mi punto de vista, que simplemente decapites el gobierno actual y lo reemplaces con González Urrutia.
-¿Qué escenario ve de mayor estabilidad?
-Yo creo que no hay solución instantánea. La gente quiere una solución instantánea y es totalmente natural. Pero que la dirigencia le venda la idea de que hay una solución instantánea es irresponsable. Y yo creo que es muy irresponsable pretender que esa solución llegue de la mano de un presidente extranjero que está desmantelando la democracia de su país. Es decir, que ha demostrado una y otra vez que los derechos humanos no le importan para nada. El chiste se cuenta solo. O sea, ¿cómo es que un señor al que no le importan ni la democracia ni los derechos humanos va a ayudar a Venezuela a restaurar su democracia y derechos humanos? Entonces, lamentablemente, el proceso tiene que ser largo y doloroso. Se tiene que volver a una mesa de negociación donde ambos lados van a tener que hacer concesiones. Pero me temo que los que actualmente gobiernan no están frente a esa necesidad. Es decir, hacer concesiones en materia política y de derechos humanos es una derrota. Es una derrota y, desde el punto de vista de ellos, es el primer paso para su salida del gobierno. Y más bien lo que quieren en este momento es mantenerse a toda costa en el poder. Ellos saben perfectamente bien que con Trump hay otro tipo de acuerdo potencialmente alcanzable, con migración, narcotráfico, energía, que no pase de ninguna manera por el restablecimiento de un orden constitucional en Venezuela. Creo que el primer paso hacia la estabilidad es que la flota de Estados Unidos se vaya, que volvamos a una negociación a fondo que incluya a los sectores venezolanos en pugna, y eso incluye, obviamente, a la dirigencia opositora, pero también incluye el gobierno, la Fuerza Armada y la sociedad civil, que es la que menos voz tiene en todo esto. La sociedad civil no es homogénea, no se puede hablar de una sola cosa, pero no tiene mucho espacio para expresar su punto de vista sobre esto; en buena medida, por culpa del gobierno.
Considero que no hay nada en el paquete de negociación de EEUU y Venezuela que tenga que ver con la democracia y los DDHH, analiza @philgunson de @CrisisGroup https://t.co/Dvqx2OHC1w pic.twitter.com/Aq11oec3Kn
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Con la fría precisión del bisturí, más allá de simpatías o antipatías, Gunson afirma que hoy hay cierta estabilidad en el país. «No es Haití, no es Ecuador», agrega. «Si destruyes esa estabilidad, más vale que tengas algo con que rehacerla».

-¿Se lo dice a Estados Unidos?
-Una acción estadounidense puede destruir la estabilidad que tenemos sin reemplazarla con otra mejor. Están las condiciones en Venezuela para una guerra prolongada de baja intensidad si se destruye el orden actual.
-¿Cómo sería? ¿Cómo ve eso? ¿Una guerra prolongada de baja intensidad entre quiénes?
-Primero, hay muchos grupos bien armados y con experiencia de combate en el país, empezando, por supuesto, con la guerrilla colombiana y la exguerrilla colombiana, o sea, las disidencias de las FARC, pero principalmente el ELN. Hay grupos criminales fuertemente armados sin ningún incentivo para deponer sus armas o someterse a un gobierno post Maduro. Y sin hablar de milicianos, colectivos, elementos de la Fuerza Armada que, si tú no los tomas en cuenta, podríamos terminar como Irak: Estados Unidos invadió Irak, desmanteló la fuerza armada y terminaron con una guerra civil. Allá obviamente tuvieron la gran complicación de las luchas religiosas, y eso complica muchísimo el asunto. Claro, en este momento la estabilidad, ¿cómo está garantizada? En parte por la fuerza, por la represión; pero en parte, también, por acuerdos explícitos o tácitos con grupos armados, ¿no? Tú manejas tu negocio en esta parte del país, en este territorio, y si no pasas de ciertos límites no te vamos a hacer nada. ¿Pero qué pasa si entra un gobierno que no está dispuesto a hacer este tipo de acuerdo, esas concesiones? ¿Qué pasa si entra un gobierno que dice «nosotros tenemos que controlar todo el territorio, y grupos armados al margen de la ley tienen que ajustarse»? Ajá, pero ¿con qué lo vas a hacer? ¿Con la misma la misma Fuerza Armada que en este momento estás acusando de narcotraficante, de terrorista? ¿Cómo vas a conseguir que los que realmente manejan los elementos cruciales de la Fuerza Armada, sin hablar la policía, se cuadren ante un gobierno de González Urrutia, si ese gobierno entra con una narrativa de que ese es el enemigo a derrotar?
Parece, como lo subraya, «que no hay forma de garantizar una transición estable, duradera, pacífica, relativamente pacífica, si no es con un acuerdo macro entre ambos bandos, y que a lo mejor deje fuera a ciertos sectores extremos. Ahí también creo que la sociedad civil es super importante, porque la voz de la sociedad civil tiene que escucharse en todo esto».
-¿Repetir elecciones?
-Bueno, repetir elecciones a corto plazo equivale para el gobierno a lo mismo, ¿no? Salirse del poder. No va a querer. O sea, está derrotado dentro. Dudo mucho de que esa oferta sea atractiva. Acordar una transición gradual, digamos, con una promesa de elecciones, no lo veo a corto plazo, ni seis meses ni un año; creo que es muy difícil conseguir eso. Y de nuevo, ¿a quién le importa eso? Le importa a la oposición, sí, pero la oposición no está en la mesa. ¿Le importa a Trump? No sabemos, pero podemos suponer que no es lo principal. Es necesario nacionalizar la negociación; que sea en Venezuela, con los actores venezolanos. Pero, claro, cuando tú dices eso, entonces la gente dice, y con razón, «pero hemos negociado cuántas veces y el gobierno no ha cumplido». Es un argumento poderoso la presión, porque si no hay presión, entonces no se van a sentar a negociar. Y todo eso es cierto. El problema es que, en este momento, estamos ante una situación que quieren presentar como blanco y negro. Es decir, o tenemos la intervención militar de Estados Unidos, o volvemos a una negociación infinita que nunca llega a nada. Y yo creo que obviamente hay que evitar ambos.
-¿Hay que evitar una negociación que no llegue a nada y una intervención extranjera?
-Se necesita una negociación a fondo, una negociación sobre lo que realmente importa, que es una vuelta a la normalidad política donde la oposición pueda presentarse a elecciones en circunstancias justas y equitativas. Ese tipo de negociación, en este momento, no la veo factible. Tienen que cambiar las condiciones.
-¿Cuáles serían las condiciones que favorecerían una negociación de ese tipo?
-No es algo inmediato. Suena quizá como cuento de hadas, pero que las fuerzas en pugna hablen; que gobierno y oposición lleguen a la conclusión de que negociar es mejor que seguir como estamos. Ahora, a la dirigencia bajo el mando de María Corina no les interesa la negociación en este momento, excepto la negociación sobre los términos de la salida de Maduro. Es un poco irónico, ¿no? Porque ese mismo liderazgo es un producto de negociaciones anteriores. Siempre dicen que la negociación no ha llegado a nada, pero si no fuera por la negociación de Barbados, las primarias no habrían sido posibles, y es de las primarias que sale el liderazgo de María Corina. Igual que con Edmundo: si no fuera por Barbados, aún aceptando que la elección no fue libe y que el resultado no fue respetado, el hecho es que se pudo demostrar que González Urrutia ganó la elección, y eso es producto de la negociación. Ellos dicen que las negociaciones no sirven, que me parece un poco absurdo. Siempre decían «vamos a ganar y vamos a cobrar.» Pero el momento para cobrar era el 29 de julio, y no quisieron hacer lo que siempre habían prometido hacer porque, según nos dicen, pensaban que se podía negociar. Es muy contradictorio.
La sociedad civil venezolana debe hacerse escuchar en esta crisis, porque es la que más sufre, subraya @philgunson de @CrisisGroup https://t.co/Dvqx2OHC1w pic.twitter.com/4A9PKEsvac
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Como analista, Gunson ofrece varias conclusiones. «Hay que rechazar la intervención militar, de eso no va a salir nada bueno. Es evidente que el gobierno no va a ceder ante la presión que hemos visto hasta ahora. Si pretenden ir más allá, entonces corren el riesgo de causar una crisis aún mayor que la crisis que tenemos. Y lamentablemente no hay solución inmediata, y la única solución es tratar de trabajar para crear las condiciones en las que el gobierno se tenga que sentar en la mesa de negociación, de buena fe, con sinceridad, y negociar. Eso no es nada fácil. Ya lo sabemos», sentencia.
Descarta, además, que haya un movimiento clandestino que enfrente al ejecutivo venezolano. «La idea de que hay un movimiento clandestino para crear las condiciones internas para que el gobierno reconozca el resultado de julio del 2024 también es un mito, es una fantasía. En este país no hay un movimiento clandestino. Hay un grupo de políticos que se tiene que esconder a causa de la represión, que están escondidos porque están bajo amenaza de cárcel. Pero eso no es lo mismo que un movimiento clandestino. Hay que reconocer eso, no hay que autoengañarse».






