La misión permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra lanzó un contundente alegato contra las sanciones internacionales impuestas a Venezuela, afirmando que esta «presión externa» constituye una «seria amenaza para los derechos humanos» en el país sudamericano.
La declaración, emitida durante el 60º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, refuerza una posición histórica de la Federación rusa ante la imposición de las medidas coercitivas unilaterales impulsadas por Estados Unidos y a la cual adhieren decenas de países de Occidente.
«Una seria amenaza para los derechos humanos en el país es la presión externa en forma de medidas coercitivas unilaterales ilegítimas. Ya se han impuesto más de 1.000 restricciones diferentes contra Caracas, que tienen una proyección humanitaria directa«, señaló la representación rusa en un comunicado durante un diálogo con la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela. Moscú también enfatizó su oposición a lo que calificó como «la politización del trabajo» del Consejo de Derechos Humanos.
Esta postura de Rusia no surge en el vacío. Se alinea con los persistentes argumentos del Gobierno del presidente Nicolás Maduro y refleja una división más amplia dentro de los organismos multilaterales.
A principios de abril de 2025, el canciller venezolano, Yván Gil, había celebrado que «la mayoría de las naciones» que integran el mismo Consejo de Derechos Humanos «reconocen el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno estadounidense«. Gil, a través de Telegram, tildó en esa oportunidad a las sanciones de «crimen» y abogó por su abolición «incondicional», acusando a la oposición venezolana de promover estas medidas «con odio» tras su «fracaso político».






