Hace 17 meses la vida de Carlos Julio Rojas, periodista y defensor de derechos humanos, cambió para siempre: fue detenido y acusado, entre otros delitos, de presunto terrorismo y conspiración. Ese 15 de abril de 2024 también cambió la de su esposa, Francy Fernández, quien se vio obligada a asumir las visitas al Helicoide como parte de su rutina. Ella participó esta semana en la Ruta Global por la Justicia y la Libertad, organizada por el Comité por la Libertad de los Presos Políticos (Clippve) para solicitar la mediación internacional a fin de lograr la excarcelación de sus seres queridos.
«Esta es una lucha que continúa, por la libertad que buscamos y no encontramos», comenzó Fernández a las puertas de la Embajada de Alemania en Caracas. Pocos segundos después, las lágrimas inundaron su rostro. «Carlos Julio es hijo de un italiano que va todos los viernes al Helicoide y le rechazan su paquetería. Carlos Julio no está recibiendo comida ni ropa desde hace más de 50 días».
Francy Fernández, esposa de @CarlosJRojas13, confirmó que el periodista y preso político sigue aislado en el Helicoide, sin llamadas y sin visitas https://t.co/6ASG4TzfeK pic.twitter.com/Hwr3jZTkkm
— contrapunto.com (@contrapuntovzla) September 19, 2025
Desde hace 17 meses contra el periodista se desarrolla «un juicio falso, con todo lo que le montaron. Es un juicio que no tiene sentido; no se ve el juez, no se ve el defensor público, no se ve el fiscal», expresó. «Llega un momento en que no sabemos dónde está la libertad, no aparece, no la encontramos».
Ha escuchado rumores sobre el aislamiento de su esposo. Uno de ellos, que se sentía tan mal, que aprovechó una salida al patio para entrar al servicio médico. «Ya lo de Carlos Julio es asqueroso, porque el gobierno sabe quién es Carlos Julio. Hoy no tiene visita, no tiene llamada. Yo podría decir que Carlos Julio está secuestrado. Nadie lo ha visto».
Fernández aprendió con Rojas que el silencio no es un buen compañero cuando se trata de derechos humanos. Sabe, además, que la situación política es cambiante, y no descartó que en el futuro sea el periodista quien salga a defender a quienes hoy lo someten.






