El béisbol está hecho de momentos, de gestas que se graban en la memoria colectiva, y de nombres que se convierten en sinónimo de excelencia. Este jueves, uno de esos nombres, Clayton Kershaw, anunció que colgará los spikes al finalizar la temporada 2025, cerrando una carrera que no solo marcó época en los Dodgers de Los Ángeles, sino que redefinió lo que significa ser un lanzador dominante en las Grandes Ligas.
A sus 37 años, el zurdo nacido en Dallas, Texas, se despide tras 18 temporadas en las Mayores, todas con el uniforme angelino. Su legado es tan vasto como su curva: tres premios Cy Young, un MVP, dos anillos de Serie Mundial, 11 participaciones en el Juego de Estrellas y más de 3.000 ponches. En una era de especialización y rotaciones cortas, Kershaw fue constancia, liderazgo y fuego competitivo.
Números que hablan por sí solos
- 222 victorias en su carrera
- Más de 3.000 ponches, siendo apenas el cuarto zurdo en lograrlo
- Efectividad de por vida: 2.54, ubicándose entre los mejores 25 lanzadores de todos los tiempos
- 10-2 en 2025, con una efectividad de 3.53 en 20 aperturas
Su temporada final no ha sido una gira de despedida, sino una reafirmación de su vigencia. Tras un 2024 marcado por lesiones, Kershaw volvió con fuerza, aportando estabilidad a la rotación de los Dodgers en plena lucha por el liderato del Oeste de la Liga Nacional.
Palabras que pesan
“Quería cerrar este capítulo como lo viví: compitiendo”, expresó Kershaw en el comunicado difundido por el equipo. Mark Walter, dueño de los Dodgers, lo describió como “una figura que nos dio tantos momentos de alegría”. Y no exagera: desde su debut en 2008, Kershaw fue el rostro de una franquicia que volvió a saborear la gloria.
Última apertura en casa
Este viernes, Kershaw subirá al montículo del Dodger Stadium para su última apertura de temporada regular. Será más que un juego: será una ovación a la constancia, al talento y a la humildad de un pelotero que nunca buscó los reflectores, pero que se convirtió en uno.
Un legado que trasciende
Más allá de los números, Kershaw deja una huella ética. Ganador del premio Roberto Clemente en 2012 por su labor comunitaria, su figura representa el equilibrio entre excelencia deportiva y compromiso social. Su retiro no es el fin de una carrera, sino el inicio de una leyenda que, sin duda, tendrá un lugar asegurado en Cooperstown.






