La energética española Repsol enfrenta un escenario de incertidumbre en Venezuela tras la negativa del gobierno estadounidense de otorgarle una licencia que le permita operar en la producción y comercialización de crudo. Esta situación no solo paraliza sus actividades petroleras, sino que también pone en riesgo sus operaciones gasíferas en el país, especialmente el proyecto conjunto con Eni y Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa).
Francisco Monaldi, director del programa de Energía en el Baker Institute, advirtió que aunque la producción venezolana representa una fracción menor dentro del portafolio global de Repsol, que ronda los 900.000 barriles diarios, Venezuela era vista como una oportunidad de expansión. “Venezuela sí era una esperanza de crecimiento, por lo que proyectaba duplicar producción en un año o dos”, señaló.
Deuda acumulada y falta de incentivos
Uno de los principales obstáculos que enfrenta Repsol es la deuda acumulada por parte de Pdvsa, que se remonta a antes de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Según Monaldi, los pagos en dólares estipulados en el acuerdo han sido incumplidos de forma sistemática, lo que ha generado una “enorme deuda” que compromete la viabilidad financiera de la operación.
“Pdvsa incumple, lo que provoca que Repsol no tenga más opción que irse o quedarse asumiendo la situación y manteniendo el suministro”, explicó el especialista.
Durante la administración de Joe Biden, se había establecido un mecanismo de pago indirecto mediante el intercambio de crudo por productos refinados y diluyentes. Este esquema permitía a Repsol recibir compensación sin que el gobierno venezolano manejara divisas directamente, lo que facilitó pagos regulares. Sin embargo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia, esta vía fue cerrada y solo Chevron recibió autorización para operar en el país.
Riesgo patrimonial y deterioro financiero
La exposición patrimonial de Repsol en Venezuela se redujo de 504 millones de euros en 2024 a 330 millones en julio de 2025. La propia empresa reconoció una pérdida de 105 millones de euros en el primer semestre del año, atribuida al deterioro de cuentas por cobrar vinculadas a sus operaciones en el país.
Aunque no hay una decisión oficial sobre la salida definitiva de Repsol, el escenario se torna cada vez más complejo. “Aceptar este limbo político en el que se ven atrapados sus activos, o irse del país”, resume Monaldi, citando una nota de El Economista.
La falta de una solución diplomática y financiera podría marcar un punto de inflexión para la presencia de Repsol en Venezuela, en medio de un entorno de sanciones, impagos y tensiones geopolíticas que siguen escalando.






