«El imperialismo se desespera, se vuelve loco», afirmó el pasado 19 de agosto el mandatario Nicolás Maduro en una actividad en el barrio Los Eucaliptos de Caracas. Imperialismo, imperio, imperial… Palabras que están presentes en el discurso político venezolano y que cobran nuevo auge ante el anunciado despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe. Pero, ¿de qué se trata?
La definición de imperialismo más básica, la que recoge el Diccionario de la Real Academia Española, afirma que es la «actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política». El término comenzó a usarse a finales del siglo XIX para describir cómo las grandes metrópolis capitalistas expandían su influencia. Probablemente fuera del territorio estadounidense el mejor retrato del imperialismo es el del Tío Sam, un empresario muy popular cuya imagen fue usada en los primeros años del siglo XX para un afiche de alistamiento: «I want you for the US Army».
En la complejidad de la situación venezolana hay agrupaciones de izquierda que respaldan a Maduro y organizaciones de izquierda que lo adversan. Ambas hablan sobre el imperialismo, pero con sus matices. Al menos siete organizaciones se hicieron escuchar este martes 26 de agosto en la plaza Morelos con un doble mensaje: ni el imperialismo de Donald Trump, ni la subordinación de un sector de la oposición a las políticas estadounidenses, ni un discurso antiimperialista y una práctica opuesta como la mantiene el ejecutivo venezolano.

En el presente, Rafael Uzcátegui, secretario general del PPT-APR, analiza que el imperialismo «es el retorno del fascismo, y el fascismo está actuando con elementos que precedieron la Segunda Guerra Mundial, como la lucha contra los emigrantes, la acumulación capitalista». Incluso, llama la atención sobre el hecho de que los gobiernos que califica como imperialistas se permitan hablar de dominación planetaria. Pero considera que el gobierno critica el imperialismo mientras suscribe acuerdos con empresas como Chevron. «Trump les dio la zanahoria y ahora les enseña el garrote para asustar al continente», en su estilo de promover las guerras, financiarlas y luego cobrarlas: «Te doy el dinero, te doy las armas y paga».
-¿Cuál es el escenario para Venezuela?
-En primer lugar, rechazar esto. Nosotros rechazamos esto, porque no vienen para saludar y acomodar la democracia; es que se van a quedar. Ya Trump lo dijo. Vienen a quedarse y a asegurarse de los recursos que tiene Venezuela y Colombia: los recursos petroleros, la Amazonia. Y va a haber una respuesta.
Ángel Arias, dirigente de la Liga de los Trabajadores por el Socialismo, afirma que el imperialismo, en el debate público, parece limitarse «a operaciones militares para cambiar gobiernos» cuando en realidad se trata de «un sistema de dominación más complejo, más sistemático; sobre todo, de dominación económica de los países».
Arias aclara que siempre estarán en contra «del cambio de regímenes políticos por obra de acciones militares imperialistas», pero insiste en que la sujeción del país a mecanismos imperialistas «va más allá de eso», porque el imperialismo «es un mecanismo de transferencia sistemática de recursos de los países periféricos hacia los países centrales del capitalismo». Es decir, aunque no hubiese un cambio político por la vía militar, «el gobierno venezolano ya tiene una política bastante cómplice» con todo eso.
Además, imperialismo no es solo el estadounidense, remarca: «Los capitales europeos, rusos y chinos cumplen un papel similar con las deudas externas». Venezuela «está sujeta a la expoliación capitalista, y eso implica que hay menos recursos para las necesidades de la población venezolana, y eso el gobierno no lo está cuestionando».






