En el corazón del suroeste sirio, una ciudad desafía las convenciones geopolíticas y culturales de Oriente Medio. Sweida, capital espiritual de la comunidad drusa, se ha convertido en un enclave inesperado de identidad venezolana: según estimaciones de la Federación de Entidades Árabes de Venezuela (FEARAB) y la embajada venezolana en Damasco, cerca del 20% de su población tiene raíces en el país caribeño.
Un puente entre dos mundos
En Sweida, es común escuchar conversaciones en español con acento caribeño entre las piedras negras de la ciudad. Hay una Avenida Bolívar, se venden arepas y empanadas, y la malta compite con el café turco. Esta fusión cultural ha dado lugar al apodo “Venesweida”, una suerte de “Pequeña Venezuela” en medio del Levante árabe.

La explicación se remonta a finales del siglo XIX, cuando migrantes árabes, principalmente drusos, comenzaron a llegar a Venezuela desde el entonces Imperio Otomano. Aunque inicialmente fueron registrados como “turcos”, muchos se asentaron en ciudades como Caracas, Maracay y Maracaibo, prosperando en sectores como el comercio, la agricultura y la minería.
Migración de ida y vuelta
El ciclo migratorio no se detuvo ahí. En las últimas décadas, descendientes de aquellos drusos venezolanos han retornado a Siria, ya sea por la crisis económica en Venezuela o por el deseo de reconectar con sus raíces. Hoy, Sweida alberga una comunidad híbrida: sirios con alma venezolana y venezolanos con corazón druso.
“Este es el único lugar de Siria donde se come arepa y caraota negra”, afirma Enrique Alhamad, presidente de FEARAB, quien asegura que en Sweida no necesita hablar árabe, “porque todo el mundo habla español”.

Identidad drusa y tensiones recientes
Los drusos, una minoría religiosa originada en el islam chiita, mantienen prácticas esotéricas y una estructura social cerrada. Aunque están presentes en Líbano, Israel, los Altos del Golán y Siria, Sweida es su bastión político y espiritual.
Sin embargo, la ciudad también ha sido escenario de tensiones. Recientes enfrentamientos entre drusos y beduinos sunitas provocaron la intervención del ejército sirio, bajo el gobierno interino de Ahmed al Sharaa. La violencia culminó en una masacre hospitalaria que, según reportes, fue utilizada por Israel como justificación para bombardear posiciones militares en Damasco y el sur del país.
Vínculos diplomáticos y legado político
Durante la presidencia de Hugo Chávez, los lazos entre Venezuela y Siria se estrecharon. En tres ocasiones, Chávez visitó el país árabe, y en 2009 llegó a Sweida acompañado por Nicolás Maduro, entonces canciller. Según el analista Basem Tajedine, hijo del exembajador Afif Tajedine, fue su padre quien sugirió a Chávez visitar la ciudad drusa.
Una ciudad que desafía fronteras
Sweida es hoy un testimonio vivo de cómo la migración puede transformar territorios, lenguas y costumbres. En sus calles, el español y el árabe conviven con naturalidad, y las arepas se sirven junto a platos drusos. En medio de la guerra y la incertidumbre, “Venesweida” representa una historia de resiliencia, identidad compartida y vínculos que cruzan océanos.
Puedes leer el reportaje original en BBC Mundo






