El pasado sábado 16 de agosto, en la Concha Acústica de Bello Monte, se vivió una noche para recordar: Molotov celebró sus 30 años de carrera y llegó a Caracas con toda la fuerza, iniciando su show puntual, a las 8:00 p.m. y cerrando casi dos horas después como un verdadero huracán de energía.
No era la primera vez que los mexicanos pisaban Caracas, en 2023 hicieron una aparición en el Tatu Art & Music Fest, pero aparte de eso, no se habían presentado con una gira desde hace casi 17 años. La gira TXXXR fue como un viaje directo al pasado, celebrando la irreverencia y la supervivencia del rock latino.
La Concha Acústica fue protagonista explotando con una audiencia de todas las edades: desde quienes coreaban los himnos con nostalgia hasta los más jóvenes que descubrían la rebeldía de la banda por primera vez. La moda rockera dominó: camisetas negras, botas, cuero y logos de bandas clásicas; cada outfit era un grito de pertenencia al caos y a la música que los une.

El setlist de la banda mexicana abrió con “Que no te hagan bobo Jacobo” y siguió con “Amateur”, llevando a la audiencia por un recorrido de clásicos como “Chinga tu madre”, “Frijolero”, “Gimme Tha Power”, “Puto”, “Marciano” y “Here We Kum”. Cada canción fue coreada por miles y se sintió como un ritual colectivo de energía y resistencia.

El toque especial de Jay De La Cueva
Jay De La Cueva, miembro fundador de Molotov, subió al escenario para reemplazar temporalmente a Tito Fuentes, quien se encuentra en un proceso de rehabilitación física y mental. En un comunicado, Fuentes había expresado: «No solo es un musicazo y gran amigo, sino que Jay es uno de los miembros fundadores de la banda, y estoy seguro de que va a ser un gran show verlo junto a ellos». Y, sin duda, lo fue, la presencia de Jay aportó una energía renovada al concierto, haciendo que todos se enamoraran de los riff que salían de los micrófonos de su guitarra.

El ambiente fue de auténtico descontrol controlado, con una vibra explosiva pero auténtica: celulares levantados, sí, pero en pocos momentos ya que todos preferían vivir la experiencia más presentes. La banda se mostró directa y sin filtros, dejando que la potencia de su música hablara por sí misma.

Cerrando el concierto con parte del público cantando y bailando, desde el escenario, la canción «Rastaman-Dita», Molotov no solo se escuchó, se sintió, se vivió y se celebró en cada rincón de Caracas, dejando al público venezolano con ganas de más.







