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viernes, 05 diciembre, 2025
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Alejandro Bruzual: “El poder de nuestra guitarra está en ese encuentro de lo popular y lo académico»

“Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela”, es una publicación en la que se exploran los caminos transitados, por la guitarra, en esta tierra de gracia y Alejandro Bruzual lo convierte en una especie de biografía del instrumento / José Gregorio Yépez

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La guitarra que se toca en Venezuela seguramente es pariente de alguno de aquellos instrumentos que viajaron, como polizontes, en los barcos que trajeron a los conquitadores. Esos mismos instrumentos que ayudaron, en las noches, a entretener los desvelos y los silencios en el mar.

“Somos hijos del éxito de Lauro”, sentencia el investigador, escritor y guitarrista, Alejandro Bruzual, en su libro “Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela”, una publicación en la que se exploran los caminos transitados, por la guitarra, en esta tierra de gracia.

“Lauro marcó, con su virtuosismo en la ejecución y con su virtuosismo conceptual, su forma de pensar la música y de pensar lo venezolano, con una impronta… No sé cómo decirlo: ¿humilde? Desde lo sencillo”, señala Bruzual, en una conversación que tuvo la gentileza sostener en los espacios de Contrapunto.com.

El lector que se acerque a este libro, que Alejandro Bruzual escribe junto Carlos García, podrá llegar a la conclusión de que la guitarra en Venezuela ha experimentado un maridaje entre lo académico y lo popular.

El desarrollo y los planteamientos de esta obra nos acercan a la historia, en una especie de crónica que relata la vida de un instrumento que ha sido testigo de excepción de nuestra vida como país.

Con una sonrisa dibujada en el rostro, con la amabilidad que da la sabiduría y transmitiendo, en el estrechón de manos, el poder de la amistad, Alejandro Bruzual llegó a nuestra redacción, dispuesto a regalarnos una pequeña parte del conocimiento adquirido a través de la pasión por la guitarra y del rigor, la disciplina y la constancia del investigador.

– ¿Cuándo llega? ¿Cómo se inserta la guitarra dentro de la realidad venezolana?

-Esa guitarra que conocemos ahora, de seis cuerdas sencillas, venía de una guitarra de cuerdas dobles. Llega al país a principio del siglo XIX porque en España no existía antes. Existía en Francia, en Italia, pero es en España que se desarrolla una larga tradición organológica que llega a esta guitarra de seis cuerdas sencillas, que se va a estabilizar a mediados del siglo XIX y que se convierte en la guitarra que tenemos hoy. Entonces, una de las cosas importantes para este libro fue precisamente entender, comprender y analizar que tenemos un instrumento que sabemos cuándo llegó.

En su explicación, destaca que se puede pensar “que las vihuelas llegaron originalmente con los conquistadores, pero eso se diluye en una información que no es propiamente musical. En cambio, sabemos que la guitarra de seis cuerdas sencillas llegó a principios del siglo XIX y eso nos permite analizar su relación con los instrumentos previos y con los géneros que van a hablar de la música en Venezuela, que van a nombrar los venezolanos en música”.

“Es una relación que se establece desde principios del siglo XIX y se hace sumamente exitosa, convirtiendo a la guitarra en uno de los instrumentos más difundidos en toda Venezuela. Entonces, esa guitarra que llega en el siglo XIX, llega a un espacio donde ya se está haciendo música, música popular, donde está el cuatro y estaban otros instrumentos”, señala Bruzual.

– ¿Siempre fue un instrumento popular?

-Lo popular y académico se complica mucho en Latinoamérica, precisamente por lo que tú llamas maridaje. Maridaje no solamente de instrumento, sino también de lo popular. Somos un continente popular, fundamentalmente. La guitarra se instala como un instrumento popular; se instala, precisamente, en un período en el cual las formas, los géneros venezolanos, se están creando… Los géneros latinoamericanos, en realidad.

Bruzual señala que el siglo XVIII es el momento de instalación y de recreación de las herencias españolas, convirtiéndose en las músicas nacionales en todo el continente.

“En el siglo XIX se estabiliza esta forma, este género en todos nuestros países. Pero hablando de Venezuela, en relación profunda con los instrumentos que se hacen característicos, en nuestro caso con el cuatro… El cuatro forma parte fundamental del nacimiento de los géneros, de las músicas riquísimas venezolanas, que es muy distinta en todas las regiones. Ellas tienen, al cuatro, como uno de los instrumentos generadores fundamentales de la música en Venezuela”, asegura.

– ¿Y cómo se inserta la guitarra en ese universo?

-La guitarra llega y ya eso está copado. Copado no solamente con el cuatro, que todavía no lo llamamos cuatro, que sería el equivalente a la guitarra chiquita, la guitarra pequeña, comparado con la guitarra grande, que necesita diferenciarse de este cuatro que de alguna manera es su ancestro.

“Esto es un poco juguetón y así lo llamaba Freddy Reina. Decía que la guitarra de Venezuela era el cuatro. En realidad no es así, sino que en las derivas organológicas se produjeron diversos instrumentos cordófonos punteados, que son diversas guitarras por llamarlas así, que ocupaban ese espacio. La guitarra entró en complementariedad y logra difundirse por todo el territorio nacional sin llegar a ser un instrumento imprescindible”, agrega Bruzual.

Más adelante indica que “esa es una de las cosas que se pueden deducir de su presencia a partir del siglo XIX, todos los géneros tienen instrumentos imprescindibles. En ninguno, a no ser la canción, la guitarra no es imprescindible porque está complementando, sobre todo con el cuatro, generando una especie de ecuación rítmico-armónica o sustituyendo con unas mejores cualidades a instrumentos, por ejemplo, como las marimbas, la de fleje”, indica Bruzual.

Agrega que “la guitarra tiene la capacidad del bordoneo, tiene un mayor registro, tiene unas mayores posibilidades sonoras sustituyendo algunos de los instrumentos. Entonces, es en esa condición plurifuncional que estuvo enmarcada siempre dentro de esa cotidianidad cultural del hecho musical venezolano”.

Al llegar a este punto de la explicación señala que, en ese momento de la historia, “hay una suerte de complementariedad entre los ‘cinco’, no el ‘cinco larense’, sino un ‘cinco’ que era como un cuatro, pero de cinco cuerdas, que está documentado todavía en el siglo XIX y después va a desaparecer”.

“El cuatro y otros instrumentos, que yo los titulé ‘fósiles vivientes’, como los que están precisamente en Lara y en Falcón, vinculados sobre todo al golpe y al tamunague”, indica el investigador.

– El octavo, el medio cinco, el sexto larense.

-Esos instrumentos son como fósiles vivos, pero forman parte de esta misma deriva organológica, en donde está el cuatro y el cuatro es el que se va a popularizar en toda Venezuela, sobre todo con cuerdas sencillas y con la afinación que ahora llamamos tradicional, que en realidad es una modificación de la afinación original y allí entra el cuatro a competir con todos ellos.

Explica que la guitarra establece “una suerte de ecuación hacia la complementariedad, sobre todo con el cuatro o hacia la sustitución de algunos instrumentos en donde la guitarra va a aportar sus cualidades plurifuncionales”.

– ¿Cuáles son esos instrumentos que termina sustituyendo la guitarra?

-El bajo de las guitarras orientales y en muchas partes.

LOS TRIOS

Avanzando en el tiempo, llama la atención de lo que fue la guitarra dentro de los tríos que se hicieron populares en esta parte del planeta.

“Fíjate que un momento muy peculiar de esta historia de la plurifuncionalidad de la guitarra se da en los tríos. Los famosos tríos que vienen pues del Trío Matamoros hasta el Trío Venezuela y que alcanza a los tríos actuales. Hay una larga y muy importante tradición de guitarras latinoamericanas. La guitarra toma la función de bajo, toma la función de acompañante, sobre todo armónica o toma la función melódica”.

– ¿La melódica es el requinto?

-Es como el requinto, pero es una función que cumplía la propia guitarra”. Lauro, cuando lo hacía en su trío, lo hacía con la guitarra, pero tomaba el registro más agudo y hacía las melodías, y fundamentalmente este va a desarrollar este rol virtuosístico melódico del instrumento. Entonces, esas características, esas tres, podríamos agregarle una propiamente rítmica acompañante, van a tener funciones distintas en las tradiciones ya establecidas en el resto en todo el país”.

– ¿Cómo se termina construyendo lo que podríamos llamar la escuela guitarística en Venezuela? Nombraba a Lauro, que también es del mundo popular y Alejandro Bruzual, mejor que nadie, puede contarnos esa historia desde los Cantores del Trópico hasta ser el referente de la guitarra venezolana.

-Nosotros somos hijos del éxito de Lauro. Lauro marcó no solamente con su virtuosismo, yo diría su virtuosismo conceptual, su forma de pensar la música y de pensar lo venezolano con una impronta, no sé cómo decirlo: ¿humilde? Él se propuso obras de dos o tres minutos que se instalaron en el mundo entero.

“Sus valses se tocan literalmente en el mundo entero. Esto fue un éxito relativamente joven, precoz en su vida. Empieza estos valses alrededor del año 36, precisamente cuando él está fungiendo como un guitarrista popular, con un trío que se hizo famoso en toda Latinoamérica. Recorrieron desde Venezuela hasta Chile, en una gira prácticamente a pie”.

– A pedal y bomba.

-Sí, así fue. Lo hizo junto con otro guitarrista muy importante, Manuel Enrique Pérez Díaz y un cantante que tuvo mucho renombre para la época Marco Tulio Maristani. Hicieron ese trío, en el cual había participado también el maestro Eduardo Serrano. Hicieron ese trío, que llegó hasta el sur del continente y se hizo famoso, e hizo famoso a Lauro en toda Venezuela como guitarrista popular, con Los Cantores del Trópico.

LAURO

“Él da el paso al mundo académico. Él fue el primero que terminó sus estudios en el año 38. Lo hizo al llegar Alirio Díaz a Caracas, desde Carora. Allí se crea una especie de simbiosis y se alzó la guitarra venezolana. Sobre todo alrededor de sus valses, pero en una obra con un catálogo muy complejo… Y nosotros, de alguna manera, remitimos toda la historia, y yo también lo hago así, historia popular y la historia académica de la guitarra en Venezuela a la figura y a la obra de Antonio Lauro”, señala Bruzual.

Indica que “esto es una historia que viene de atrás. Viene, como te digo, desde el principio del siglo XIX. Hay documentos, por ejemplo, en ‘las causas de incidencia’, hay una presencia de la guitarra, el joropo y la canción patriótica”.

“Desde 1815, imagínate tú, tenemos un vínculo de la guitarra con una forma y con una idea republicana; es decir, con una idea de nacionalidad. Desde muy temprano y, después todo el siglo XIX, que no hay en realidad guitarra académica, hay una verdadera difusión del instrumento en todo el país, llegando al maestro Raúl Borgues, a finales de siglo XIX y principios del XX e inmediatamente ahí surge esta escuela, en la cual Lauro es el catalizador y la figura fundamental que se va a universalizar en los años 50, con la presencia de Alirio Díaz”, explica, en su análisis histórico, el investigador Bruzual.

Agrega que eso marca muy fuertemente la escuela guitarrística venezolana.

Bruzual, es un apasionado de la guitarra, además del libro del que estamos hablando (“Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela”), ha sido el biógrafo de los más grande exponentes de este instrumento en el país.

Cuando habla de Antonio Lauro, se le iluminan los ojos con el brillo de la admiración por el genio que ha estudiado como nadie en el país.

“Lauro es, sobre todo, un compositor nacionalista. Esto, hoy en día, puede sonar raro. Esto es nacionalismo, pero es un nacionalismo inclusive asumido en términos políticos de manera muy clara. En el caso de Lauro, como buen discípulo del maestro Vicente Emilio Sojo, que es la figura fundamental de la historia de la música en el país, va a reivindicar las fuentes populares para la creación, en un intento de universalización de los materiales venezolanos, a través de la música que llamamos clásica”, sentencia Bruzual.

– Los grandes referentes de la guitarra, para quienes nos acercamos al instrumento, son Borges, Lauro, Alirio Díaz, Rodrigo Riera… Ellos venían también de una tradición y de un encuentro con lo popular que, además, se hace sin pudor, sin contradicción y pueden realmente convivir.

-No son sólo esos cuatro. También está Pérez Díaz y podemos hablar de otros guitarristas que se desarrollaron en lo popular y mantuvieron ese maridaje, como tú bien lo llamaste, con lo popular. Ellos no se separaron de eso. Al contrario, yo creo que un personaje como Rodrigo Riera era un músico esencialmente popular. Él después, en su camino, su extrema pobreza inicial que condicionó mucho su desarrollo, se fue hacia el mundo académico… Yo creo que él era un gran virtuoso de lo popular y la capacidad de acompañar y de improvisar era absolutamente excepcional.

Para confirmar esa relación franca y transparente entre lo académico y lo popular de la guitarra en Venezuela, el investigador y guitarrista señala que el espíritu popular de Riera estaba también en Lauro.

“Esto también lo tenía Lauro, pero Lauro lo llevó hacia el terreno de la composición académica. Lauro no es solamente un compositor. Tiene una obra académica muy importante, también de raíz nacional venezolana. Su obra más sofisticada está anclada en lo venezolano. Entonces, lo que tú señalas es un pre y un post”, acota el investigador.

EL PODER DE LA GUITARRA EN EL CONTINENTE

Entre la publicación del libro “Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela” y esta entrevista, Bruzual ha adelantado un trabajo de acercamiento a la guitarra latinoamericana y habla de las coincidencias que tienen en su desarrollo.

“Ellos fueron siempre maestros. Borges siempre fue un músico popular y un músico académico al mismo tiempo. Esta es una característica de todo el continente”, afirma.

“Yo he logrado, ahora que di el paso hacia la investigación de la guitarra en Latinoamérica, y me doy cuenta de que el poder de nuestra guitarra está en ese encuentro de lo popular y lo académico, que recorre los mejores logros de todo el continente, desde Argentina, que es muy poderosa, hasta México, que como heredero del virreinato tiene una situación sociocultural y sociomusical muy potente”, indica el guitarrista.

Y más adelante sentencia: “Lo que realmente nos hace trascendentes para la historia del instrumento, en todo el mundo, es precisamente ese encuentro entre los académicos y los clásicos”.

– No es lo mismo la relación del violín, de los directores de orquesta venezolanos o latinoamericanos, como refiere, que la relación que tiene la guitarra de un guitarrista, que se vuelve director de orquesta como Diego Silva, con la música que se hace en el continente.

-Es un hecho fundamental lo estás nombrando. Que la guitarra no sea partícipe de la orquesta, la dejo al margen de lo que ha sido esta evolución del mundo orquestal venezolano. No me quiero meter por ahí, pero en algún artículo dije que la guitarra era antisistema. Un poco jugando con esto, la guitarra ha tenido su historia paralela – y sus glorias paralelas a todo este movimiento desde muy temprano – desde el propio Lauro.

“Lauro formaba parte de la orquesta de la orquesta sinfónica Venezuela, que es la orquesta madre, creada por Sojo, pero no como guitarrista, sino como percusionista, una cosa muy rara en su carrera. También tocó su concierto para guitarra y orquesta, que sería un poco la respuesta de esto, con la orquesta, siendo él mismo el solista de su propio concierto en el año 1956”, agrega Bruzual.

Explica que la guitarra ocupa otro espacio en nuestro mundo sociocultural y asegura que “la guitarra sigue estando anclada en lo popular”.

“Es muy poderosa en lo popular. Tiene un desarrollo académico que hereda ese éxito y hereda esa universalización de Alirio Díaz y Lauro a partir de los años 50 y que condiciona la composición en Venezuela hasta el día de hoy”, sentencia.

“Lauro sigue siendo insuperado y es insuperable. Tiene un valor en sí mismo que no es replicable, pero sigue marcando la influencia fuerte para el resto de los compositores del mundo clásico y la guitarra popular que no tiene un correlato solista. Eso es algo importante en nuestra historia de la guitarra popular”, aclara.

EL INSTRUMENTO DE LA INDEPENDENCIA

La guitarra como parte de la historia de Venezuela también se vincula con la política. Alejandro Bruzual aborda y desglosa esa idea.

“En el caso de la canción política, yo lo quise remontar a la canción patriótica, que es cuando está llegando precisamente la guitarra. La guitarra de seis cuerdas llega en el momento que se están disputando el espacio político españoles y latinoamericanos. Por eso es el instrumento de la independencia. Ese es el instrumento con el cual se combatió, agarrándome, además, de un comentario del maestro Salvador Narciso Llamoza, hacia finales del siglo, en 1876, que hace un análisis de la canción patriótica. Ese análisis es, tal cual, válido para la canción política que vino después”, dijo con convicción Bruzual.

Indica que la guitarra, como acompañante de una inquietud política, “es parte de la historia de la Venezuela republicana, pues contribuye a la independencia”.

Mirando más cerca, indica que la guitarra fue muy importante en la experiencia alrededor de la gran canción política venezolana de los años 70.

“Allí está Alí Primera, Soledad Bravo, Gloria Martín, como los tres pilares fundamentales a los cuales se sumaron, en su momento catalizador, muchos otros guitarristas de otras experiencias”.

Es cierto que están Luis Zea, Emiro Delfin, Miguel Delgado Estevez; pero también otros como Alex Rodríguez, que es uno de los más importantes compositores para la guitarra académica, pero en ese momento hacía jazz, hizo rock y hacía música popular”.

“La canción política fue acompañada de una guitarra, que funcionó en un momento como encuentro de las guitarras venezolanas de muy diversos aspectos”.

– ¿Puede la guitarra venezolana ser una cronista de la historia de este país?

-Eso es lo que yo intento con este libro y con los libros que he hecho. La guitarra puede servir de atalaya para entender nuestro camino… Más que el camino político, el camino cultural venezolano.

Finalmente señala que “la guitarra está presente y sirve de atalaya para entender lo popular y entender lo académico… Entender el nacionalismo, entender lo político, pero siempre como instrumento de comprensión”.

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