Con el eco de consignas y sollozos, decenas de madres y familiares de detenidos tras las protestas poselectorales del 24 de julio de 2024 se congregaron frente a la sede del Ministerio Público en Caracas, este miércoles 16 de julio. Con carpas, velas, globos y café costeado con recursos propios, el Comité de Madres por la Verdad inició una vigilia que promete extenderse hasta que el fiscal general de la República, Tarek William Saab, escuche sus demandas.

La escena fue conmovedora. Madres abrazadas entre sí, algunas con fotografías de sus hijos colgadas al pecho, otras llorando en silencio mientras exigían al presidente Nicolás Maduro la liberación de sus seres queridos. “Vamos a pasar la noche aquí. Desde el mes de marzo están suspendidas las liberaciones. No entendemos por qué desde hace más de 11 meses estamos diciendo y denunciando que se trató de detenciones arbitrarias”, expresó Martha Lía Grajales, una de las voceras del comité, con voz firme.

Testimonios de dolor y resistencia
Grajales denunció que muchos de los jóvenes detenidos ni siquiera participaron en las manifestaciones, y quienes sí lo hicieron estaban ejerciendo un derecho constitucional. “Además de la arbitrariedad, la detención estuvo acompañada de violencia física, incluso de tortura. Aunque suene duro, así fue. Muchos de nuestros muchachos fueron torturados”, afirmó.

La concentración no solo fue un acto simbólico, sino también una denuncia concreta de graves violaciones al debido proceso. Según los familiares, los detenidos han sido sometidos a audiencias telemáticas sin individualización de los hechos, sin posibilidad de nombrar defensores de confianza, «y con defensores públicos que no mantienen comunicación con los acusados ni con sus familias».

Condiciones indignas y salud deteriorada
Las condiciones de reclusión también fueron objeto de denuncia. “La mala alimentación, la falta de atención médica y la incertidumbre de estar privados de libertad injustamente han deteriorado la salud de muchos. Algunos presentan infecciones en la piel, riñones y vías respiratorias. Otros han visto agravadas patologías preexistentes. Y lamentablemente, algunos han perdido la vida bajo custodia del Estado”, señaló Grajales.

Desapariciones forzadas y silencio institucional
La vocera también hizo referencia a casos de desapariciones forzadas de corta duración. “Muchos fueron detenidos y pasaron días sin que sus familiares supieran dónde estaban. Tuvieron que recorrer centros policiales sin obtener respuestas, incluso más allá de las 48 horas que establece la Constitución para ser presentados ante una autoridad judicial. Eso constituye desapariciones forzadas”, denunció.
Más de 300 detenidos en Tocorón y centros policiales
Según cifras compartidas por el comité, más de 300 personas continúan detenidas en Tocorón, además de un número indeterminado en comandos policiales y de la Guardia Nacional. Seis mujeres permanecen en Las Cristálidas y cuatro adolescentes en Caraballeda, estado La Guaira.

Un llamado urgente a la reconciliación
La vigilia no solo busca liberar a los detenidos, sino también abrir caminos hacia la paz. “No tiene sentido que estos jóvenes, que son el presente y el futuro de Venezuela, estén perdiendo su vida tras los barrotes de una cárcel injusta. Pedimos y exigimos su libertad porque son inocentes y porque creemos que es la manera de construir caminos para la paz y la reconciliación en nuestro país”, concluyó Grajales antes de ceder la palabra a otras madres que esperaban compartir sus historias.
Mientras tres representantes del comité eran recibidas por fiscales del Ministerio Público, el resto de los familiares se preparaba para pasar la noche. La vigilia continúa, y solo piden lo más básico: «que sus hijos inocentes vuelvan a casa».






