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miércoles, 18 junio, 2025

Venezuela fue una democracia electoral y ahora transita a una autocracia cerrada, consideraciones desde las ciencias políticas

El experto concluyó que la resiliencia y las mutaciones del régimen venezolano están asociadas no solo a las crecientes amenazas que le formula la oposición, sino también a la combinación de estas características diversas, lo que lo convierte en un caso de estudio complejo y preocupante en el panorama político global / Theodoraskis Morales Flores | @theodoraskis

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En una ponencia ofrecida en el marco del foro «Pensar Venezuela» en la Universidad Central de Venezuela (UCV), el politólogo John Magdaleno desglosó la controvertida caracterización del régimen político venezolano. Con una entrada contundente, «Voy a intentar hacer hoy una caracterización del régimen político venezolano».

Magdaleno defendió la necesidad ineludible de la comparación y la clasificación taxonómica para comprender la naturaleza de los sistemas políticos, desmitificando la popular frase venezolana de «no se pueden comparar peras con manzanas» en el ámbito de las ciencias sociales.

Enfatizó que para caracterizar un régimen político, es fundamental partir de una clasificación que permita compararlo con otros, ubicándolo en una «familia» o «género». Recurriendo al método botánico, sugirió empezar por el género, luego la especie y finalmente la subespecie, para evitar el error de destacar solo las singularidades sin un marco de referencia. Citando a Giovanni Sartori, el ponente subrayó que la comparación es un método de control para verificar o falsar generalizaciones sobre los casos a los que se aplican.

Clasificación de regímenes políticos y el caso venezolano

El politólogo hizo hincapié en la necesidad de identificar similitudes y diferencias al comparar, una operación que a menudo se fragmenta en el discurso cotidiano venezolano. Recordó que, como decía Sartori, peras y manzanas son comparables en algunas propiedades (como fruta o comestible) y no en otras (como su forma o sabor). Es decir, la comparación sensata se da entre entidades que poseen atributos en parte compartidos y en parte distintos.

Magdaleno destacó que la literatura más reciente clasifica la dictadura como una subespecie del régimen autoritario, una interpretación que a menudo se tergiversa en Venezuela, donde el autoritarismo es visto erróneamente como una forma «débil». Citó la tipología de regímenes políticos de Juan Linz y Alfred Stepan (democracias, autoritarismos, totalitarismos, post-totalitarismos y sultanismos), basada en dimensiones como el pluralismo, la ideología, la movilización y el liderazgo.

Para el caso venezolano, Magdaleno se apoyó en la clasificación internacional del V-Dem Institute de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, que distingue entre democracias liberales, democracias electorales, autocracias electorales y autocracias cerradas. Aunque reconoció algunas limitaciones de esta clasificación (como la exclusión de los regímenes totalitarios como categoría separada), la consideró la más satisfactoria hasta la fecha.

Venezuela en la «zona gris autoritario»

Magdaleno presentó datos del V-Dem Institute que muestran un crecimiento preocupante de las autocracias cerradas en el mundo. En el último reporte, el número de regímenes autoritarios ha superado por tercera vez, aunque no consecutiva, al número de regímenes democráticos. Esto, según el experto, indica que la verdadera batalla global se libra entre democracias y autocracias.

Un punto crucial de su exposición fue la ubicación de Venezuela en esta clasificación. Magdaleno señaló que, según el V-Dem Institute, a partir del año 2002, Venezuela entra en la «zona gris» autoritaria o autocrática, lo que significa que ya se modernizan los contornos esenciales de un régimen autoritario. Para el politólogo, esto refuta la opinión de algunos analistas que sitúan el inicio de la trayectoria autoritaria en 2007 o 2010, afirmando que tiene una textura mucho más «larga y prolongada».

Tres mutaciones hacia la autocracia cerrada

El núcleo del argumento de Magdaleno se centró en las tres mutaciones que, a su juicio, ha experimentado el régimen político venezolano desde 1999:

De democracia electoral a autoritarismo competitivo (1999-2012): Venezuela, que nunca fue una democracia liberal sino electoral, experimentó una primera mutación. Un autoritarismo competitivo se define como un régimen híbrido con rasgos democráticos y autoritarios simultáneamente. Aunque las instituciones democráticas formales son el medio principal, la oposición enfrenta un campo de poder desigual y peligroso, con violaciones significativas de garantías. Las elecciones, aunque competitivas en algunos aspectos, no son libres ni justas.

De autoritarismo competitivo a autoritarismo hegemónico (después de 2015): Esta segunda mutación, iniciada por el propio Hugo Chávez, sentó las bases de lo que luego se convertiría en un autoritarismo hegemónico. Magdaleno situó el fin de esta transición después de las elecciones parlamentarias de 2015, cuando la oposición obtuvo una mayoría calificada. La designación «express» de magistrados y la declaración de desacato del parlamento por parte del TSJ son ejemplos claros del incremento de la magnitud y gravedad de las violaciones de garantías. En un autoritarismo hegemónico, la oposición deja de ser competitiva, y las elecciones, aunque pluralistas, excluyen a la oposición y no son competitivas.

Hacia una autocracia cerrada (antes de 2018): La tercera y más preocupante mutación, según Magdaleno, comenzó antes de las elecciones presidenciales de 2018 y se aceleró por los resultados y el comportamiento general del régimen. Una autocracia cerrada se caracteriza por no admitir la existencia de grupos que representen intereses objetivos distintos a los de quienes ejercen el poder, a menos que sean políticamente irrelevantes. La oposición, que representa una alternativa de poder distinta, está prohibida, obligada a operar en la clandestinidad o en el exilio. Las elecciones, si se celebran, no son pluralistas, libres, competitivas, justas ni imparciales.

Singularidades y peligros del caso venezolano

Para Magdaleno, el agravante del caso venezolano es que, además de las características de una autocracia cerrada, presenta rasgos que pertenecen a otras tipologías de regímenes no democráticos. Argumentó que «el régimen venezolano exhibe rasgos sultanísticos (donde el poder es ejercido de forma personalista y patrimonial) y rasgos totalitarios (con una ideología que busca proveer una «instalación en el mundo» y desmovilizar a la población)».

El experto concluyó que la resiliencia y las mutaciones del régimen venezolano están asociadas no solo a las crecientes amenazas que le formula la oposición, sino también a la combinación de estas características diversas, lo que lo convierte en un caso de estudio complejo y preocupante en el panorama político global.

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