El Carnaval venezolano tiene unas características especiales surgidas de la mezcla de culturas en el país y según el presidente del Centro de la Diversidad Cultural, Benito Irady, el aporte afrodescendiente es vital para darle la identidad.
El investigador nos recibe en su despacho con la amabilidad de los hombres que saben, y con la calidez de quien está orgulloso del trabajo que realiza.
Nos dice que el carnaval venezolano fue mutando “hasta convertirse en lo que el pueblo quiso”.
-El carnaval como manifestación en Venezuela: ¿cómo es su origen? ¿Cómo llega el carnaval a los venezolanos?
-El carnaval igual que todo lo que son manifestaciones tradicionales de origen europeo llegan indudablemente con la llegada de los europeos a América. Todo ese proceso trajo costumbres, creencias y no olvidemos que originalmente los esclavos eran nuestros pueblos indígenas. Sobrevivieron algunos, hoy día tenemos más de 30 naciones indígenas en Venezuela. Pero la mayoría fue exterminado. Al exterminar a los pueblos indígenas deciden los europeos empezar a traer mano de obra esclava desde África. Y ahí está toda nuestra característica de la pluriculturalidad. Llega el carnaval con los europeos, pero los africanos también le añaden su ingrediente.
-Ahí empieza la mezcla, el sincretismo entre culturas.
-Y tan es así que algunos carnavales son más destacados que otros y curiosamente están vinculados a pueblos afrodescendientes.
-¿Cómo es eso maestro?
-Por ejemplo, todos los carnavales en las antillas, en las islas del Caribe. Es un caso muy particular que tenemos que es trascendente el Carnaval de Trinidad. Porque ellos mismos inventaron, en un momento le prohíben los tambores, inventan desde elementos metálicos donde existía el petróleo inventan el estilo “banda de acero” o el “steel band” que es una maravilla. Aquí en Venezuela que es el tema esencial que nos acerca tenemos la suerte de un carnaval también organizado que fue producto de una segunda oleada de inmigrantes.
Irady explica que “desde las Antillas Menores como Martinica, Guadalupe, entre otras, llegaron a la población de El Callao muchos descendientes de africanos que vivían en esos lugares y se trajeron su forma de celebrar el carnaval”.
“Por ejemplo, en El Callao el tambor que se usa se conoce como bumbac que es el tambor tradicional para el carnaval. Las maracas que se usan en El Callao son metálicas, son grandes recipientes de metal y por supuesto las voces y el canto originalmente era en una mezcla de idioma francés, inglés, algo de español, algo de africano.
«Eso se lo conoce como creole o patuá: y el que habla patuá se le dice patuá parlante, de tal manera que nosotros tenemos allí en El Callao una presencia de patuá parlante muy interesante que hizo el carnaval su gran símbolo”, señala Irady.
Agrega que tiene la información que este año habrá 20 comparsas de adultos y cada comparsa se mobiliza con todos sus sonidos, sus equipos de cantantes, sus músicos.
“Es una cosa maravillosa de una pequeña ciudad donde hay tal número de participantes. Pero esas comparsas no va a cantar cualquier canción, porque para cada carnaval, cada comparsa, tiene una composición nueva. Y de la misma manera que hay 20 de adultos, perdón, hay 30 infantiles”, comenta.
LA DEFENSA DEL PATRIMONIO
Irady describe al Carnaval de El Callao como el más significativo “y justamente dentro de las responsabilidades que tiene el Centro de Diversidad Cultural como núcleo focal ante la convención de la UNESCO para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, desde el año 2003 empezamos a trabajar un expediente que posteriormente ingresó a las listas del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
“De la misma manera que tenemos un carnaval famoso que está en esas listas en Barranquilla y que tenemos un carnaval famoso que es el Oruro en Bolivia, los venezolanos debemos sentirnos orgullosos que tengamos un carnaval como el de Callao por sus características identitarias declarado como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”, acota el director del Centro de la Diversidad Cultural.
Pero Irady no se queda allí y sigue viajando en Guayana mientras conversación y señala que “si nos alejamos un poco de las particularidades del Callao, que digo yo es el más significativo, uno observa cómo el Callao influyó a localidades vecinas, como Tumeremo, Ciudad Guayana, Ciudad Bolívar, Guasipati en el estado Bolívar, donde también se celebran los carnavales con las características de esa región: con el toque de bumbac y las grandes maracas de metal y otros elementos metálicos y bueno, acompañamiento de muchos otros instrumentos. El cuatro está muy presente y es lo que le da esa identidad venezolana, más allá del papiamento. No hay carnaval en el mundo que tengo un cuatro como el nuestro”.
“Las madamas del Callao no son disfraces. Una madama es un traje muy particular y tenía las mismas características de los trajes que usaban en la colonia. En El Callao no podemos hablar de disfraces, hablamos de comparsas, ese es el nombre que se le da”, aclara pedagógicamente benito Irady.
HAY MÁS
En este momento en su discurso mirá hacia otra regiones y destaca que en el resto de Venezuela sí está presente el disfraz en los tiempos de carnaval y se celebra de la manera generalizada.
“Hay muchas fiestas. Caracas fue famosa entre los años 50 y 60, igual que en La Guaira por la gran festividad del carnaval, grandes orquestas de muchos lados”, sostiene el investigador.
-¿Que otros carnavales hay en Venezuela con esa fuerza identitaria?
-Más allá de El Callao, hay dos carnavales en Venezuela que tienen excelente condiciones de identidad. Uno está en la Colonia Tovar, porque los alemanes que hace cerca de 200 años llegaron a ese sitio se trajeron sus costumbres. Tan es así que hay un “alemánico”, nosotros tenemos no solamente las lenguas indígenas y el papiamento, sino que también tenemos como venezolanos una la lengua que se llama “alemánico coloniero”, porque allí vinieron alemanes de muchas regiones del sur de Alemania y estuvieron casi 100 años ocultos del resto de la ciudadanía venezolana. Apenas hace un siglo fue que se empezó a abrir la vía para comunicarse y ellos pudieron conservar eso.
Explica que entre las costumbres que conservan están “unos trajes parecidos los trajes de arlequín que se llaman jokilis. Los jokilis, eso es un carnaval muy particular, que no lo vamos a encontrar en ninguna otra parte.
-¿Cuál es el otro?
– Es un carnaval que se da en Carabobo. En Puerto Cabello allí hay un barrio llamado San Millán. Allí hay un baile tradicional llamado “La Hamaca”. Quienes han estudiado la historia de nuestros esclavizados africanos, encontrarán que cuando fallecía un esclavizado, los hacendados y los capataces le daban permiso a los esclavos para que fueran a llorar sus muertos. Evitaban por el tema de la tristeza, el dolor, el luto que ese día de velorio se pudiese ser más enfático en el tema de la esclavitud. Y normalmente los esclavos llevaban a sus muertos en una hamaca.
Indica que según “sus exploraciones” esto fue una vía extraordinaria en encontraron muchos esclavos para fugarse. Hacían las veces de que había muerto, los llevaban en una hamaca y como los hacendados se apartaban un poco de aquello, era la forma de fuga”.
“Eso sus orígenes en la isla de Curazao. La isla de Curazao influyó mucho los asentamientos de esclavizados en la parte norte central y norte occidental de Venezuela. No olvidemos que la isla de Curazao estaba bajo el dominio holandés y la guerra de esclavitud, que luego se convierte en una lucha por la independencia estaba en manos de los españoles, pero entre los españoles y los holandeses no había entendimiento. Los holandeses favorecían la fuga de esclavos y lo convertían en manumisos en muchos casos, en otros casos era otro tratamiento”, ilustra Irady.
Con regocijo indica que “el baile de La Hamaca en San Millán, es una manera hermosa de concebir una memoria de África y por supuesto es una manera muy particular, porque hay unos tambores que tienen un sonido muy diferente a los demás tambores del resto de la zona. Por supuesto, allí en esa localidad se celebra San Juan Bautista, se celebra la de Cruz de Mayo, pero el carnaval tiene su gran importancia por la presencia de ‘La Hamaca”.
-¿Qué le da la condición de identidad al carnaval en Venezuela?
-El tema identitario del carnaval en Venezuela viene por el aporte afrodescendiente en nuestra cultura. Primero por el aporte europeo. Particularmente español. Pero posteriormente se incorporan todo un conjunto de variantes que provienen de los pueblos afrodescendientes y el cuatro que también viene de la herencia española.
“Hay una fecha muy importante, que es el Miércoles de Ceniza. No olvidemos porque la Iglesia Católica daba esos días para celebrar, para prepararse, incluso en un tiempo, incluso se preparaban ayunos porque a partir del Miércoles de Ceniza transcurren 40 días hasta la llegada de la Semana Santa, por eso se habla de la cuaresma. Y aquí, curiosamente, al estilo europeo, hay dos localidades que celebran el miércoles de ceniza, al menos que yo conozco dos. Una es la población del clavo en el estado Miranda y la otra es la población de Naiguata”, señala el investigador.
-¿Cómo es esa costumbre?
-Los hombres se visten de mujeres, las mujeres se visten de hombres, es la despedida, utilizan disfraces para despedir, es muy al estilo español. Este lo agrego porque aun cuando ya el Miércoles de Ceniza ha terminado el carnaval, en muchas localidades lo celebran.
Antes lo celebraban en muchas otras, la despedida del carnaval porque viene la Cuaresma, por eso la misa que hay, la misa católica, te hacen una cruz en la frente de carbón porque ya se terminó los festivos. Eso es totalmente europeo. A lo que le añade algunos ingredientes el africano.
-¿De dónde surge el Mediopinto?
-Esto está extendido en todo el Caribe. En El Callao el nombre medio por la moneda. Mediopinto. “Me das medio o te pinto”. Pero sí en casi todas las zonas de Hacienda en El Caribe tenemos testimonios, documentos que demuestran que había una manera de celebrar el carnaval, pero no se tiznaba. Se untaban de melcocha de la caña de azúcar porque eran negros o afrodescendientes que trabajaban. Los hacendados les daban permiso. Tan es así que hubo unos carnavales que tuvieron esas características en una región de Venezuela que fue en el Delta del Orinoco.
Explica que en en Tucupita lo hacían de esa manera y también tocaban “unos enormes palos de bambú contra el piso y esos palos de bambú daban un sonido muy particular porque eran muchos grandes palos de bambú golpeando el piso, como si fueran unos quitiplás gigantes”.
Finalmente señala Benito Irady que esta herencia española se fue transformando en lo que el pueblo quiso que fuese.