Los dueños tendrían que vigilar a millones de usuarios para poder cumplir con lo que los organismos reguladores solicitan, opinó el informático, y eso viola el derecho a la privacidad
La detención del CEO de Telegram, el ruso Pavel Durov, pone en el tapete algunas reflexiones sobre la responsabilidad de los creadores de redes sociales.
El informático venezolano Jesús Andrade, experto en ciberseguridad, recordó que la investigación sobre Durov se basa en la presunción de que no colabora en el combate de delitos como tráfico de droga y explotación sexual infantil.
Las autoridades buscan que sea la empresa la que responda a estos señalamientos, y no los usuarios que cometerían estos delitos, explicó Andrade en entrevista con Unión Radio. Los abogados de figuras como Durov consideran lo contrario.
No tiene sentido responsabilizar a los dueños o creadores, razonó el informático, porque se viola el derecho a la privacidad de las comunicaciones y empresas como Telegram tendrían que ver de qué se habla en sus redes. Es decir, los dueños tendrían que vigilar a millones de usuarios para poder cumplir con lo que los organismos reguladores solicitan: supervisar conversaciones y grupos, hacer un monitoreo con palabras clave que puedan generar alarma. Además, los propios ciberdelincuentes usan palabras claves para desviar la atención de las autoridades, puntualizó.
De cualquier manera, reflexionó, es una línea muy delgada la que separa el impedir la comisión de un delito y el respeto por la privacidad de los usuarios.