Sin tratamiento adecuado puede causar disfunción eréctil, retención urinaria y hasta falla renal
La Hiperplasia Prostática Benigna (HPB), también conocida como agrandamiento de la próstata es un problema de salud que se hace común con la edad. De acuerdo con la Asociación Americana de Urología, la prevalencia en hombres alcanza el 60% a los 60 años; mientras que a los 80 años alcanza el 80%.
Esta patología se caracteriza por un crecimiento celular aumentado, por lo que la próstata se vuelve más grande de lo normal, comienza a presionar la vejiga y a comprimir la uretra; ocasionando una reducción o hasta bloqueo del flujo de orina.
El doctor Juan José Lascano, especialista en urología con subespecialidad en cirugía láser de próstata y endourología del Hospital Metropolitano de Quito (Ecuador), explica que “entre los 40 y 50 años ya el 10% de los pacientes puede presentar algún síntoma asociado con la Hiperplasia Prostática Benigna”.
Lascano, quien ofrecerá un almuerzo conferencia auspiciado por FC Laboratorios en el XXXIV Congreso Venezolano de Urología “Dr. Hugo A. Dávila Barrios”, comenta que las señales de alerta o que pueden indicar alguna anormalidad son:
● Ir al baño más de una vez por noche.
● El flujo de orina más lento o demorado.
● Ardor o dolor, hematuria o sangre al orinar.
● Imposibilidad para orinar.
¿Hormonas, genética, estilo de vida?: ¿qué causa la HPB?
Las causas de la Hiperplasia Prostática Benigna pueden responder a varias teorías, según señala el Dr. Lascano. Una de ellas es la fisiopatológica, que explica que “el tejido prostático sufre cambios hormonales debido a la disminución de los niveles de testosterona. Los receptores dentro de la próstata cambian y la próstata comienza a crecer para suplir el déficit de testosterona”.
Otra teoría se refiere a la circulación de oxígeno o hipoxemia. “La disminución de los niveles de oxígeno en la glándula favorece el crecimiento de la misma para suplir sus necesidades de oxígeno, ocasionando una disminución en el calibre del conducto de la uretra”, acota.
Por otro lado, la genética, los hábitos y estilo de vida tienen también un peso importante en el desarrollo de la enfermedad. Detalla el especialista en urología que “si el padre, abuelo o hermano ya tienen problemas de agrandamiento de próstata, lo más probable es que el paciente lo sufra”.
Atención a las señales de alerta: la importancia del diagnóstico
A pesar de ser una enfermedad crónica, es decir que no puede curarse sino tratarse, es posible detener su avance en etapas tempranas, si se acude con regularidad al chequeo médico. El experto internacional destaca su importancia, pues “si bien no todos los agrandamientos de la glándula se convierten en cáncer, al no volver a la consulta de forma regular para mantener un tratamiento, hay más posibilidades de desarrollarlo porque hay más tejido para el crecimiento de células cancerosas”.
La falta de un seguimiento a la condición, puede ocasionar otras complicaciones no deseadas en el paciente:
● Taponamiento o retención urinaria por el cierre completo de la uretra.
● Hematuria e infecciones urinarias frecuentes.
● Disfunción eréctil, disminución del tiempo de eyaculación y líbido bajo.
● Síndrome urinario bajo: engrosamiento de la vejiga.
● Falla renal asociada al taponamiento de próstata, que puede llegar a requerir diálisis.
Al respecto, Lascano explica que “cuando la enfermedad no se trata en un tiempo prudente, los cambios en la vejiga pueden ser irreversibles. Un paciente que deja progresar la enfermedad aunque llegue a operarse, sus síntomas pueden persistir aún después de la cirugía, ya que su vejiga va a estar dañada y no volverá a funcionar como antes”.
Opciones terapéuticas y no terapéuticas para la HPB
La conferencia que ofrecerá el Dr. Lascano en el marco del encuentro científico de la Sociedad Venezolana de Urología a realizarse del 10 al 13 de julio en Lechería, Anzoátegui, busca brindar una actualización del tratamiento integral de la HPB con alfabloqueadores, Inhibidores de la 5-alfa–reductasa o su combinación.
Los alfabetabloqueadores, como la Tamsulosina están dirigidos a relajar el músculo de la próstata para facilitar el vaciado y mejorar la obstrucción producida por la enfermedad. “Esta molécula ofrece mejores resultados y con menores efectos adversos” asegura el especialista ecuatoriano. Por su parte, los inhibidores de la 5-alfa–reductasa, como el Dutasterida, están indicados para disminuir el tamaño y bloquear la acción de la testosterona a nivel del tejido prostático para reducir la congestión y ayudar a orinar.
El Dr. Lascano señala que si bien el tratamiento suele ser individualizado para cada paciente, una combinación de Tamsulosina y Dutasterida ofrece el mayor beneficio para mejorar el vaciado y contrarrestar el síntoma obstructivo. Ambas moléculas están disponibles en Venezuela gracias al amplio portafolio que FC Laboratorios tiene en el área de Urología con monoterapias y combinaciones para la HPB, que cuentan con estudios de bioequivalencia y los permisos exigidos por el Instituto Nacional de Higiene «Rafael Rangel».
Adicionalmente, cambios en el estilo de vida ofrecen alivio a los síntomas del agrandamiento de la próstata. “Evitar los irritantes vesicales o prostáticos como la cafeína, picantes, chocolate, alcohol y drogas; así como también hacer ejercicio, mantener un peso adecuado y hábitos sexuales responsables, mejoran la calidad de vida del paciente con HPB”, concluye el experto internacional.