Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, el costo de envío de las remesas puede acarrear un porcentaje aproximado de 6,4% en todo el mundo
Este 16 de junio se celebra el día internacional de las remesas familiares, un recurso cuyo efecto en Venezuela se ha visto mermado con el paso de los años debido a múltiples factores, como problemas relacionados con la situación inflacionaria del país, así como las altas comisiones que han establecido algunas compañías intermediarias.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), para el cierre del año pasado se observó una disminución en el número de migrantes venezolanos que realizan envíos de remesas a sus familiares dentro del país, pasando del 64%, en 2021, al 56% de individuos en el año 2023.
Mientras tanto, al cierre del tercer trimestre de 2024, la empresa de investigación de mercados y opinión pública Consultores 21 llevó a cabo una medición independiente, donde estimaba que el monto de remesas percibidas en Venezuela podría estar alrededor de 1.370 millones de dólares anuales.
Por su parte, el economista y especialista en gerencia, Leonardo Soto, indicó en entrevista televisada el pasado 30 de abril, que en promedio, 2 millones de venezolanos en situación de legalidad estarían enviando un aproximado de $60 mensuales a Venezuela «por cualquier vía (…) Estamos hablando de que son unos $120 millones al mes, partiendo de ese monto mínimo, dinero que se traslada directamente al consumo masivo».
Un reto cada vez más complejo
Esta contribución se ha tornado cuesta arriba para algunos migrantes, considerando que sus países de acogida también enfrentan el fenómeno de la inflación u otras problemáticas. Mientras tanto, para los receptores, estos ingresos adicionales sufren un impacto al llegar a sus destinatarios, que cada vez pueden comprar menos con la misma suma de dinero que les ha sido enviada durante años.
En otros casos, la dinámica se ha sobrepuesto al proveedor que se encuentra a las afueras del país: «El familiar enviaba todos los meses, cada semana o quincenal. Hoy en día están mandando en la frecuencia que pueden y en algunos casos ni siquiera por las vías tradicionales, sino por plataformas digitales que permiten ser más rápido y sencillo», precisó el economista Aaron Olmos durante una entrevista para Unión Radio.
No obstante, en ocasiones las tasas de empresas intermediarias para el envío de dinero son muy elevadas, por lo que se han visto en la necesidad de buscar alternativas, entre las que figuran las transferencias bancarias internacionales, el uso de plataformas de criptomonedas o a través de intermediarios.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el costo de envío de las remesas puede acarrear un porcentaje aproximado de 6,4% en todo el mundo, «muy por encima de la meta» del Objetivo de Desarrollo 10 (ODS 10) de la ONU, que era del 3%.
Frente a ello, considera que para aprovechar todo el potencial que representa el flujo de remesas en todo el mundo, es necesario que la comunidad internacional, los gobiernos y el sector privado por igual «ayuden a quitar las barreras a la inclusión, para lograr que las remesas sean más ágiles, seguras y económicas».
El organismo sostiene que las remesas siguen siendo una herramienta esencial para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, facilitando el camino a sus receptores en el pago de necesidades básicas como la alimentación, el pago de la renta, así como gastos médicos y educativos.