Se desempeñaba como obrero informal en un sitio de construcción
La Justicia rusa ordenó prisión preventiva para Yakubdzhoní Yusufzodú, décimo sospechoso del atentado terrorista del pasado 22 de marzo en la sala de concierto Crocus City Hall, ubicada cerca de Moscú.
«Satisfacer la solicitud de la investigación, aplicar la medida cautelar en forma de detención preventiva hasta el 22 de mayo para Yusufzodú», dictaminó la jueza Natalia Dudar del Tribunal del distrito moscovita de Basmani.
El sospechoso es originario de Tayikistán, está casado y tiene tres hijos, de acuerdo con sus propias declaraciones ante la corte, que realizó con la ayuda de un intérprete.
Antes de su detención, Yusufzodú se desempeñaba como obrero informal en un sitio de construcción y también tuvo un permiso de residencia en Rusia, pero no recuerda el domicilio indicado en el documento.
Según el Comité de Investigación de Rusia, antes del ataque terrorista, el sospechoso le transfirió dinero a un cómplice a través de su tarjeta bancaria «para garantizar el alojamiento de los terroristas». Yusufzodú transfirió parte de los fondos a uno de los perpetradores del atentado después de que ese cometiera el crimen.
El hombre está acusado de haber cometido un acto terrorista que causó la muerte de varias personas, el crimen tipificado en el artículo 205 del Código Penal de Rusia, donde la pena máxima en ese artículo es cadena perpetua.
Además, según el índice de decisiones del Tribunal capitalino, Yusufzodú tiene un antecedente de infracción administrativapor desobediencia a la policía durante el examen de los documentos de identidad.
Hasta ahora han sido detenidos en Rusia 16 presuntos implicados, incluidos cuatro atacantes que abrieron fuego en el Crocus City Hall, a diez de ellos, incluido Yusufzodú, ya les fue dictada la medida cautelar en forma de prisión preventiva. Además, se detuvieron nueve personas en Tayikistán, sospechosas de tener vínculos con los autores del atentado.
Vladímir Putin, presidente de Rusia, reconoció que el ataque fue obra de islamistas radicales, pero supuso que podría ser un eslabón en una cadena de operaciones que se llevan a cabo contra Rusia desde 2014 «con las manos del régimen neonazi de Kiev».
Según el Servicio Federal de Seguridad, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, Ucrania negó de plano su implicación en el ataque.