El consultor político analiza el escenario que sirve y pondera los últimos intercambios de señales entre el oficialismo y la oposición
Los dimes diretes entre los actores del tablero político generan diferentes lecturas porque la arena está muy revuelta, y según John Magdaleno el Acuerdo de Barbados puede terminar siendo una herramienta eficaz en la campaña electoral.
Antes de su intervención en el evento Convivencia Democrática por Venezuela en homenaje a Pedro Nikken y organizado por la Cátedra Libre Democracia y Elecciones de la UCV en colaboración con IFIT, Magdaleno señaló que la oposición tiene que convencer a la sociedad que la redemocratización que plantea es para todo el mundo «y no solo para la oposición»
– ¿La imposición de un nuevo espacio de discusión es un hándicap para el Acuerdo de Barbados?
-Intentando entender lo que está de fondo en esa declaración podría decirse que el Gobierno está a las puertas de una elección presidencial y La negociación fuera del país podría entenderse como una distracción en el contexto de la campaña electoral, de forma tal que es ciertamente un incumplimiento de los términos básicos del acuerdo original, aquel que se firmó en México, pero el fondo del asunto es si se continúan las conversaciones o no y si restituyen las garantías o no. No es un asunto menor dónde se discute, pero el asunto de fondo es si se restituyen garantías o no.
– El Gobierno pareciera empujar a la oposición a ver si se levanta de la mesa.
– Esto es un pulso. Y hay intentos de cada una de las partes por presionar al otro. Eso es una negociación. No se puede ver la negociación con candidez, pensando que a la primera sentada, segunda o la tercera, ya hay unos acuerdos que se cumplen cabalmente y hay unos avances… ¡No, No! Una negociación, generalmente se produce en un contexto de presiones, involucra un forcejeo entre los actores. Buena parte de la negociaciones no avanza hasta que los actores desnudan sus agendas de intereses esenciales.
Magdaleno mueve la cabeza de un lado a otro antes de señalar: «Esto hay que verlo con perspectivas de mediano y largo plazo aunque no nos guste».
-¿El acuerdo de Barbados puede ser un arma electoral en este contexto?
– Podría ser utilizada. ¡Cuidado si puede tener eficacia en la campaña electoral! Un Gobierno que se acaba de comprometer a la restitución de garantías, que sabe que estaban establecidas en la constitución, pero que se violan definitivamente puede tener más costos.
Magdaleno se detiene y señala, no sin cierta sorna: “Este es un consejo gratuito para la dirección opositora. La oposición venezolana tiene que comunicar que la redemocratización que se plantea es para toda la sociedad y no solo para la oposición».
Al mirar hacia el Gobierno señala que el proceso electoral le implica riesgo de envergadura y «el más grande es perder el poder, pero también sabe que hay un conjunto de vulnerabilidades adicionales y tiene frente a sí un serie de dilemas estratégicos. Sabe que sus respaldos políticos y electorales están cayendo y las dos ultimas elecciones así lo hacen ver. El desempeño económico, financiero y social no es favorable para el Gobierno.
«Por su lado la oposición también tiene dilemas estratégicos y dado que el Gobierno sabe que la probabilidad de una derrota es elevada si se mantienen candidaturas competitivas del lado de la oposición, obviamente la tentación de violar garantías y de no cumplir con los términos del Acuerdo de Barbados es mayor. Esa es la dinámica que caracterizará todo el año», proyecta el politólogo.