Los docentes están «matando tigres» para sobrevivir, sostiene Keta Stephany, directiva de Fapuv. «El gasto fundamental para el sector universitario debe ir a la gente, porque en las universidades la materia prima es el conocimiento, no el concreto ni el asfalto», subraya José Gregorio Afonso, presidente de la Apucv
El salario de las profesoras y los profesores universitarios es tan bajo, que ni al triplicarlo mejoraría su situación. Este fue el razonamiento de Keta Stephany, directiva de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv) al presentar, hace una semana, una propuesta de aumento salarial para el gremio, y confirmar que este año ha sido terrible para el sector.
«Los profesores no se pueden dedicar a la creación de conocimiento, porque tienen pluriempleo, están en el ejercicio libre de la profesión, ‘matando tigres’ para sobrevivir», describe Stephany. «Nosotros no tenemos domingos ni sábados, trabajamos de lunes a lunes y todos los días del año. Se perdieron absolutamente todos los beneficios».
Esa tabla comienza con un ingreso de 308 dólares al mes para el profesor instructor que trabaje medio tiempo (el de menor escalafón), y termina con un sueldo de 1.184 para el profesor titular a dedicación exclusiva.
Para los dirigentes gremiales no tiene sentido que se duplique el ingreso actual, que varía entre cuatro y 15 dólares.
«Si no tengo nada y aumentas 10.000 de la nada, es nada», subrayó José Gregorio Afonso, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv). Cualquier ajuste, defendió, debe ser «bajo un esquema de indexación que se mueva en el tiempo, porque si no, se deprime».
Stephany explicó que, antes de la flexibilización de las sanciones, calculaban que el Estado podía llevar el salario mínimo a 130 dólares; ahora, con la flexibilización, el salario podría elevarse a 180 dólares. Ese es el punto de partida para las tablas salariales de los universitarios.
«Estamos proponiendo un camino de reconstrucción del salario, que implica un cambio de la política salarial. Tiene que cesar la bonificación; el gobierno viene modificando de manera lineal y uniforme a todos los trabajadores de la administración pública», lo que «destruye la estructura del ascenso y del mérito. Por eso decimos que el salario es un asunto académico», razona Afonso. En la UCV quedan 6.200 profesores, estima. A escala nacional son unos 40 mil. «El promedio de edad de nuestros profesores es 63 años, son potenciales asistentes de servicios de salud y el Sismeu, el seguro básico que el gobierno impuso, está destruido».
Le parece un sinsentido que el jefe del Estado haya anunciado la creación de dos universidades, y llama a la racionalización del gasto universitario: Debe dedicarse «a mejorar las que tiene» y cubrir la demanda «de los jóvenes universitarios de formarse, y las necesidades del país para ciencia y tecnología».
El profesor recuerda que una universidad no es solo infraestructura: «El gasto fundamental para el sector universitario debe ir a la gente, porque en las universidades la materia prima es el conocimiento, no el concreto ni el asfalto». Mantener a los seres humanos «significa salario que permita que no migren hacia otras latitudes o hacia otros oficios».
Un tercio de los profesores universitarios toma el camino del éxodo cada año, de acuerdo con Afonso. «Calculamos que un tercio de los profesores se van anualmente porque la situación no mejora y el salario tiende a cero. Se van profesores con escalafón, y la contratación es de profesores al inicio de la carrera, lo que produce una afectación».
La ministra de Educación Universitaria, expone, debe convocar a los gremios y a las autoridades «para nosotros concertar un camino. Lo hemos dicho en ene oportunidades y lo volvemos a decir en el marco de la conmemoración del Día del Profesor Universitario». Como ya han sostenido reuniones con funcionarios públicos que les dan la razón pero no pueden ofrecerles respuesta, los gremios quieren hablar directamente con quien puede decidir. «Eso no es una gracia; es su deber».
Los profesores universitarios forman a todos los profesionales, y ejercen lo que Afonso llama «la profesión de las profesiones». Este día esperan poder pasar de la conmemoración, a la celebración, y evitar la senda de un conflicto en 2024.