Casas de estudios como la Universidad católica Andrés Bello, Ucab, y la Universidad Metropolitana, Unimet, modificaron sus estructuras de costos para adaptarse a la velocidad de la inflación en Venezuela y mantener su operatividad, a la vez, diversificaron sus planes de ayuda para evitar la deserción de estudiantes
Estudiar en Venezuela es costoso, o al menos eso es lo que demuestra los actuales costos de las universidades privadas del país. Todo apunta a que el culpable es el proceso inflacionario que vive Venezuela, que según datos de la Asamblea Nacional, va por 1.304.494%
En un país, con un sueldo mínimo de apenas 40 mil bolívares, se vuelve cuesta arriba, por no decir imposible, costear universidades que sobrepasan el millón de bolívares por semestre -hasta sólo la inscripción de una materia-, por mencionar los costos hasta el mes de mayo de 2019, pero con la certeza de que esa cifra se elevará cada mes, mientras la economía siga igual.
Caso: Ucab
Si un bachiller quiere estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) debe inscribir seis materias. La unidad de crédito (UC) actual en dicha casa de estudios cuesta 200 mil bolívares.
La cantidad de UC por materia varía entre 3 y 5, por lo que en promedio el primer semestre de comunicación social en la Ucab sale en 6 millones de bolívares, sin incluir costos de inscripción que es de otras 3 UC.
En el caso de la Ucab, para la segunda parte de este semestre del período académico 2018-2019, hubo una reducción de 20% sobre el monto total a pagar para los alumnos de la sede Los Teques y Guayana, así como un descuento de 30% para las carreras de educación, filosofía y letras. Esto como iniciativo para evitar la deserción académica, aseguran sus autoridades.
El rector de esta casa de estudios, el sacerdote jesuita Francisco José Virtuoso, explica que el pago del semestre se hace trimestralmente, es decir, en dos partes y que, ante la realidad económica del país, han tenido que ampliar las fuentes de financiamiento para que los estudiantes cuenten con modalidades de pago de la matrícula de forma financiadas.
Otra medida es el programa de cooperación económica. En el que según cifras de la universidad, existen 3 mil estudiantes que gozan de esta cooperación económica, la cual les cubre entre el 60%, 80% y 100% de la matrícula.
Virtuso expresó que este plan de apoyo económico consiste en evaluar las situaciones de los estudiantes y, dependiendo de ese estudio, se les asigna el porcentaje de la beca. Esto también incluye otros requisitos básicos como mantener un récord impecable de materias aprobadas y mantener un buen promedio académico.
Agrega el rector que el programa de subsidio ocasiona que existan muchos costos que la universidad no puede asumir debido a que no cuenta con los ingresos suficientes por concepto del pago de la matrícula. Para atacar esa problemática, Virtuoso indicó que ha recurrido a apoyos económicos externos, uno de ellos, a través de los alumnos egresados.
Otra de las acciones que han tomado recientemente en la Ucab es el monitoreo permanente de qué está ocurriendo con sus estudiantes, sobretodo en materia económica porque de la matrícula dependen los pagos a los profesores y empleados de la universidad.
«En medio de esta crisis económica ni los estudiantes pueden pagar y los docentes y los empleados requieren incrementos permanentes de sus sueldos. De tal manera que es un verdadero rompecabeza poder equilibrar las dos demandas; entonces, permanentemente, tenemos que hacer un monitoreo de nuestras variables y a partir de eso tomamos las decisiones».
Los aumentos de la matrícula en la Ucab ahora son trimestralmente, pero eso sí, con previas reuniones entre los sindicatos y la representación estudiantil, además de asambleas entre todos los involucrados, más la aprobación del Consejo de Administración y el Consejo Universitario.
«Nosotros normalmente lo hacemos trimestralmente, vamos viendo las dificultades y sobre esa base se hace un calculo del incremento tratando de hacerlo lo más equilibradamente posible; precisamente atendiendo las dificultades de los estudiantes».
Para Virtuoso, tratar de que no se vaya nadie por razones económicas se ha convertido en un lema en la Ucab, a pesar de eso, admite que suele ocurrir que entre un semestre y otro un porcentaje deserta, pero hasta ahora la universidad no tiene cómo precisar las razones exactas de porqué se van.
Caso: Unimet
En el caso de ingresar a estudiar ingeniería civil en la Universidad Metropolitana, el estudiante en su primer trimestre debe cursar cinco materias, hasta el 31 de mayo, cada una costaba 267.111 bolívares, por lo que el trimestre se calcula en la cifra de 1.335.555 bolívares, esto sin incluir gastos de inscripción.
Otros costos para ingresar a la Unimet son la prueba diagnóstica con un valor, también hasta mayo, de 34 mil bolívares y el curso de preparación para estudios superiores en 68 mil bolívares.
Para el rector de la Unimet, el químico Benjamine Scharifker, es lamentable que la situación inflacionaria del país los tenga que llevar a hacer ajustes constantes en los costos de la universidad, con el fin de balancear el presupuesto universitario.
«Nosotros tenemos que balancear el presupuesto de costos y de gastos con el de ingresos, eso significa atender las fuentes de ingreso de la universidad y la fuente de ingreso principal sigue siendo la matrícula estudiantil. Eso implica que, mes a mes, tenemos que hacer ajustes para lograr el balance en el presupuesto y mantener la viabilidad del funcionamiento de la universidad», acotó.
Ante esta nueva dinámica económica, en la Unimet realizan encuentros frecuentes con la dirigencia estudiantil, de profesores y trabajadores, entre otros sectores de la universidad, para ir componiendo el presupuesto de ingresos y egresos.
«El egreso fundamental de la universidad son las compensaciones al personal que toman cuenta de aproximadamente el 85% de los ingresos de la universidad. Esto implica el pago de nómina que tiene varios componentes; salarial, previsión social y prestaciones sociales» agregó el rector.
Otra explicación de Scharifker, es que hasta hace cinco años realizaban un presupuesto anual en el que sólo estaba previsto un aumento en el año para el costo de la matrícula. Hace cuatro años pasaron a una dinámica trimestral y a partir de este año pasó a ser mensual.
«Para el momento actual, la formulación presupuestaria la hacemos mensual. Cada mes formulamos un presupuesto para el mes siguiente, llevándolo igualmente a todas las instancias de la universidad hasta contar con la aprobación del Consejo Superior. Por ejemplo, ahorita, en el mes de mayo, ya tenemos el presupuesto para el mes de junio discutido y aprobado, y así vamos trabajando, mes a mes, debido a la inflación en la que prácticamente los precios en general se van duplicando de forma mensual».
Asegura el rector que lo primordial es conciliar las necesidades del personal con las posibilidades de pago de los estudiantes, más las de los patrocinantes de becas, quienes les han procurado recursos que han incrementado la capacidad de asistir a muchos estudiantes desde lo económico.
Scharifker detalla que en la actualidad tienen aproximadamente 4.100 estudiantes de pregrado, de los cuales, 30% son estudiantes que reciben apoyo económico por unos 17 planes de ayuda que son financiados por empresas privadas del país. En postgrado cuentan con alrededor de 800 estudiantes, aproximadamente unos 5000 estudiantes.
Estos 17 programas se dividen en becas de excelencia artística, académica, deportiva, compromiso cívico y de emprendimiento. Otros programas son los de matricula de honor, matricula de desempeño, matricula diferencial, beca ayudantía y otras opciones de financiamiento. En el caso de estudiantes de postgrado otorgan porcentajes de descuentos en algunas especializaciones.
El objetivo de todos estos planes, según Clebys Parejo, directora de Apoyo Socioeconómico Estudiantil de la Unimet, es que «el estudiante no recurra a la idea de interrumpir sus estudios» y que el plan A continue siendo culminar su carrera exitosamente por lo que la universidad se ha encargado de diversificar y modificar sus programas, que tradicionalmente eran diseñados desde la perspectiva exclusiva del rendimiento académico, con programas nuevos enfocados dependiendo de las necesidades de los estudiantes.
Un ejemplo es el programa de beca ayudantía que consiste en incorporarlos a actividades que tengan que ver con su área de conocimiento y no limitarlos a actividades administrativas o de protocolo de la universidad.
Scharifker indicó que desde 2018 disminuyó 15% el numero de estudiantes en pregrado y que la razón principal fue la migración, mientras que en postgrado si es mayor con 30% de deserción.
«La razón fundamental de la disminución del número de estudiantes que abandona la universidad antes de recibir su título, según las investigaciones que hacemos en la universidad, es que casi 100% lo hace porque se traslada a una universidad en el exterior por razón de la migración de la familia. Pero en el caso de los estudiantes de postgrado, muchos sí abandonan los estudios o dejan de inscribirse por razones económicas».
Scharifker explica que es menor la cantidad de estudiantes de pregrado que abandona la universidad antes de culminar sus estudios porque la universidad desarrolló la política de indagar, mediante estudios adelantados por la dirección de Apoyo Socioeconómico Estudiantil, respecto a cada uno de los casos de alumnos que afrontan problemas para cancelar la matricula.