En relación al estilo de vida encontraron que de manera significativa la patología aparece en las mujeres que consumen más carne roja y alimentos fritos, de allí que las frutas deban estar en la dieta diaria de todas las mujeres
El Instituto de Ciencias Médicas (IMC), localizado en Panamá presentó los resultados de un estudio pionero que buscaba establecer la relación entre la genética y los estilos de vida no saludables como detonante para desarrollar cáncer de mama a nivel mundial.
En el estudio que junto a su equipo de trabajo dirigió el Dr. Iván Landires, investigador, director general del ICM y médico genetista del Hospital Regional Joaquín Pablo Franco Sayas de Las Tablas, participaron 116 mujeres.
El estudio titulado: «Genética y estilo de vida», comenzó en plena pandemia de COVID-19 y contó con el financiamiento de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) a través de una convocatoria por Misión en Salud, y tuvo una duración de tres años.
Detalles de la investigación
Landires señaló que la investigación se enfocó en estudiar la genética de predisposición al cáncer de seno y su asociación con el estilo de vida en mujeres adultas quienes padecen esta enfermedad.
Agregó que enfermedades complejas como el cáncer están relacionadas a causas determinantes como las genéticas, ambientales y de estilo de vida.
«Un no despreciable 10% de los cánceres de seno son hereditarios lo que quiere decir que las mujeres afectadas heredaron variantes genéticas de sus padres en diversos genes, entre ellos BRCA1 y BRCA2, que las predisponen a padecer el cáncer de seno. En el resto de las mujeres afectadas por cáncer de seno existe una predisposición compleja que interrelaciona las causas ambientales con las genéticas y de estilo de vida», informó Landires.
Metodología del estudio
El estudio explicó que consistió en estudiar la genética y estilo de vida de predisposición al cáncer de seno de mujeres adultas de Azuero, que es una región con alta frecuencia de esta enfermedad, y comparar con la misma metodología con un grupo similar de mujeres de todo el país.
Con este propósito el investigador reclutó 56 pacientes en su consulta clínica de genética del cáncer en el Hospital Joaquín Pablo Franco Sayas de Panamá, mientras junto a su equipo de investigadores lograron incorporar a otras 60 pacientes del Instituto Oncológico Nacional (ION) para un total de 116 pacientes panameñas que “voluntaria y generosamente participaron en el estudio”.
Hallazgos
En relación al estilo de vida encontraron que de manera significativa la patología aparece en las mujeres que consumen más carne roja y alimentos fritos, de allí que las frutas deban estar en la dieta diaria de todas las mujeres.
Otro factor importante a tomar en cuenta es la obesidad o sobrepeso, las mujeres que hacían poco ejercicio y tenían una vida sedentaria, fueron más propensas a ser víctimas de este flagelo.
La obesidad, el sobrepeso y la vida sedentaria son factores de predisposición al cáncer de seno en mujeres en el mundo, determinó la investigación liderada por el Dr.Landires.
También expresó que en relación a la investigación en genética, el análisis genético se efectuó con la última tecnología de secuenciación masiva y exoma completo del ácido desoxirribonucleico (ADN) en el laboratorio del Instituto de Ciencias Médicas en Las Tablas (https://www.institutodecienciasmedicas.org/exoma-global-completo/ ), sin ningún costo para las pacientes ya que se trataba de un estudio financiado por Senacyt.
Encontraron que de las 116 pacientes, 12 de ellas (10%) presentaban variantes genéticas (mutaciones) en genes heredados de sus padres.
Además, el 25% de esas mutaciones correspondían a genes BRCA1 y BRCA2, es decir, genes que inhiben los tumores malignos, pero cuando mutan aumentan el riesgo de desarrollar cáncer.
El BRCA 2 encontró que se trata de una mutación fundadora y prevalente de la región, mientras el BRCA1 lo hallaron en pacientes en todo el mundo.
Otra mutación encontrada exclusivamente en pacientes con cáncer de mama es el gen CHEK2 mientras que mutaciones en otros genes se han encontrado en las pacientes a nivel mundial.
Landires detalló que los estudios de estilo de vida del cáncer de seno son importantes porque permiten a los profesionales de salud aconsejar a los pacientes sobre la importancia de corregir los estilos de vida que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad como son la obesidad, la falta de ejercicio físico adecuado, el consumo aumentado de frituras y de carnes rojas y la baja ingesta de frutas y vegetales.
«Es también muy importante que muchas de estas mutaciones no sólo sirven para el seguimiento de las pacientes y de sus familias para la consejería genética, sino que también varias de estas variantes y mutaciones en los genes de predisposición a cáncer de seno tienen una implicación importante para el tratamiento y nuevas terapias como algunas presentes en los genes BRCA1 y BRCA2”, expresó el investigador.
Cumpliendo con los objetivos de los estudios de Misión en Salud financiados por Senacyt, como es el caso, entregaron los resultados de este estudio a las pacientes. Es una forma de abrir nuevas puertas para tratar a los pacientes con cáncer de seno.
Finalmente, el médico y su equipo de investigadores agradecieron a las pacientes su generosa participación en este estudio y a Senacyt por el financiamiento que hizo posible desarrollarlo con éxito y como aporte fundamental a la salud pública.