Recientemente, otros cinco niños fallecieron por ataques de las fuerzas leales a Al Asad contra áreas residenciales de la localidad de Al Qarqour, en la vecina provincia de Hama, tal y como denunciaron los Cascos Blancos
Este martes 24 de octubre, al menos cinco civiles murieron, varios de ellos niños, luego de un bombardeo perpetrado por la aviación rusa contra un campamento de desplazados en la provincia de Idlib, noroeste de Siria, según informó el grupo de rescatistas Cascos Blancos.
Rusia bombardeó el campo para personas desplazadas ubicado a las afueras de la aldea de Al Hamamah, debido, según fuentes oficiales, a que en la zona opera la oposición del gobierno de Bachar al Asad.
El Pentágono también confirmó que las fuerzas estadounidenses y de la coalición han sido objeto de diez ataques en sus bases de Irak y tres en Siria por parte de grupos respaldados por Irán en la última semana, desde el pasado 17 de octubre.
Los Cascos Blancos señalaron que hasta el momento, se han contabilizado cinco fallecimientos a causa del ataque aéreo, incluidos dos menores, y advirtieron de que se trata de un balance «preliminar», por lo que la cifra podría aumentar en las próximas horas.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a seis el número de muertos y agregó que otras ocho personas resultaron heridas.
Según un comunicado de la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, cazas rusos perpetraron en total dos bombardeos contra el campamento y un tercero contra la aldea de Ain Shayb, también en la demarcación administrativa de Idlib.
Recientemente, otros cinco niños fallecieron por ataques de las fuerzas leales a Al Asad contra áreas residenciales de la localidad de Al Qarqour, en la vecina provincia de Hama, tal y como denunciaron los Cascos Blancos.
Cabe destacar que Siria ha estado sumergida en una feroz guerra civil desde principios de 2011 cuando el régimen de Bashar al Assad tomó medidas enérgicas contra las protestas en favor de la democracia en el país.
Según información de la ONU, desde entonces, cientos de miles de personas han sido asesinadas y más de diez millones han sido desplazadas.
Durante varios años, Turquía ha buscado crear mecanismos de seguridad para proteger a los sirios a lo largo de su frontera sur, tanto de los ataques de grupos que buscan formar un «corredor terrorista» en el norte de Siria, como de los ataques del régimen de Bashar al Assad, las fuerzas rusas y las milicias respaldadas por Irán.
En septiembre de 2018, Turquía y Rusia acordaron convertir la provincia de Idlib en una zona de desescalamiento para evitar una ofensiva del régimen de Al Assad, pero las fuerzas del régimen sirio han continuado con sus ataques, lo que ha resultado en múltiples bajas civiles y militares.
EFE