El doctor Espinós confía en que un gran porcentaje de las pacientes logren “supervivencias largas y prolongadas y muchas se curen”, ya que se trata de efectos en la salud a largo plazo
En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, el 19 de octubre, ahondamos en la protonterapia en cáncer de mama con los especialistas del Cancer Center de la Universidad de Navarra en Madrid, que desde abril de 2020 dispone de esta Unidad de Protonterapia en la que se han tratado más de 700 pacientes con diferentes cánceres.
La mayor precisión y menor toxicidad hacen que la terapia de protones esté especialmente indicada para niños y adultos de edad avanzada con tumores que afectan a zonas especialmente sensibles a la irradiación, como el cerebro, la médula espinal o los ojos, las mucosas y las células germinales, entre otras.
La sanidad pública está en proceso de implantar diez equipos de protonterapia, financiados por la Fundación Amancio Ortega Gaona, en siete comunidades autónomas: País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía, Valencia, Canarias y Madrid.
Protones contra los tumores
La protonterapia en cáncer de mama está dando sus primeros pasos y supone, de momento, alrededor del 15 % de todos los pacientes que se tratan, en general, en las unidades de protonterapia en otros países.
Las expectativas son halagüeñas, como demuestra la evidencia científica, ante esta terapia con protones que permite aplicar un tratamiento “muy selectivo, evitando la radiación innecesaria en tejido sano” respecto a la radioterapia convencional, con fotones.
Así lo explica a EFEsalud el doctor Mauricio Cambeiro, especialista en oncología radioterápica en el Cancer Center de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.
“La mama -señala- es un órgano que está en una región que tiene proximidad a estructuras funcionalmente importantes, como el corazón y los pulmones, y todo lo que sea proteger el tejido sano, todo lo que sea evitar radiación innecesaria eso es lo que representan los protones”.
El doctor Espinós confía en que un gran porcentaje de las pacientes logren “supervivencias largas y prolongadas y muchas se curen”, ya que se trata de efectos en la salud a largo plazo, sobre todo al disminuir la toxicidad crónica en estructuras funcionales como el corazón o los pulmones.
“Y ese beneficio -añade- puede verse en todos los subtipos de cáncer de mama, todavía no sabemos si unos más que otros”.
En opinión del oncólogo radioterápico Mauricio Cambeiro, los cánceres de mama más agresivos pueden tener mayor probabilidad de afectación ganglionar y, por tanto, requerir tratamientos de radiación en volumen más allá de la mama, por lo que la protonterapia podría ser recomendable en estos escenarios de alto riesgo.
Pero los efectos de esa radiación sobre el tejido es similar tanto con radioterapia convencional, como con protonterapia y puede ocasionar lesiones inflamatorias y fibrosis.
Combinar con diferentes tratamientos
La protonterapia se puede combinar con los diferentes tratamientos contra el cáncer de mama, como cirugía, quimioterapia, terapias dirigidas y también con la radioterapia convencional.
“Todo suma en lo bueno, pero también podemos sumar en la complicación y en la toxicidad y por eso, la protonterapia, es una forma de tratamiento más limpia porque evitamos una forma de complicación en lo sano”, apunta el doctor Mauricio Cambeiro.
Todavía en fase de desarrollo está la combinación de protonterapia con fármacos de inmunoterapia que, en el caso del cáncer de mama, están indicados de momento para el subtipo triple negativo.
“La radioterapia convencional, con fotones, en cáncer de mama se puede combinar con inmunoterapia, pero no simultanear. Es decir, se puede dar inmunoterapia antes de radioterapia o dar la radioterapia y después inmunoterapia”, explica el oncólogo médico Jaime Espinós.
Y esto se debe a que, con los fotones, puede haber una mayor toxicidad en el pulmón que la inmunoterapia podría potenciar, apunta.
“Pero, teóricamente, los protones al limitar la irradiación del pulmón sano, podrían permitir no tener que suspender la inmunoterapia durante el tratamiento de irradiación. Pero es un dato que todavía tiene que estudiarse”, señala.
EFE