Al gobierno «no podemos ‘ponérsela papita’ y decir que vamos a una huelga de hambre hasta morir. No», consideró el presidente de Sinatra-UCV
La semana pasada un grupo de dirigentes sindicales y gremiales hizo un ayuno de 12 horas en la Universidad Central de Venezuela (UCV) para denunciar los bajos salarios. Esta semana son los jubilados de Pdvsa quienes iniciaron una huelga de hambre indefinida, también en la UCV. Eduardo Sánchez, presidente del Sindicato de Trabajadores de la UCV (Sinatra-UCV), sostuvo que al gobierno «poco le importa si los trabajadores se mueren de hambre o no; este gobierno más bien tiene un intento homicida cuando condena a los pobres jubilados a condiciones económicas y salariales» deprimentes.
Al gobierno «no podemos ‘ponérsela papita’ y decir que vamos a una huelga de hambre hasta morir. No», consideró Sánchez en conversación con contrapunto.com en ese contexto.
-¿Cómo han sido los más de 550 días sin aumento salarial?
-Muy duros, por cuanto la gente ha tenido que meterse a trabajar en lo que sea. Tenemos trabajadoras que se han unificado para limpiar casas en grupo como si fueran una cooperativa. TRabajadores que se han convertido en mototaxistas. Gente que se ha dedicado a cualquier tipo de trabajo. Es lamentable ver un país próspero con una clase trabajadora que nunca ha pasado por esto. Ahora es que la gente entiende el concepto de la OIT del trabajo decente. ¿Qué queremos los trabajadores? El derecho a decidir qué va a comer nuestra familia.
-¿Aumento de las bonificaciones?
-No, porque las bonificaciones lo único que hacen es maquillar. Hay una propuesta del ejecutivo nacional de aumento, es un aumento porque la economía se les ha revertido.
Sánchez reitera que están pidiendo la libertad de los trabajadores presos, que «están pagando el derecho que tenemos a una vida con dignidad».
-¿Qué puede hacer la izquierda internacional?
-La izquierda internacional debe salir del diletantismo de hablar de una solidaridad mal entendida con un gobierno que no practica nada de lo que dice, y empezar a relacionarse y a mirar aguas adentro cuál es la situación de los trabajadores. Si la izquierda viniera a Venezuela, y revisara la situación de la clase trabajadora, tendría un planteamiento diferente. Hoy le venden un discurso que no es. Esto no tiene que ver nada con el socialismo, con una política de cambio. Este es un paquetazo típico de los recalcitrantes y atrasados capitalistas del mundo.
Tampoco tiene sentido, alega Sánchez, que los militantes y dirigentes de izquierda se acerquen a Venezuela sin salir del hotel. «Hoy los sindicatos llamamos a la izquierda mundial para que meta sus ojos en Venezuela y vea la situación de los trabajadores; que vea por qué hay trabajadores presos o condenados», invitó.