No toda la actividad física es buena para todo el mundo por igual, subraya el especialista
Si las rodillas hablaran seguramente lo harían en voz alta. Altísima. Porque vaya si son articulaciones importantes, y al mismo tiempo, sufridas. Después de la COVID-19 hay un lógico afán por mover el cuerpo, pero las lesiones siempre están al acecho, y las rodillas son las víctimas principales.
Ahora «tenemos mayor cantidad de pacientes que vienen a la consulta porque están haciendo una actividad deportiva después de la pandemia, y quieren hacer muchas cosas al mismo tiempo», explica el traumatólogo Christian Méndez. Es decir, de forma inadecuada: «Comienzan a practicar deportes por moda, la fiebre de un deporte en específico sin tomar las previsiones del caso y sin realizar una evaluación para saber si está adaptado su cuerpo, o no».
En otras palabras, «no todos los ejercicios son buenos para todos por igual» y por eso es importante «ver hasta dónde llegar» y conocer qué se puede hacer y qué no en caso de enfermedades de base como hipertensión, obesidad o diabetes. También hay que tomar en cuenta cuál es la actividad que a la persona más le gusta, y con base en ello, determinar «qué hay que fortalecer para prevenir las lesiones, porque dependiendo de eso se podrá hacer actividad física para que te sientas bien y que eso genere calidad de vida». Cualquier desarrollo, en todo caso, debería ser de manera armónica.
A Méndez lo alarma que las personas comiencen a realizar actividad física sin una guía y sin un objetivo, porque eso «no tiene sentido». También le inquieta que a niños y adolescentes se los obligue a participar en múltiples disciplinas.
«Nos preocupan las personas que siempre están automedicándose, no solamente con las pastillas, sino con el ejercicio porque ‘a mí me fue buenísimo3 o porque hay un tutorial de Youtube», remarca. Igualmente, la automedicación de exámenes, el consejo «hazte una placa» sin saber. «Tenemos que ir al médico, consultar al especialista para que dirija el proceso e indique si se necesita rayos X y resonancia, o ecosonograma».
Las afecciones que está observando con más frecuencia, tanto en deportistas permanentes como ocasionales, son los esguinces, desgarros musculares por preparación no adecuada (sin calentamiento previo ni estiramiento posterior) y problemas con la columna vertebral.
«Las lesiones en la rodilla son un clásico. Creo que es la articulación que más síntomas puede tener, y por los cuales acude al traumatólogo», detalla. La más temida es la del ligamento cruzado anterior, que implica una recuperación larga. «La rodilla es una articulación que hace flexión y extensión, y algunos grados de rotación. La lesión del ligamento se produce por rotaciones excesivas o por un golpe directo a la rodilla».
Dolor, inflamación y limitación para apoyar la rodilla son las tres señales clásicas, además del diagnóstico del especialista con base en algunas maniobras, resonancia magnética y radiografía. ¿La solución? «Quirúrgica en casi 90% de los casos», aclara. «No existen fórmulas mágicas. El proceso de recuperación y de cicatrización es el que es».