Los hechos comenzaron en Estocolmo, Suecia y se replicaron en varios países del mundo, generando rechazo de Irak y el organismo mundial
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (UNHRC, por sus siglas en inglés) aprobó una resolución que rechaza las quemas del Corán y otros libros sagrados e insta a los Estados a examinar sus leyes a fin de evitar de esas acciones, que promueven la discriminación y violencia.
«El Consejo condena y rechaza decididamente los recientes actos públicos premeditados de profanación del Sagrado Corán y subraya la necesidad de exigir la responsabilidad a los culpables de esas manifestaciones del odio religioso conforme a los compromisos de los Estados derivados de los derechos humanos internacionales», reza el documento.
Durante una sesión extraordinaria del UNHRC, 28 países votaron a favor de la resolución, 12 se opusieron y 7 se abstuvieron. Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Finlandia, Lituania y República Checa, entre otros, rechazaron la resolución. Rusia la apoyó, pero no votó, al no ser miembro del Consejo.
“El Consejo insta con insistencia al alto comisionado de la ONU para los derechos humanos a condenar los llamamientos al odio religioso, incluidos los actos de profanación de libros sagrados”, precisó el texto.
Argelia, Afganistán, Egipto, Indonesia, Líbano, Siria, Turquía, Uzbekistán y los secretarios generales de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, y del Consejo de Cooperación para los Estados árabes del Golfo, Jassim al Budaive, condenaron lo sucedido. Los cancilleres de Jordania y de los Emiratos Árabes Unidos citaron a los embajadores de Suecia para entregar notas de protesta.
La reunión llegó en medio de un debate sobre el aumento “alarmante” de actos públicos “premeditados de odio religioso” en ciertos países de Europa y otros.
El pasado 28 de junio, autoridades suecas dieron permiso para la quema de una copia del Corán durante una manifestación frente a la principal mezquita de Estocolmo en el marco del inicio del Eid al Adha, la Fiesta del Cordero, uno de los días más importantes del calendario religioso musulmán.
La profanación en Estocolmo generó una secuencia de estos actos en diferentes partes del mundo. Tras lo ocurrido, Irak exigió a Suecia extraditar al inmigrante que realizó ese acto para llevarlo a juicio, y un grupo de iraquíes se reunieron para protestar cerca de la embajada sueca en Bagdad.